/ sábado 21 de noviembre de 2020

¿Por qué ha sido tan popular el mito de la Revolución Mexicana?

Aunque para buena parte de los mexicanos los temas históricos están alejados de sus vidas, resulta sumamente importante, especialmente en estos tiempos de discordia y radicalismos, estudiar y reflexionar la influencia de los hechos pasados y su interpretación, para así tener un criterio más certero acerca de lo que vivimos actualmente.

Ya en anteriores entregas he manifestado por qué considero que la lucha armada en cuestión no fue algo positivo para el país, pero simplemente recordaré brevemente los principales puntos: murió aproximadamente el 10% de la población de ese entonces (un millón de personas), se destruyó la infraestructura productiva y agropecuaria del país, resurgió una deuda externa que aún existe y, lo peor de todo, los grandes problemas de injusticia, diferencias sociales y abusos continuaron, simplemente los oligarcas cambiaron de nombre.

También recordemos que lo que dio origen al levantamiento fue la intervención de Estados Unidos, al ver que nuestro país despuntaba como una potencia que le ponía en riesgo su hegemonía.

Lo que sí quiero reconocer es a las personas que lucharon creyendo sinceramente en una causa y ofrendaron su vida, además de los varones que fueron reclutados forzosamente y las mujeres que fueron convertidas prácticamente en esclavas, siendo abusadas en distintas formas, incluida la sexual.

Ahora bien, recordemos que la fuerza política dominante surgida, después de que ascendieran y cayeron diversos líderes, fue Partido Nacional Revolucionario, el cual cambió de nombre hasta convertirse en el actual PRI, ese instituto que dominó la vida pública por 7 décadas, con aspectos a veces muy positivos y otras tantas funestos, pero que jamás ha dejado de tener el mayor número de gobernaturas.

El Revolucionario Institucional tuvo un gran éxito, no por haber surgido de la lucha iniciada en 1910, sino porque reflejo la idiosincrasia de la mayoría de los mexicanos, ya que esa esencia corrupta, pero que de repente daba beneficios y “dejaba trabajar”, se acopló muy bien a nuestro país, esto lo explica muy bien Octavio Paz en “El ogro filantrópico”.

Fue entonces necesario crear todo un relato en donde se mostrara a la guerra fratricida como algo positivo, para lo cual echaron mano de intelectuales, académicos, artistas y todo el aparato estatal que logró crear un mito muy creíble.

Empecemos con la redacción de la historia oficial, la cual fue aceptada debido a que mostraba esa lucha entre el pobre mártir y bondadoso vs el rico opresor, así como lo hemos visto en las telenovelas y la propaganda política durante décadas. Explotar la supuesta reivindicación de los grupos marginados fue y es un recurso para llamar la atención, para muestra vemos a Yalitza.

La mejor época de nuestro cine, con una constelación de grandes estrellas, estuvo al servicio de la construcción del relato revolucionario: el “Indio” Fernández, Dolores del Rio, María Félix, Pedro Armendáriz, entre otros fueron los protagonistas de grandes cintas que aun son transmitidas constantemente en la televisión abierta y de paga.

Los grandes murales y monumentos también son muestra de la devoción que se ha prestado al conflicto iniciado por los hermanos Serdán.

También tenemos una idealización sobre personajes como Madero, Carranza, Zapata y Obregón, entre otros, sin embargo, hay que analizar que se pelearon entre ellos, es más, parece que en nuestro país le hacemos un monumento al muerto y a quien lo mató, como es el caso del Atila del Sur y el primer jefe del Ejército Constitucionalista.

Como vemos, la victimización y el romanticismo con el que se ven a diversos personajes fue ad hoc para buena parte de los mexicanos, quienes anhelan una reivindicación de las clases más desprotegidas a partir de un caudillo o un mesías.

Debido a esto, la lucha iniciada por el Plan de San Luis cobró gran popularidad, sin embargo, creo que si queremos empezar a solucionar las cosas, debemos reflexionar y desterrar estos mitos que el día de hoy han probado su más rotundo fracaso, esto también lo explica muy bien Carlos Fuentes en “La región más transparente”, un texto valiente para el año de su publicación y en el cual se explica por qué la Revolución nunca cumplió sus objetivos. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi |1nombre y en twitter: @vicente_aven.

Aunque para buena parte de los mexicanos los temas históricos están alejados de sus vidas, resulta sumamente importante, especialmente en estos tiempos de discordia y radicalismos, estudiar y reflexionar la influencia de los hechos pasados y su interpretación, para así tener un criterio más certero acerca de lo que vivimos actualmente.

Ya en anteriores entregas he manifestado por qué considero que la lucha armada en cuestión no fue algo positivo para el país, pero simplemente recordaré brevemente los principales puntos: murió aproximadamente el 10% de la población de ese entonces (un millón de personas), se destruyó la infraestructura productiva y agropecuaria del país, resurgió una deuda externa que aún existe y, lo peor de todo, los grandes problemas de injusticia, diferencias sociales y abusos continuaron, simplemente los oligarcas cambiaron de nombre.

También recordemos que lo que dio origen al levantamiento fue la intervención de Estados Unidos, al ver que nuestro país despuntaba como una potencia que le ponía en riesgo su hegemonía.

Lo que sí quiero reconocer es a las personas que lucharon creyendo sinceramente en una causa y ofrendaron su vida, además de los varones que fueron reclutados forzosamente y las mujeres que fueron convertidas prácticamente en esclavas, siendo abusadas en distintas formas, incluida la sexual.

Ahora bien, recordemos que la fuerza política dominante surgida, después de que ascendieran y cayeron diversos líderes, fue Partido Nacional Revolucionario, el cual cambió de nombre hasta convertirse en el actual PRI, ese instituto que dominó la vida pública por 7 décadas, con aspectos a veces muy positivos y otras tantas funestos, pero que jamás ha dejado de tener el mayor número de gobernaturas.

El Revolucionario Institucional tuvo un gran éxito, no por haber surgido de la lucha iniciada en 1910, sino porque reflejo la idiosincrasia de la mayoría de los mexicanos, ya que esa esencia corrupta, pero que de repente daba beneficios y “dejaba trabajar”, se acopló muy bien a nuestro país, esto lo explica muy bien Octavio Paz en “El ogro filantrópico”.

Fue entonces necesario crear todo un relato en donde se mostrara a la guerra fratricida como algo positivo, para lo cual echaron mano de intelectuales, académicos, artistas y todo el aparato estatal que logró crear un mito muy creíble.

Empecemos con la redacción de la historia oficial, la cual fue aceptada debido a que mostraba esa lucha entre el pobre mártir y bondadoso vs el rico opresor, así como lo hemos visto en las telenovelas y la propaganda política durante décadas. Explotar la supuesta reivindicación de los grupos marginados fue y es un recurso para llamar la atención, para muestra vemos a Yalitza.

La mejor época de nuestro cine, con una constelación de grandes estrellas, estuvo al servicio de la construcción del relato revolucionario: el “Indio” Fernández, Dolores del Rio, María Félix, Pedro Armendáriz, entre otros fueron los protagonistas de grandes cintas que aun son transmitidas constantemente en la televisión abierta y de paga.

Los grandes murales y monumentos también son muestra de la devoción que se ha prestado al conflicto iniciado por los hermanos Serdán.

También tenemos una idealización sobre personajes como Madero, Carranza, Zapata y Obregón, entre otros, sin embargo, hay que analizar que se pelearon entre ellos, es más, parece que en nuestro país le hacemos un monumento al muerto y a quien lo mató, como es el caso del Atila del Sur y el primer jefe del Ejército Constitucionalista.

Como vemos, la victimización y el romanticismo con el que se ven a diversos personajes fue ad hoc para buena parte de los mexicanos, quienes anhelan una reivindicación de las clases más desprotegidas a partir de un caudillo o un mesías.

Debido a esto, la lucha iniciada por el Plan de San Luis cobró gran popularidad, sin embargo, creo que si queremos empezar a solucionar las cosas, debemos reflexionar y desterrar estos mitos que el día de hoy han probado su más rotundo fracaso, esto también lo explica muy bien Carlos Fuentes en “La región más transparente”, un texto valiente para el año de su publicación y en el cual se explica por qué la Revolución nunca cumplió sus objetivos. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi |1nombre y en twitter: @vicente_aven.