/ miércoles 9 de septiembre de 2020

Políticos partidos en partidos políticos

El liderazgo es una oportunidad de servir; no de lucirse

J. Donald Walters

Todos sabemos que cuando se trata de preferencias políticas, por más demostraciones materiales que haya sobre resultados, no va a haber posturas de acuerdo si los protagonistas en una discusión política son personas adversarias, más bien se contraponen dudas y más dudas.

Incluso, si desde la posición de científicos de ciencia política, filosofía política, economía, sociología, antropología, derecho, etc., yerran con sus análisis racionales, con mayor razón cuando hay discusiones donde lo que reina es la subjetividad.

O sea, lo que cada quien piensa y ve desde su realidad lo presenta como un hecho inequívoco cuando no necesariamente es la realidad de otros, pero tales posturas se dan como axiomas universales porque así lo creen.

Este es uno de los factores recurrentes en la discusión política. Que lo que uno ve y oye es su verdad, misma que comparte con quienes tienen similar apreciación, en tanto ello, como es apreciación entonces es subjetiva.

¿Cómo puede haber objetividad si desde el ángulo que se percibe es de por sí limitado aun la existencia de un hecho?

En consecuencia, lo que digo es que si partimos de hechos reales como es la inseguridad y la pobreza, se crean subjetividades porque es desde el sujeto (el ser humano) de donde inicia el planteamiento que secunda el hecho.

Esto genera la duda acerca de quién es el responsable del hecho. Y es cuando se dan las discusiones de quién dice o tiene la verdad.

Decía René Descartes que la opinión y experiencia común de la humanidad no son confiables para buscar la verdad. Por eso la máxima de “Pienso luego existo”.

Insisto en que el asunto está en que cada uno cree en su realidad que la hace su verdad. Es así que, cuando dos o más piensan de manera similar, la intención parte de percepciones racionales que los llevan a coincidir en su temporalidad con otros que los hace estar del mismo lado.

Pero esto no es permanente, porque llegado el momento resurgen diferencias que pude ser desde percibir las cosas de manera diferente hasta la práctica de métodos y procedimientos antagónicos, y otra vez se busca otra opinión que refuerce lo que aquella persona tiene como su realidad.

Es así como surgen los partidos políticos. Una persona arrastra a otras a que se hagan eco de su verdad (interés) impulsando su subjetividad desde la objetividad. Es decir, envolviendo a otros en el discurso empático para hacer la pila de gente caminando en la misma dirección. Es esta la génesis de los partidos.

Usted puede descubrir la honestidad de los “líderes” políticos cuando los ve en un partido luego en otro. Y, de pronto, esos políticos enteros, hechos de una sola pieza, se les ve partidos. Saltan a otra agrupación o fundan la suya propia; donde todo es a su imagen y semejanza.

Cuando se les pregunta el porqué están ahí, o el porqué lo fundaron, es recurrente escuchar cosas como: “La sociedad está harta de engaño, no es tomada en cuenta, está humillada...” O, “Me salí porque ya no podía seguir ahí con posturas de dirigentes oportunistas…” O, al revés: “He entrado a este partido porque coincide con mi forma de pensar y tienen idénticos principios…”

Son como chistes intelectuales que se hacen populares. Así se les escucha una y otra vez justificaciones y excusas para fundar, salir o entrar en uno y otro partido.

Sólo revise la historia de la fundación de los partidos y las elocuencias en la conformación de éstos, o vea las entrevistas que les hacen cuando conforman el partido EQUIS. Los discursos de arranque si no son homófonos son muy parecidos. ¿Le suena?

El liderazgo es una oportunidad de servir; no de lucirse

J. Donald Walters

Todos sabemos que cuando se trata de preferencias políticas, por más demostraciones materiales que haya sobre resultados, no va a haber posturas de acuerdo si los protagonistas en una discusión política son personas adversarias, más bien se contraponen dudas y más dudas.

Incluso, si desde la posición de científicos de ciencia política, filosofía política, economía, sociología, antropología, derecho, etc., yerran con sus análisis racionales, con mayor razón cuando hay discusiones donde lo que reina es la subjetividad.

O sea, lo que cada quien piensa y ve desde su realidad lo presenta como un hecho inequívoco cuando no necesariamente es la realidad de otros, pero tales posturas se dan como axiomas universales porque así lo creen.

Este es uno de los factores recurrentes en la discusión política. Que lo que uno ve y oye es su verdad, misma que comparte con quienes tienen similar apreciación, en tanto ello, como es apreciación entonces es subjetiva.

¿Cómo puede haber objetividad si desde el ángulo que se percibe es de por sí limitado aun la existencia de un hecho?

En consecuencia, lo que digo es que si partimos de hechos reales como es la inseguridad y la pobreza, se crean subjetividades porque es desde el sujeto (el ser humano) de donde inicia el planteamiento que secunda el hecho.

Esto genera la duda acerca de quién es el responsable del hecho. Y es cuando se dan las discusiones de quién dice o tiene la verdad.

Decía René Descartes que la opinión y experiencia común de la humanidad no son confiables para buscar la verdad. Por eso la máxima de “Pienso luego existo”.

Insisto en que el asunto está en que cada uno cree en su realidad que la hace su verdad. Es así que, cuando dos o más piensan de manera similar, la intención parte de percepciones racionales que los llevan a coincidir en su temporalidad con otros que los hace estar del mismo lado.

Pero esto no es permanente, porque llegado el momento resurgen diferencias que pude ser desde percibir las cosas de manera diferente hasta la práctica de métodos y procedimientos antagónicos, y otra vez se busca otra opinión que refuerce lo que aquella persona tiene como su realidad.

Es así como surgen los partidos políticos. Una persona arrastra a otras a que se hagan eco de su verdad (interés) impulsando su subjetividad desde la objetividad. Es decir, envolviendo a otros en el discurso empático para hacer la pila de gente caminando en la misma dirección. Es esta la génesis de los partidos.

Usted puede descubrir la honestidad de los “líderes” políticos cuando los ve en un partido luego en otro. Y, de pronto, esos políticos enteros, hechos de una sola pieza, se les ve partidos. Saltan a otra agrupación o fundan la suya propia; donde todo es a su imagen y semejanza.

Cuando se les pregunta el porqué están ahí, o el porqué lo fundaron, es recurrente escuchar cosas como: “La sociedad está harta de engaño, no es tomada en cuenta, está humillada...” O, “Me salí porque ya no podía seguir ahí con posturas de dirigentes oportunistas…” O, al revés: “He entrado a este partido porque coincide con mi forma de pensar y tienen idénticos principios…”

Son como chistes intelectuales que se hacen populares. Así se les escucha una y otra vez justificaciones y excusas para fundar, salir o entrar en uno y otro partido.

Sólo revise la historia de la fundación de los partidos y las elocuencias en la conformación de éstos, o vea las entrevistas que les hacen cuando conforman el partido EQUIS. Los discursos de arranque si no son homófonos son muy parecidos. ¿Le suena?