/ martes 7 de junio de 2022

¿Puede Puebla dejar de ser morenista?

Como observadores del escenario político nacional, los integrantes de la cantada coalición del PAN, PRI y PRD para los comicios del 2024 en Puebla, deben estar preocupados frente al arrastre que mantiene la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador y su cuarta transformación, cada que hay elecciones.

Si son serios en la revisión del fenómeno político, deberían de estarse cuestionando si de verdad tienen posibilidades de recuperar el poder político del estado. Si siendo gobierno, tuvieron complicaciones en las seis gubernaturas que estuvieron en juego el pasado domingo, qué pasará donde hay gobiernos morenistas.

No hubo una sorpresa en cuanto a los resultados obtenidos y lo que anticipaban las encuestas. Triunfo para Morena y sus aliados en Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas mientras que los panistas y priistas solo lograron mantener Aguascalientes y Durango.

A dos años de distancia ¿Qué se puede anticipar para el escenario electoral de Puebla?

Es claro que hay un ambiente adverso para la oposición en su intento por recuperar la gubernatura, si se tiene a un presidente Andrés Manuel López Obrador y a un gobernador Luis Miguel Barbosa alineados en la ruta de mantener el proyecto de nación.

Hace unos días, y en tono festivo, una fuente del Comité Directivo Estatal del Partido Acción Nacional (PAN me decía que había amplias posibilidades de triunfo para una coalición opositora, encabezada por el alcalde Eduardo Rivera Pérez, pues su “inminente designación” abría paso a negociaciones con el resto de los partidos políticos en posiciones de menor rango.

La fuente aseguró que hasta ese momento podía hablar de un empate técnico entre los dos bloques de moda, por un lado, Morena y sus aliados y por el otro PAN, PRI y lo que signifique el PRD.

Si damos por cierto este supuesto, es evidente que el piso con el que está iniciando el PAN es adverso pues en los casos recientes se observó que los aspirantes morenistas tendieron a crecer y los rivales a estancarse o bajar.

Y si a eso le agregamos que los programas sociales, los beneficios económicos, destinados a la población están en manos de Morena, la balanza se inclinará hacia ellos. Esto sin olvidar el imán y la popularidad que conserva López Obrador y que jugará a favor de su proyecto en 2024.

Entre los panistas incluso hay dudas sobre la determinación de Eduardo Rivera de competir en un contexto cerrado o adverso, lo que agravaría más el escenario de la coalición Va por Puebla. Eso, recuerdan, ya pasó en el 2019, cuando le ofrecieron la candidatura al gobierno del Estado al ahora edil y evitó participar para no confrontarse electoralmente con el actual gobernador.

La elección del candidato o candidata presidencial será otro factor que sumará o restará en el escenario del PRI-PAN-PRD, pues hasta ahora, contrario a las cartas en Morena, su caballada anda flaca y por eso buscan a un emergente en Luis Donaldo Colosio.

Pero en realidad, un mejor escenario para ellos está en los errores que pueda cometer Morena en sus designaciones.


Como observadores del escenario político nacional, los integrantes de la cantada coalición del PAN, PRI y PRD para los comicios del 2024 en Puebla, deben estar preocupados frente al arrastre que mantiene la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador y su cuarta transformación, cada que hay elecciones.

Si son serios en la revisión del fenómeno político, deberían de estarse cuestionando si de verdad tienen posibilidades de recuperar el poder político del estado. Si siendo gobierno, tuvieron complicaciones en las seis gubernaturas que estuvieron en juego el pasado domingo, qué pasará donde hay gobiernos morenistas.

No hubo una sorpresa en cuanto a los resultados obtenidos y lo que anticipaban las encuestas. Triunfo para Morena y sus aliados en Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas mientras que los panistas y priistas solo lograron mantener Aguascalientes y Durango.

A dos años de distancia ¿Qué se puede anticipar para el escenario electoral de Puebla?

Es claro que hay un ambiente adverso para la oposición en su intento por recuperar la gubernatura, si se tiene a un presidente Andrés Manuel López Obrador y a un gobernador Luis Miguel Barbosa alineados en la ruta de mantener el proyecto de nación.

Hace unos días, y en tono festivo, una fuente del Comité Directivo Estatal del Partido Acción Nacional (PAN me decía que había amplias posibilidades de triunfo para una coalición opositora, encabezada por el alcalde Eduardo Rivera Pérez, pues su “inminente designación” abría paso a negociaciones con el resto de los partidos políticos en posiciones de menor rango.

La fuente aseguró que hasta ese momento podía hablar de un empate técnico entre los dos bloques de moda, por un lado, Morena y sus aliados y por el otro PAN, PRI y lo que signifique el PRD.

Si damos por cierto este supuesto, es evidente que el piso con el que está iniciando el PAN es adverso pues en los casos recientes se observó que los aspirantes morenistas tendieron a crecer y los rivales a estancarse o bajar.

Y si a eso le agregamos que los programas sociales, los beneficios económicos, destinados a la población están en manos de Morena, la balanza se inclinará hacia ellos. Esto sin olvidar el imán y la popularidad que conserva López Obrador y que jugará a favor de su proyecto en 2024.

Entre los panistas incluso hay dudas sobre la determinación de Eduardo Rivera de competir en un contexto cerrado o adverso, lo que agravaría más el escenario de la coalición Va por Puebla. Eso, recuerdan, ya pasó en el 2019, cuando le ofrecieron la candidatura al gobierno del Estado al ahora edil y evitó participar para no confrontarse electoralmente con el actual gobernador.

La elección del candidato o candidata presidencial será otro factor que sumará o restará en el escenario del PRI-PAN-PRD, pues hasta ahora, contrario a las cartas en Morena, su caballada anda flaca y por eso buscan a un emergente en Luis Donaldo Colosio.

Pero en realidad, un mejor escenario para ellos está en los errores que pueda cometer Morena en sus designaciones.