/ viernes 31 de enero de 2020

“Punto omega”

Tras una visita a los Estados Unidos en 1931, Pierre Teilhard de Chardin regresa a China y esboza su reciente travesía en un ensayo titulado “El Espíritu de la tierra”, inspirado en su creciente convicción de que individuos de todas las clases sociales del país norteamericano estaban tramando una conspiración en un supremo esfuerzo por elevar a un nuevo nivel en el edificio de la vida.

El paleontólogo jesuita dio a conocer su tesis central: “La mente ha ido atravesando reorganizaciones sucesivas a lo largo de la historia de la evolución hasta alcanzar un punto crucial, el descubrimiento de su propia evolución. Esta nueva conciencia –la de la mente en evolución que reconoce su propio proceso evolutivo- es la futura historia natural del mundo. Y finalmente acabará por convertirse en colectiva, envolviendo a todo el planeta y cristalizando en una iluminación a nivel de especie, a lo que dio el nombre de “Punto omega”.

Por otra parte, el historiador Arnold Toynbee decía en 1935 que “una minoría creativa se está volviendo hacia el mundo interior de la psique, y que podría hacer entrever a nuestra atribulada civilización una nueva forma de vida; y que el desarrollo más significativo de la época provendría del influjo que habría de tener en occidente la perspectiva espiritual del oriente”.

En los años 40 un biólogo alemán de nombre Ludwig Von Bertalanffy crea la doctrina conocida como “Teoría general de sistemas” con un influjo contundente en disciplinas diversas, que considera que todo cuanto existe en la naturaleza, incluyendo el comportamiento humano, está interconectado. Según esta teoría nada puede ser comprendido aisladamente sino que debe ser considerado como parte de un sistema.

Y qué decir del psicoanalista suizo Carl Jung, quien llamaba la atención sobre una dimensión trascendente de la conciencia generalmente ignorada en occidente: la unión del intelecto con la mente intuitiva capaz de develar los patrones de la realidad. Él introdujo como contexto más amplio la idea del inconsciente colectivo: una dimensión simbólica universal, una especie de almacén de conocimientos comunes a toda la especie humana, y nos habló del “daimón” como la búsqueda de la totalidad.

Erich Fromm en “La Revolución de la Esperanza”, en 1968, preveía un nuevo frente con la idea de un movimiento que combinaría el deseo de un profundo cambio social con una nueva perspectiva espiritual. Su objetivo sería la humanización del mundo tecnológico.

Hoy en día millones de seres en el mundo estamos trabajando en esta conspiración espiritual, ajustando la vida a la propia conciencia, en la búsqueda de sentido al nivel de la naturaleza. La gente cada vez más está descubriendo por sí misma que la felicidad no consiste en conseguir y tener más bienes; que ser rico no es necesariamente tener más, sino necesitar menos para vivir y de disponer de más tiempo para gozar la vida y no para ser esclavo de las posesiones. El consumo se está volviendo más racional; el trabajo adquiere una nueva dimensión; el concepto de propiedad se relativiza, y la intimidad viene a ser un concepto más aceptado que el de la sexualidad.

Por todo ello aliento una profunda transformación espiritual en mi patria, y aunque parezca que la oscuridad de los acontecimientos negativos nos cubre, miles de seres alumbran con sus “linternas de luz” un nuevo renacimiento que nos llevará al Punto omega.

Gracias Puebla. Escúchame mañana en mi programa “CONVERSACIOINES” en ABC Radio, 12.80 de AM, en www.abcradiopuebla.com y en mi página pública Jorge Jiménez Alonso de Facebook live. Te recuerdo: “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”

Tras una visita a los Estados Unidos en 1931, Pierre Teilhard de Chardin regresa a China y esboza su reciente travesía en un ensayo titulado “El Espíritu de la tierra”, inspirado en su creciente convicción de que individuos de todas las clases sociales del país norteamericano estaban tramando una conspiración en un supremo esfuerzo por elevar a un nuevo nivel en el edificio de la vida.

El paleontólogo jesuita dio a conocer su tesis central: “La mente ha ido atravesando reorganizaciones sucesivas a lo largo de la historia de la evolución hasta alcanzar un punto crucial, el descubrimiento de su propia evolución. Esta nueva conciencia –la de la mente en evolución que reconoce su propio proceso evolutivo- es la futura historia natural del mundo. Y finalmente acabará por convertirse en colectiva, envolviendo a todo el planeta y cristalizando en una iluminación a nivel de especie, a lo que dio el nombre de “Punto omega”.

Por otra parte, el historiador Arnold Toynbee decía en 1935 que “una minoría creativa se está volviendo hacia el mundo interior de la psique, y que podría hacer entrever a nuestra atribulada civilización una nueva forma de vida; y que el desarrollo más significativo de la época provendría del influjo que habría de tener en occidente la perspectiva espiritual del oriente”.

En los años 40 un biólogo alemán de nombre Ludwig Von Bertalanffy crea la doctrina conocida como “Teoría general de sistemas” con un influjo contundente en disciplinas diversas, que considera que todo cuanto existe en la naturaleza, incluyendo el comportamiento humano, está interconectado. Según esta teoría nada puede ser comprendido aisladamente sino que debe ser considerado como parte de un sistema.

Y qué decir del psicoanalista suizo Carl Jung, quien llamaba la atención sobre una dimensión trascendente de la conciencia generalmente ignorada en occidente: la unión del intelecto con la mente intuitiva capaz de develar los patrones de la realidad. Él introdujo como contexto más amplio la idea del inconsciente colectivo: una dimensión simbólica universal, una especie de almacén de conocimientos comunes a toda la especie humana, y nos habló del “daimón” como la búsqueda de la totalidad.

Erich Fromm en “La Revolución de la Esperanza”, en 1968, preveía un nuevo frente con la idea de un movimiento que combinaría el deseo de un profundo cambio social con una nueva perspectiva espiritual. Su objetivo sería la humanización del mundo tecnológico.

Hoy en día millones de seres en el mundo estamos trabajando en esta conspiración espiritual, ajustando la vida a la propia conciencia, en la búsqueda de sentido al nivel de la naturaleza. La gente cada vez más está descubriendo por sí misma que la felicidad no consiste en conseguir y tener más bienes; que ser rico no es necesariamente tener más, sino necesitar menos para vivir y de disponer de más tiempo para gozar la vida y no para ser esclavo de las posesiones. El consumo se está volviendo más racional; el trabajo adquiere una nueva dimensión; el concepto de propiedad se relativiza, y la intimidad viene a ser un concepto más aceptado que el de la sexualidad.

Por todo ello aliento una profunda transformación espiritual en mi patria, y aunque parezca que la oscuridad de los acontecimientos negativos nos cubre, miles de seres alumbran con sus “linternas de luz” un nuevo renacimiento que nos llevará al Punto omega.

Gracias Puebla. Escúchame mañana en mi programa “CONVERSACIOINES” en ABC Radio, 12.80 de AM, en www.abcradiopuebla.com y en mi página pública Jorge Jiménez Alonso de Facebook live. Te recuerdo: “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”