/ lunes 12 de octubre de 2020

¿Por qué se negó Barbosa a ir al informe de Claudia Rivera?

Bastó menos de una semana para confirmar que no hay manera de que mejore la relación del gobernador Miguel Barbosa Huerta con la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco.

La negativa pública del mandatario para asistir este lunes al segundo informe de actividades de la edil remarca las diferencias existentes entre ambos personajes a la hora de mirar las formas de hacer política.

Porque justo por eso, por las formas, fue que Barbosa rechazó acudir al acto protocolario, que contará con la presencia de solo 70 invitados especiales, que dará inicio en punto de las 10 de la mañana en el patio del palacio municipal.

No fue porque la invitación le llegara de última hora o porque se le hubiese enviado a través de whatsapp, como se ha especulado, que el gobernador se negara a acompañar a Rivera Vivanco en su informe, sino por esa extraña decisión de la presidenta municipal de colocar, en el turno de los oradores, al inquilino de Casa Aguayo en penúltimo lugar, antes que ella.

Ahí radica el hecho que motivó a Barbosa Huerta a decirle “no” a la presidenta municipal.

Rivera Vivanco optó por romper esa forma política que obliga a ceder el micrófono al asistente de mayor rango oficial presente en el evento, aunque no sea el anfitrión y asista solo en calidad de invitado.

Barbosa podría no tomar el micrófono para emitir un mensaje.

No obstante, si se ha decidido que lo haga, que sea parte de la lista de personajes que pasen al presídium para expresar unas palabras, la regla no escrita indica que tendría que ser él quien cierre, por la importancia de su jerarquía institucional.

Se podrá estar o no de acuerdo con ese formato, y claramente Rivera Vivanco no lo está, pero es el que ha imperado en la política mexicana y romperlo genera malentendidos, fricciones o disputas como la que ahora mismo protagonizan estos dos gobernantes… ya muy acostumbrados a liarse a golpes (discursivos) frente al respetable.

Barbosa, que está más que consciente de la compleja relación que sostiene con Rivera Vivanco, prefirió evitar el riesgo de ser objeto de una celada por parte de la anfitriona y optó por pintar su raya esta vez.

Si él emitía cualquier tipo de mensaje alusivo a la presidenta municipal, sobre todo uno que se interpretara como un llamado de atención o un exhorto más o menos vigoroso (por no decir hostil) hacia su estilo de conducirse en política, se sometería al peligro de ser reconvenido por la propia alcaldesa una vez que ella, como última oradora, tomara el micrófono por segunda vez (la primera habría sido durante el informe) para cerrar la participación de todos.

Eso llevó al gobernador a rechazar la invitación, con todo y que después de expresada su negativa la presidenta municipal difundiera un video en redes sociales en el que, de manera personal, lo invitaba a reconsiderar su decisión y a presentarse este lunes para ocupar el sitio especial que se le ha dispuesto entre los invitados.

Hasta ayer por la noche, en la oficina de Barbosa aseguraban que su jefe no había cambiado de opinión y que no asistiría al palacio municipal, ni por accidente.

En cambio, a donde sí acudirá el gobernador será a Ciudad Judicial.

Ahí encabezará, junto con el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Héctor Sánchez Sánchez, una ceremonia conmemorativa al descubrimiento de América, pasados treinta minutos del medio día.

¿Cree usted que la presidenta municipal debió dejar que el gobernador cerrara el evento con su mensaje, como es (o era) la tradición?

¿Está de acuerdo en el cambio de formato que pretendió realizar Claudia Rivera?

¿Quién de los dos tiene la razón?

Al final, dirán muchos, la forma es fondo.

Otros, en cambio, comentarán que los nuevos tiempos (los de la cuatroté) permiten (o deben permitir) este tipo de cambios.

Como sea, uno y otra siguen en lo suyo: agarrados de la greña (dicho sea, en sentido estrictamente figurado).

Twitter: @jorgerdzc

Bastó menos de una semana para confirmar que no hay manera de que mejore la relación del gobernador Miguel Barbosa Huerta con la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco.

La negativa pública del mandatario para asistir este lunes al segundo informe de actividades de la edil remarca las diferencias existentes entre ambos personajes a la hora de mirar las formas de hacer política.

Porque justo por eso, por las formas, fue que Barbosa rechazó acudir al acto protocolario, que contará con la presencia de solo 70 invitados especiales, que dará inicio en punto de las 10 de la mañana en el patio del palacio municipal.

No fue porque la invitación le llegara de última hora o porque se le hubiese enviado a través de whatsapp, como se ha especulado, que el gobernador se negara a acompañar a Rivera Vivanco en su informe, sino por esa extraña decisión de la presidenta municipal de colocar, en el turno de los oradores, al inquilino de Casa Aguayo en penúltimo lugar, antes que ella.

Ahí radica el hecho que motivó a Barbosa Huerta a decirle “no” a la presidenta municipal.

Rivera Vivanco optó por romper esa forma política que obliga a ceder el micrófono al asistente de mayor rango oficial presente en el evento, aunque no sea el anfitrión y asista solo en calidad de invitado.

Barbosa podría no tomar el micrófono para emitir un mensaje.

No obstante, si se ha decidido que lo haga, que sea parte de la lista de personajes que pasen al presídium para expresar unas palabras, la regla no escrita indica que tendría que ser él quien cierre, por la importancia de su jerarquía institucional.

Se podrá estar o no de acuerdo con ese formato, y claramente Rivera Vivanco no lo está, pero es el que ha imperado en la política mexicana y romperlo genera malentendidos, fricciones o disputas como la que ahora mismo protagonizan estos dos gobernantes… ya muy acostumbrados a liarse a golpes (discursivos) frente al respetable.

Barbosa, que está más que consciente de la compleja relación que sostiene con Rivera Vivanco, prefirió evitar el riesgo de ser objeto de una celada por parte de la anfitriona y optó por pintar su raya esta vez.

Si él emitía cualquier tipo de mensaje alusivo a la presidenta municipal, sobre todo uno que se interpretara como un llamado de atención o un exhorto más o menos vigoroso (por no decir hostil) hacia su estilo de conducirse en política, se sometería al peligro de ser reconvenido por la propia alcaldesa una vez que ella, como última oradora, tomara el micrófono por segunda vez (la primera habría sido durante el informe) para cerrar la participación de todos.

Eso llevó al gobernador a rechazar la invitación, con todo y que después de expresada su negativa la presidenta municipal difundiera un video en redes sociales en el que, de manera personal, lo invitaba a reconsiderar su decisión y a presentarse este lunes para ocupar el sitio especial que se le ha dispuesto entre los invitados.

Hasta ayer por la noche, en la oficina de Barbosa aseguraban que su jefe no había cambiado de opinión y que no asistiría al palacio municipal, ni por accidente.

En cambio, a donde sí acudirá el gobernador será a Ciudad Judicial.

Ahí encabezará, junto con el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Héctor Sánchez Sánchez, una ceremonia conmemorativa al descubrimiento de América, pasados treinta minutos del medio día.

¿Cree usted que la presidenta municipal debió dejar que el gobernador cerrara el evento con su mensaje, como es (o era) la tradición?

¿Está de acuerdo en el cambio de formato que pretendió realizar Claudia Rivera?

¿Quién de los dos tiene la razón?

Al final, dirán muchos, la forma es fondo.

Otros, en cambio, comentarán que los nuevos tiempos (los de la cuatroté) permiten (o deben permitir) este tipo de cambios.

Como sea, uno y otra siguen en lo suyo: agarrados de la greña (dicho sea, en sentido estrictamente figurado).

Twitter: @jorgerdzc