/ sábado 30 de octubre de 2021

¿Qué cosas son peor que la muerte?

Durante siglos, el morir ha despertado un absoluto interés por parte de la humanidad, pero al mismo tiempo representa quizá el mayor misterio, provocando miedo, fascinación, culto y hasta deseo por parte de quienes tienen, en la terminación de la vida, una interpretación diversa.

Bajo un punto de vista muy objetivo, podemos definir a la muerte como la cesación de las funciones cardiaca, respiratoria y mental de un ser humano, lo cual suena muy simple y se puede verificar con total certeza mediante algunos instrumentos, pero este fenómeno representa algo mucho más profundo que eso.

Debemos partir que vivir y morir conforman un binomio sobre el cual se basa la flora, fauna y microorganismos que hay en este planeta: la vida como tal es un fenómeno sumamente raro en el universo, excepcional y que quizá solo pueda darse en la Tierra, partiendo de opiniones de los mejores científicos, debido a eso pensar en marcianos o aliens obedece más a la ficción que a una realidad comprobable.

También es importante señalar que todos tienen una escala de valores, en la que la vida no necesariamente ocupa la punta de la pirámide, basta mencionar a los guerreros japoneses que preferían suicidarse antes de perder el honor. En este sentido podemos advertir que no a todos les importa amanecer y respirar del mismo modo, sin embargo y desde una perspectiva general, la vida es el bien jurídico más prioritario y lo que más le importa a la mayoría.

En este contexto podríamos mencionar que la muerte, después de una vida feliz, larga y productiva, se puede apreciar como un premio, pero igualmente puede ser un castigo para quien considera existir como algo negativo.

De un modo muy general, también se asume que la felicidad es la finalidad de cualquier hombre, contando con que esta es eminentemente subjetiva, es entonces que podemos empezar mencionando que una vida infeliz puede ser peor que morir.

Otro elemento que puede resultar sumamente negativo es el miedo, decía Aldos Huxley que este limita los sentimientos de amor y bondad, expulsando así a una persona de la humanidad misma, es por eso que también experimentar cotidianamente algún temor se puede convertir en una gran molestia, al grado de ser totalmente insoportable. Son muchos los ejemplos de personas que caen en trastornos que las llevan hasta el suicidio como una aparente solución, debido precisamente a considerar que es mejor morir que continuar viviendo de ese modo.

El odio puede tener un efecto semejante respecto al miedo, el pasar los días guardando resentimientos puede desembocar en un acumulamiento de rencor en el alma, la conciencia o la mente (según se considere), provocando así una existencia que resulta imposible para quien contenga esos malos sentimientos. El jurista Eduardo Couture se pronuncia al respecto y señala que hay que olvidar tan pronto la derrota como la victoria, para evitar el desenlace mencionado.

No hay un sentido definido en la existencia humana, este es dado por la persona misma y es la guía de los actos, fuente de tantos crímenes y heroísmos que son valiosos para una o varias personas. El sentido mencionado puede ser cuestionado, como las causas políticas que han dado lugar a regímenes totalitarios y fanatismos, pero el carecer de él puede ser demoledor para una persona en particular. Quien no tiene un objetivo, quien no sueña, quien no sufre y goza, simplemente existe, pero no vive como tal, tomando la idea de Oscar Wilde.

Hablando de un punto de vista físico, también el convertirse en un lisiado puede resultar lo más aterrador para un individuo: no caminar, no ver o quedarse postrado en una cama igualmente son circunstancias muy difíciles de superar o sublimar. Lo mismo aplica para quien padece alguna enfermedad terminal o sumamente dolorosa, haciendo que un paciente desee morir por resultar insoportables las molestias, como fue el caso del famoso Pedro Armendáriz, quien se suicidó mediante un tiro en el corazón, padeciendo cáncer en una cama de hospital.

En este orden, hay quien se aísla al verse menoscabado su físico, pero más que las limitaciones de movilidad, lo que también puede resultar demoledor es perder la dignidad, en la dimensión de todo lo que significa el concepto de respeto a una persona, tanto de los demás como del sujeto que tiene para sí. Desgraciadamente la concepción de la dignidad mencionada y/o del honor se ha devaluado en por un materialismo enajenante que está afectando a buena parte de las nuevas generaciones, quienes además cada vez reflexionan menos y carecen de la más elemental cultura.

Ya para finalizar y aceptando que la ignorancia, en algunos casos, puede provocar la mayor felicidad, creo que no conocer o no tener interés sobre algún tema también puede llevar a una existencia sinsentido, olvidando de lado los esfuerzos intelectuales de muchos científicos e intelectuales que ofrendaron su vida por un desarrollo de las ciencias y las artes.

Al final, solo nos queda disfrutar la vida, sin atentar contra terceros y buscando hacer de los días terrenales algo importante y trascendente, recordando que solo nacemos una vez y no tendremos otra oportunidad, ni en un supuesto cielo o infierno. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Durante siglos, el morir ha despertado un absoluto interés por parte de la humanidad, pero al mismo tiempo representa quizá el mayor misterio, provocando miedo, fascinación, culto y hasta deseo por parte de quienes tienen, en la terminación de la vida, una interpretación diversa.

Bajo un punto de vista muy objetivo, podemos definir a la muerte como la cesación de las funciones cardiaca, respiratoria y mental de un ser humano, lo cual suena muy simple y se puede verificar con total certeza mediante algunos instrumentos, pero este fenómeno representa algo mucho más profundo que eso.

Debemos partir que vivir y morir conforman un binomio sobre el cual se basa la flora, fauna y microorganismos que hay en este planeta: la vida como tal es un fenómeno sumamente raro en el universo, excepcional y que quizá solo pueda darse en la Tierra, partiendo de opiniones de los mejores científicos, debido a eso pensar en marcianos o aliens obedece más a la ficción que a una realidad comprobable.

También es importante señalar que todos tienen una escala de valores, en la que la vida no necesariamente ocupa la punta de la pirámide, basta mencionar a los guerreros japoneses que preferían suicidarse antes de perder el honor. En este sentido podemos advertir que no a todos les importa amanecer y respirar del mismo modo, sin embargo y desde una perspectiva general, la vida es el bien jurídico más prioritario y lo que más le importa a la mayoría.

En este contexto podríamos mencionar que la muerte, después de una vida feliz, larga y productiva, se puede apreciar como un premio, pero igualmente puede ser un castigo para quien considera existir como algo negativo.

De un modo muy general, también se asume que la felicidad es la finalidad de cualquier hombre, contando con que esta es eminentemente subjetiva, es entonces que podemos empezar mencionando que una vida infeliz puede ser peor que morir.

Otro elemento que puede resultar sumamente negativo es el miedo, decía Aldos Huxley que este limita los sentimientos de amor y bondad, expulsando así a una persona de la humanidad misma, es por eso que también experimentar cotidianamente algún temor se puede convertir en una gran molestia, al grado de ser totalmente insoportable. Son muchos los ejemplos de personas que caen en trastornos que las llevan hasta el suicidio como una aparente solución, debido precisamente a considerar que es mejor morir que continuar viviendo de ese modo.

El odio puede tener un efecto semejante respecto al miedo, el pasar los días guardando resentimientos puede desembocar en un acumulamiento de rencor en el alma, la conciencia o la mente (según se considere), provocando así una existencia que resulta imposible para quien contenga esos malos sentimientos. El jurista Eduardo Couture se pronuncia al respecto y señala que hay que olvidar tan pronto la derrota como la victoria, para evitar el desenlace mencionado.

No hay un sentido definido en la existencia humana, este es dado por la persona misma y es la guía de los actos, fuente de tantos crímenes y heroísmos que son valiosos para una o varias personas. El sentido mencionado puede ser cuestionado, como las causas políticas que han dado lugar a regímenes totalitarios y fanatismos, pero el carecer de él puede ser demoledor para una persona en particular. Quien no tiene un objetivo, quien no sueña, quien no sufre y goza, simplemente existe, pero no vive como tal, tomando la idea de Oscar Wilde.

Hablando de un punto de vista físico, también el convertirse en un lisiado puede resultar lo más aterrador para un individuo: no caminar, no ver o quedarse postrado en una cama igualmente son circunstancias muy difíciles de superar o sublimar. Lo mismo aplica para quien padece alguna enfermedad terminal o sumamente dolorosa, haciendo que un paciente desee morir por resultar insoportables las molestias, como fue el caso del famoso Pedro Armendáriz, quien se suicidó mediante un tiro en el corazón, padeciendo cáncer en una cama de hospital.

En este orden, hay quien se aísla al verse menoscabado su físico, pero más que las limitaciones de movilidad, lo que también puede resultar demoledor es perder la dignidad, en la dimensión de todo lo que significa el concepto de respeto a una persona, tanto de los demás como del sujeto que tiene para sí. Desgraciadamente la concepción de la dignidad mencionada y/o del honor se ha devaluado en por un materialismo enajenante que está afectando a buena parte de las nuevas generaciones, quienes además cada vez reflexionan menos y carecen de la más elemental cultura.

Ya para finalizar y aceptando que la ignorancia, en algunos casos, puede provocar la mayor felicidad, creo que no conocer o no tener interés sobre algún tema también puede llevar a una existencia sinsentido, olvidando de lado los esfuerzos intelectuales de muchos científicos e intelectuales que ofrendaron su vida por un desarrollo de las ciencias y las artes.

Al final, solo nos queda disfrutar la vida, sin atentar contra terceros y buscando hacer de los días terrenales algo importante y trascendente, recordando que solo nacemos una vez y no tendremos otra oportunidad, ni en un supuesto cielo o infierno. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.