/ miércoles 20 de abril de 2022

Proteger a la Madre Tierra para asegurar la vida

Hoy en día hablar de enfrentamientos, conflictos o incluso guerras no nos es nada ajeno. Las contiendas, en diferentes ámbitos, son parte de nuestro día a día. Sin embargo hay una lucha que sí vale la pena y a la que todas y todos necesitamos unirnos, ya que es la única manera que tenemos de sobrevivir en este planeta. Debemos sumar fuerzas y apostarnos a una batalla frontal a favor de la defensa y del cuidado de la Madre Tierra.


Precisamente el próximo 22 de abril conmemoraremos el Día Internacional de la Madre Tierra, una fecha que fue designada desde 2009 por las Naciones Unidas con el fin de ampliar y diversificar el movimiento ambiental en todo el mundo y movilizarlo eficazmente para construir un medio ambiente saludable y sostenible, hacer frente al cambio climático y proteger nuestro planeta para las nuevas generaciones.


Utilizar la expresión “Madre Tierra” para referirse al planeta Tierra en diversos países y regiones, demuestra la interdependencia existente entre los seres humanos, las demás especies vivas y el propio planeta.


Todos quienes habitamos el mundo compartimos a esta madre que nos da lo que necesitamos para vivir, nos brinda agua y provee la tierra para la agricultura, gracias a lo cual se realiza la producción de alimentos que permite el sustento.


Sin embargo, todo este soporte está en peligro por la crisis climática, que de acuerdo a la propia ONU, es el mayor desafío de nuestro tiempo no sólo contra la madre Tierra, sino sobre todo contra todos los que dependemos de ella.


Los efectos del llamado cambio climático tienen un alcance mundial con sucesos meteorológicos abruptos y se manifiestan a través de huracanes, sequías, temperaturas extremas y lluvias torrenciales, así como inundaciones e incendios, que día a día cobran altos costos económicos y sociales, además de la vida de cientos de seres vivos, entre ellos de personas.


Según un análisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cambio climático es responsable desde 1970 por cerca de 150 mil muertes al año, a través del incremento en la incidencia de diarrea, malaria y malnutrición.


En este sentido, se tienen datos sobre que el 2021 fue el sexto año más caluroso a nivel global, con un aumento de 1.1 a 1.2 grados centígrados con respecto al periodo preindustrial. De acuerdo a expertos de la UNAM, ocho de los diez años más cálidos han ocurrido en la última década y tienen estimaciones de que la temperatura aumentará a 1.5 grados centígrados para inicios de 2030 y a dos grados para 2040 en el planeta (con respecto a principios del siglo pasado).


Para nuestro país la realidad no es diferente, ya que de acuerdo al coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de la UNAM, Francisco Estrada, México se calienta más rápido que el promedio global. Desde 1975 se ha calentado aproximadamente 0.3 grados por década e incluso el 2020 ha sido el año más caliente, ya que se rebasó los 1.5 grados.


Pero entonces ¿cómo podemos luchar a favor de la Madre Tierra para proteger los ecosistemas, su biodiversidad y los beneficios que estos proveen? La responsabilidad sin duda es compartida entre todos los sectores.


Es prioritario repensar el modo en que interactuamos con la propia naturaleza, desde todos los ámbitos para lograr un balance entre las propias necesidades del ser humano y los recursos que nos da, con el fin de dejar atrás la explotación irracional de la misma.


Si bien la madre Tierra nos brinda a manos llenas todo lo que tiene, es importante regresarle un poco de lo mucho que nos da día a día. Muchas veces para lograr esto se tendrá que sacrificar un poco de nuestra comodidad, cambiando hábitos y haciendo pequeños esfuerzos, sin embargo los beneficios permitirán construir un mundo mejor para nosotros y para todos aquellos que compartimos la fortuna de vivir cobijados por este planeta.


Hoy en día hablar de enfrentamientos, conflictos o incluso guerras no nos es nada ajeno. Las contiendas, en diferentes ámbitos, son parte de nuestro día a día. Sin embargo hay una lucha que sí vale la pena y a la que todas y todos necesitamos unirnos, ya que es la única manera que tenemos de sobrevivir en este planeta. Debemos sumar fuerzas y apostarnos a una batalla frontal a favor de la defensa y del cuidado de la Madre Tierra.


Precisamente el próximo 22 de abril conmemoraremos el Día Internacional de la Madre Tierra, una fecha que fue designada desde 2009 por las Naciones Unidas con el fin de ampliar y diversificar el movimiento ambiental en todo el mundo y movilizarlo eficazmente para construir un medio ambiente saludable y sostenible, hacer frente al cambio climático y proteger nuestro planeta para las nuevas generaciones.


Utilizar la expresión “Madre Tierra” para referirse al planeta Tierra en diversos países y regiones, demuestra la interdependencia existente entre los seres humanos, las demás especies vivas y el propio planeta.


Todos quienes habitamos el mundo compartimos a esta madre que nos da lo que necesitamos para vivir, nos brinda agua y provee la tierra para la agricultura, gracias a lo cual se realiza la producción de alimentos que permite el sustento.


Sin embargo, todo este soporte está en peligro por la crisis climática, que de acuerdo a la propia ONU, es el mayor desafío de nuestro tiempo no sólo contra la madre Tierra, sino sobre todo contra todos los que dependemos de ella.


Los efectos del llamado cambio climático tienen un alcance mundial con sucesos meteorológicos abruptos y se manifiestan a través de huracanes, sequías, temperaturas extremas y lluvias torrenciales, así como inundaciones e incendios, que día a día cobran altos costos económicos y sociales, además de la vida de cientos de seres vivos, entre ellos de personas.


Según un análisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cambio climático es responsable desde 1970 por cerca de 150 mil muertes al año, a través del incremento en la incidencia de diarrea, malaria y malnutrición.


En este sentido, se tienen datos sobre que el 2021 fue el sexto año más caluroso a nivel global, con un aumento de 1.1 a 1.2 grados centígrados con respecto al periodo preindustrial. De acuerdo a expertos de la UNAM, ocho de los diez años más cálidos han ocurrido en la última década y tienen estimaciones de que la temperatura aumentará a 1.5 grados centígrados para inicios de 2030 y a dos grados para 2040 en el planeta (con respecto a principios del siglo pasado).


Para nuestro país la realidad no es diferente, ya que de acuerdo al coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de la UNAM, Francisco Estrada, México se calienta más rápido que el promedio global. Desde 1975 se ha calentado aproximadamente 0.3 grados por década e incluso el 2020 ha sido el año más caliente, ya que se rebasó los 1.5 grados.


Pero entonces ¿cómo podemos luchar a favor de la Madre Tierra para proteger los ecosistemas, su biodiversidad y los beneficios que estos proveen? La responsabilidad sin duda es compartida entre todos los sectores.


Es prioritario repensar el modo en que interactuamos con la propia naturaleza, desde todos los ámbitos para lograr un balance entre las propias necesidades del ser humano y los recursos que nos da, con el fin de dejar atrás la explotación irracional de la misma.


Si bien la madre Tierra nos brinda a manos llenas todo lo que tiene, es importante regresarle un poco de lo mucho que nos da día a día. Muchas veces para lograr esto se tendrá que sacrificar un poco de nuestra comodidad, cambiando hábitos y haciendo pequeños esfuerzos, sin embargo los beneficios permitirán construir un mundo mejor para nosotros y para todos aquellos que compartimos la fortuna de vivir cobijados por este planeta.