/ sábado 8 de diciembre de 2018

¿Qué es el neoliberalismo y por qué es tan nocivo?

El pasado sábado hubo una mención de este modelo económico que ha causado más perjuicios que beneficios a nuestro país. El presidente López Obrador hizo mención del problema en su discurso ante el Congreso de la Unión, tomando en cuenta que la política económica, implementada en las últimas tres décadas, se guio por esta corriente que también trasciende a un ámbito político.

Quiero empezar reafirmando mi crítica al modelo neoliberal, la cual he señalado desde que empecé mi labor como periodista de opinión hace más de 10 años. Voy a poner un ejemplo simple: ¿Qué sucede cuando en el Turista o Monopoly, alguien tiene todo y los demás nada? Pues termina el juego de mesa porque es imposible seguir realizando operaciones.

Así sucede más o menos con los bienes, tanto de México como del Mundo. Para señalar datos duros, tenemos que el 1% de los mexicanos posee casi la mitad de la riqueza. Hay que también señalar que las 85 personas más ricas tienen el dinero de la mitad más pobre de la humanidad. Todos estos datos coinciden con las diferentes fuentes que los han emitido. Aún más grave, la gente más millonaria ha aumentado en un 40% sus ingresos, en el último lustro, exactamente el porcentaje en el que han disminuido los más carentes de bienes.

Todo esto surge de un modelo basado en el liberalismo original, cuyo axioma era el “dejar hacer, dejar pasar”, es decir, el gobierno tenía una actitud de indiferencia ante la actividad económica, lo cual podría traducirse en una competencia que podría hacer crecer a los empresarios, sin embargo, no es así.

Pondré un ejemplo: a lo largo y ancho del país se han establecido Bodegas Aurrerá y Oxxos, establecimientos que han quitado la clientela a las tienditas esquineras que conocimos los que tenemos más de 30 años, las cuales no solo representaban al tendero, sino a los proveedores pequeños que surtían esos locales.

Yo no dudo que las grandes cadenas ofrezcan mejor calidad y precio, el problema es que los pequeños negocios quiebran y eso provoca mayores problemas tiempo después, ya que no se incentiva el mercado de los pequeños comerciantes o prestadores de servicios.

El neoliberalismo fue impulsado por Margaret Tatcher y Ronald Reagan, y obviamente tuvo que ser implementado en México por la estrecha relación que tenemos con el vecino del norte. Obviamente no todo es malo y esta versión del capitalismo ha traído a grandes marcas, variedad de productos y tiendas departamentales de primer mundo, el gran problema es que existen 54 millones de pobres en el país y las diferencias sociales siguen aumentando. Pondré otro ejemplo: hace 50 o 40 años una pareja se casaba sin capital alguno, conseguían empleo mediano y forjaban patrimonios de varias casas. Ahora eso es poco menos que imposible debido a las condiciones que rigen nuestro sistema: bancos con los intereses altos, gasolinas y diversos servicios sumamente caros y unos pocos billonarios. Ahora bien, ¿Por qué no se ha cambiado el modelo? Porque a los integrantes del gran capital les conviene y son ellos quienes también llegan a tomar decisiones políticas y sociales.

Ahora bien, rechazar el neoliberalismo no significa ser socialista ni querer dar grandes subsidios a la clase proletaria. Quien no se esfuerza ni trabaja merece ser pobre; y quien labora duro o pone su mejor empeño posee el derecho a tener una residencia, casa de campo, auto deportivo y familiar, relojes suizos, trajes italianos o lo que le alcance, pero el problema es que eso se torna complejo porque no hay un gobierno que auténticamente pueda regular la actividad económica y darle a todos la oportunidad de aumentar su riqueza, como sucede en Europa, en donde los pequeños establecimientos son privilegiados respecto a los grandes. Esto nos podría parecer algo limitado, ya que estamos acostumbrados a ir a una venta nocturna del Palacio de Hierro, aunque eso sea una mera ilusión de sentirse parte del gran capital, aunque sea solo para ver y estar unos minutos ahí.

El llamado “milagro mexicano” fue el mejor periodo de bonanza que ha visto nuestro país en toda su historia, si eso es regresar al pasado, prefiero eso a un futuro de desigualdad social.

Dudas o comentarios: 2225647505; vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.

El pasado sábado hubo una mención de este modelo económico que ha causado más perjuicios que beneficios a nuestro país. El presidente López Obrador hizo mención del problema en su discurso ante el Congreso de la Unión, tomando en cuenta que la política económica, implementada en las últimas tres décadas, se guio por esta corriente que también trasciende a un ámbito político.

Quiero empezar reafirmando mi crítica al modelo neoliberal, la cual he señalado desde que empecé mi labor como periodista de opinión hace más de 10 años. Voy a poner un ejemplo simple: ¿Qué sucede cuando en el Turista o Monopoly, alguien tiene todo y los demás nada? Pues termina el juego de mesa porque es imposible seguir realizando operaciones.

Así sucede más o menos con los bienes, tanto de México como del Mundo. Para señalar datos duros, tenemos que el 1% de los mexicanos posee casi la mitad de la riqueza. Hay que también señalar que las 85 personas más ricas tienen el dinero de la mitad más pobre de la humanidad. Todos estos datos coinciden con las diferentes fuentes que los han emitido. Aún más grave, la gente más millonaria ha aumentado en un 40% sus ingresos, en el último lustro, exactamente el porcentaje en el que han disminuido los más carentes de bienes.

Todo esto surge de un modelo basado en el liberalismo original, cuyo axioma era el “dejar hacer, dejar pasar”, es decir, el gobierno tenía una actitud de indiferencia ante la actividad económica, lo cual podría traducirse en una competencia que podría hacer crecer a los empresarios, sin embargo, no es así.

Pondré un ejemplo: a lo largo y ancho del país se han establecido Bodegas Aurrerá y Oxxos, establecimientos que han quitado la clientela a las tienditas esquineras que conocimos los que tenemos más de 30 años, las cuales no solo representaban al tendero, sino a los proveedores pequeños que surtían esos locales.

Yo no dudo que las grandes cadenas ofrezcan mejor calidad y precio, el problema es que los pequeños negocios quiebran y eso provoca mayores problemas tiempo después, ya que no se incentiva el mercado de los pequeños comerciantes o prestadores de servicios.

El neoliberalismo fue impulsado por Margaret Tatcher y Ronald Reagan, y obviamente tuvo que ser implementado en México por la estrecha relación que tenemos con el vecino del norte. Obviamente no todo es malo y esta versión del capitalismo ha traído a grandes marcas, variedad de productos y tiendas departamentales de primer mundo, el gran problema es que existen 54 millones de pobres en el país y las diferencias sociales siguen aumentando. Pondré otro ejemplo: hace 50 o 40 años una pareja se casaba sin capital alguno, conseguían empleo mediano y forjaban patrimonios de varias casas. Ahora eso es poco menos que imposible debido a las condiciones que rigen nuestro sistema: bancos con los intereses altos, gasolinas y diversos servicios sumamente caros y unos pocos billonarios. Ahora bien, ¿Por qué no se ha cambiado el modelo? Porque a los integrantes del gran capital les conviene y son ellos quienes también llegan a tomar decisiones políticas y sociales.

Ahora bien, rechazar el neoliberalismo no significa ser socialista ni querer dar grandes subsidios a la clase proletaria. Quien no se esfuerza ni trabaja merece ser pobre; y quien labora duro o pone su mejor empeño posee el derecho a tener una residencia, casa de campo, auto deportivo y familiar, relojes suizos, trajes italianos o lo que le alcance, pero el problema es que eso se torna complejo porque no hay un gobierno que auténticamente pueda regular la actividad económica y darle a todos la oportunidad de aumentar su riqueza, como sucede en Europa, en donde los pequeños establecimientos son privilegiados respecto a los grandes. Esto nos podría parecer algo limitado, ya que estamos acostumbrados a ir a una venta nocturna del Palacio de Hierro, aunque eso sea una mera ilusión de sentirse parte del gran capital, aunque sea solo para ver y estar unos minutos ahí.

El llamado “milagro mexicano” fue el mejor periodo de bonanza que ha visto nuestro país en toda su historia, si eso es regresar al pasado, prefiero eso a un futuro de desigualdad social.

Dudas o comentarios: 2225647505; vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.