/ martes 1 de junio de 2021

¿Qué pasará con Biestro?

Y ahora, ¿qué será de Gabriel Biestro?

Prácticamente concluido el proceso electoral y sin el fallo que deseaba para tirar la candidatura de Claudia Rivera en Morena, ha llegado el momento de saber qué futuro le espera al diputado local con licencia después de incursionar sin éxito en la búsqueda de la presidencia municipal de Puebla.

Los pronósticos se dividen entre quienes aseguran que aquí terminará la brevísima carrera política de quien dispuso de todo el apoyo gubernamental para ser alcalde de la capital del estado, pero no pudo, y quienes creen que pronto recibirá un salvavidas del gobernador Miguel Barbosa para incorporarse a la administración pública, desde donde podrá -podría- reconstruirse para ir a una nueva aventura electoral en el 2024.

Como para terminar de cumplir con el protocolo, este lunes Biestro subió un hilo de tres tuits a la red social para referirse al resolutivo en contra que recibió el fin de semana por parte de la sala regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Con menos ímpetu que Alfredo Victoria, Edgar Yamil y Evelyn Hurtado en el debate de candidatos a la alcaldía de Puebla del domingo pasado, Biestro avisó que recurrirá a la sala superior para seguir en la batalla legal en contra de su odiada adversaria (a ver si ahí le hacen caso, aunque sea después del 6 de junio) y anunció que encabezará una lucha política para lograr que Morena realice procesos internos transparentes y aseados… en próximas contiendas.

Un par de mensajes obligados para cerrar el episodio de la impugnación que en realidad no significan nada porque la ida a la sala superior será a destiempo y porque carece de autoridad formal y moral para luchar por esa limpieza que, dice, le hace falta al partido de López Obrador.

La misma red social sirvió para mostrar las dos corrientes existentes en el círculo rojo en torno al futuro de Biestro.

Hubo quienes se burlaron de él y le recomendaron que regrese a su papel de brigadista en Morena, “el único que ha hecho medianamente bien”, y quienes le alentaron a seguir adelante, sin saber hacia dónde, pero adelante.

Aquí llega entonces la interrogante que habrá de resolverse en los siguientes días, una vez que pase la jornada electoral del domingo:

¿Rescatará el gobernador Barbosa a quien fue su “gallo”, o “delfín, como guste usted llamarle, para hacerse de la presidencia municipal de Puebla, postulado por la marca Morena?

Los antecedentes de la cercana e incluso afectiva relación que hay entre estos dos personajes anticipan que así será, que, diluida toda posibilidad de convertirse en candidato para una elección que casi concluye, le dará un encargo público no nada más para salvarlo del desempleo, sino para encaminarlo en una nueva ruta electoral.

Eso es lo que dicta la ortodoxia para despojar de la humillación al soldado caído.

Mitad en broma, mitad en serio, Gabriel Biestro fue comparado con el Javier López Zavala de Mario Marín.

Ambos llegaron con reducidos merecimientos personales a un sexenio donde, por gozar de los afectos del mandatario estatal en turno, fueron encumbrados en posiciones de privilegio que les llevaron a imaginarse a sí mismos futuros y dignos herederos del máximo trono de poder en la entidad.

López Zavala fracasó rotundamente y hasta la fecha no puede volver a ponerse de pie.

Biestro también fracasó, pero, a diferencia del priista, todavía tiene dos años por delante para tratar de demostrar que lo suyo no fue una mera ocurrencia, salida de una ambición irracional.

Los pronósticos están en su contra.

Fuera de su equipo de colaboradores, de los aplaudidores a sueldo y de las sanguijuelas que se valieron de su evidente inexperiencia para sacar provecho personal, la gran mayoría de los observadores piensa que no tiene con qué crecer y que no dará para más.

Quizá no sea así.

Unas vacaciones, una profunda reflexión para mirar lo que hizo mal y el brazo amigable de su jefe el gobernador podrían proporcionarle una segunda oportunidad.

Twitter: @jorgerdzc

Y ahora, ¿qué será de Gabriel Biestro?

Prácticamente concluido el proceso electoral y sin el fallo que deseaba para tirar la candidatura de Claudia Rivera en Morena, ha llegado el momento de saber qué futuro le espera al diputado local con licencia después de incursionar sin éxito en la búsqueda de la presidencia municipal de Puebla.

Los pronósticos se dividen entre quienes aseguran que aquí terminará la brevísima carrera política de quien dispuso de todo el apoyo gubernamental para ser alcalde de la capital del estado, pero no pudo, y quienes creen que pronto recibirá un salvavidas del gobernador Miguel Barbosa para incorporarse a la administración pública, desde donde podrá -podría- reconstruirse para ir a una nueva aventura electoral en el 2024.

Como para terminar de cumplir con el protocolo, este lunes Biestro subió un hilo de tres tuits a la red social para referirse al resolutivo en contra que recibió el fin de semana por parte de la sala regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Con menos ímpetu que Alfredo Victoria, Edgar Yamil y Evelyn Hurtado en el debate de candidatos a la alcaldía de Puebla del domingo pasado, Biestro avisó que recurrirá a la sala superior para seguir en la batalla legal en contra de su odiada adversaria (a ver si ahí le hacen caso, aunque sea después del 6 de junio) y anunció que encabezará una lucha política para lograr que Morena realice procesos internos transparentes y aseados… en próximas contiendas.

Un par de mensajes obligados para cerrar el episodio de la impugnación que en realidad no significan nada porque la ida a la sala superior será a destiempo y porque carece de autoridad formal y moral para luchar por esa limpieza que, dice, le hace falta al partido de López Obrador.

La misma red social sirvió para mostrar las dos corrientes existentes en el círculo rojo en torno al futuro de Biestro.

Hubo quienes se burlaron de él y le recomendaron que regrese a su papel de brigadista en Morena, “el único que ha hecho medianamente bien”, y quienes le alentaron a seguir adelante, sin saber hacia dónde, pero adelante.

Aquí llega entonces la interrogante que habrá de resolverse en los siguientes días, una vez que pase la jornada electoral del domingo:

¿Rescatará el gobernador Barbosa a quien fue su “gallo”, o “delfín, como guste usted llamarle, para hacerse de la presidencia municipal de Puebla, postulado por la marca Morena?

Los antecedentes de la cercana e incluso afectiva relación que hay entre estos dos personajes anticipan que así será, que, diluida toda posibilidad de convertirse en candidato para una elección que casi concluye, le dará un encargo público no nada más para salvarlo del desempleo, sino para encaminarlo en una nueva ruta electoral.

Eso es lo que dicta la ortodoxia para despojar de la humillación al soldado caído.

Mitad en broma, mitad en serio, Gabriel Biestro fue comparado con el Javier López Zavala de Mario Marín.

Ambos llegaron con reducidos merecimientos personales a un sexenio donde, por gozar de los afectos del mandatario estatal en turno, fueron encumbrados en posiciones de privilegio que les llevaron a imaginarse a sí mismos futuros y dignos herederos del máximo trono de poder en la entidad.

López Zavala fracasó rotundamente y hasta la fecha no puede volver a ponerse de pie.

Biestro también fracasó, pero, a diferencia del priista, todavía tiene dos años por delante para tratar de demostrar que lo suyo no fue una mera ocurrencia, salida de una ambición irracional.

Los pronósticos están en su contra.

Fuera de su equipo de colaboradores, de los aplaudidores a sueldo y de las sanguijuelas que se valieron de su evidente inexperiencia para sacar provecho personal, la gran mayoría de los observadores piensa que no tiene con qué crecer y que no dará para más.

Quizá no sea así.

Unas vacaciones, una profunda reflexión para mirar lo que hizo mal y el brazo amigable de su jefe el gobernador podrían proporcionarle una segunda oportunidad.

Twitter: @jorgerdzc