Las circunstancias parecen darle una nueva oportunidad al PRI, justo este día, a dos meses de las votaciones, cuando el candidato presidencial José Antonio Meade Kuribreña retorne a tierras poblanas para encontrarse con algunos de los abanderados de ese partido a diferentes puestos de elección popular.
Si hay dudas y cuestionamientos en torno al papel que jugarán el tricolor y sus aspirantes en Puebla, con relación al ex gobernador Rafael Moreno Valle y sus intereses personales, y vaya que los hay, es momento de plantearlos.
Tanto el candidato a la Presidencia de la República como algunos de los abanderados locales tienen aclaraciones y críticas pendientes que bien valdría la pena exponer este día, para terminar con las especulaciones que no han hecho más que dañar al partido y disminuir sus de por sí escasas posibilidades de éxito en la elección.
El primero que tiene una obligación moral con los priistas del estado es el visitante.
El ex secretario de Hacienda y Crédito Público puede y debe aprovechar la gira de este miércoles para aclarar de una vez por todas si quiere que sus candidatos le ganen o no a los de Moreno Valle.
A mediados de diciembre del año pasado, en calidad de precandidato presidencial, se mostró menos que tibio a la hora de pintar su raya con los personajes del grupo en el poder en Puebla.
Lejos de mandar un mensaje de entusiasmo a sus compañeros de partido, de afirmar con vehemencia que se apostaría por el triunfo de los abanderados del PRI en suelo poblano, aun en contra de los intereses de sus amigos morenovallistas, Meade se dedicó a reconocer y elogiar su buena relación con el ex mandatario; el gobernador en funciones, José Antonio Gali Fayad, y el ex secretario de Finanzas, Roberto Moya Clemente.
Los tricolores hubiesen querido escuchar aquella vez que una cosa son los amigos y otra, muy diferente, la competencia electoral.
Entonces el candidato perdió la oportunidad de ganarse la confianza de los priistas, de conectar con ellos, frente a la sospecha incesante de la entrega anticipada de la plaza a cambio de operación electoral en favor de él.
Hoy Meade tiene una nueva posibilidad.
A ver si la toma, pero sobre todo, si resulta contundente.
Otros que en esta visita tendrán una buena opción para manifestar sus inconformidades son Juan Manuel Vega Rayet y Juan Carlos Lastiri Quirós.
El primero, como usted sabe, ha amagado con renunciar a la candidatura a la diputación federal por el distrito 13.
Molesto, en teoría, por la falta de apoyo del Comité Ejecutivo Nacional, el ex delegado de la Secretaría de Desarrollo Social ha comentado que va a separarse del proceso electoral para evitarse la pena del ridículo en las urnas.
El segundo, candidato al senado en primera fórmula, es quien ha dado la “gran idea” a Vega Rayet.
Lo interesante es que ambos personajes están incluidos como oradores en el acto de campaña que Meade encabezará este medio día en el centro cultural y deportivo La Concha, de Atlixco.
Vega Rayet tomará el micrófono después de las palabras de bienvenida, que correrán a cargo de Hersilia Córdova Morán, candidata a presidenta municipal, y Lastiri lo hará antes que Enrique Doger Guerrero, aspirante a gobernador.
Si la congruencia no les falla, Vega y Lastiri tendrán que dedicar parte de su discurso a denunciar, en público, lo que en privado señalan todos los días.
La realidad es que le harían un gran favor al PRI.
Si es cierto que se encuentran en el abandono; que no tienen ni un peso para hacer campaña, después de haber ocupado importantes posiciones públicas en la administración federal; que el dirigente estatal, Jorge Estefan, no les toma las llamadas, y que la cúpula nacional del tricolor ya negoció el estado con el morenovallismo, es hora de exhibirlo.
Si Vega Rayet y Lastiri Quirós no lo hacen, si no lo transmiten a su candidato presidencial, estarán contribuyendo con su silencio a esa misma simulación de la que dicen ser víctimas.
Por eso es que es un día de oportunidades en el tricolor.
Que lo aprovechen o no, será otra cosa.
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