/ sábado 21 de septiembre de 2019

¿Qué pueden hacer los padres para evitar que desaparezcan sus hijas?

Cuando no se tiene rastro de una persona, inicia un proceso muy complejo para los familiares, la incertidumbre se convierte en una llama que consume la conciencia de quien está pensando en ello, inclusive hay quien señala que preferiría saber que su hija está muerta a despertarse todos los días con una duda que se torna insoportable.


Según la oficina del alto comisionado de la Onu, en nuestro país existen 9 mil mujeres desaparecidas, situación que se une con el ascenso en el número de feminicidios, sin que se vea que la tendencia vaya a cambiar. En este sentido hemos visto distintas opiniones acerca del tema, muchas de las cuales se orientan a la actuación de las autoridades, profesores y medios de comunicación, es más, se han llegado a cosas que considero no son la solución como tal, pero que algunos le prestan demasiada atención, como es el caso del llamado lenguaje inclusivo.

En esta ocasión solo me remitiré a lo sucedido con las féminas, pero sin que esto signifique que el problema que viven los varones también es grave.

Nuevamente repito lo que he dicho en ocasiones anteriores, la culpa de un feminicidio, secuestro o rapto de una dama recae en un 100% al sujeto activo del delito, sin embargo, hay un camino que sigue la víctima para ser presa del transgresor de la ley, esto es algo que ha sido estudiado profundamente por los especialistas de la criminología y la seguridad pública.

En esta ocasión me quiero referir a los padres, quienes son los responsables del cuidado y formación de una niña.

Pensemos ahora en el caso común de la adolescente que se va de su casa debido a un engaño, una promesa falsa consistente en hacer de ella una artista, modelo y cantante. Este es un patrón muy común y constante, ya sumamente alertado y señalado, pero que al mismo tiempo sigue siendo el más usado por los delincuentes. Es más, también este modus operandi opera con jovencitas de más de 20 años, situación que nos lleva a explorar situaciones muy complejas.

Es muy triste ver como un padre o madre sufren la pérdida de sus hijos, pero de poco sirve que se hagan manifestaciones o campañas de búsqueda, exigiendo justicia, si la desaparición ya sucedió, es por eso que más vale hacer caso de distintos consejos que pueden ayudar a reducir el problema.

No se puede determinar hasta qué punto un padre o una madre es responsable de las acciones de los hijos, hay casos en el que un anciano siente que tienen que respaldar a sus hijos, nietos y bisnietos, como si todos sus descendientes fueran sus vástagos; pero también tenemos los casos en los que los hijos alcanzan una independencia plena, sea en el caso que sea, no podemos negar la influencia que tienen los ascendientes, en todos los sentidos.

Lo primero es saber con quién se hacen acompañar los hijos, conocer quiénes son los amigos, y dónde viven y cuáles son los gustos que tienen. Hay jóvenes que no tienen de contactos a sus familiares en las redes sociales, y es ahí donde actualmente más se encuentran los malhechores cazando a sus víctimas, así que una supervisión a los contactos de los hijos puede ser muy ilustrativa, teniendo en cuenta que una adolescente o jovencita puede ser sujeta a un engaño con mayor facilidad respecto a una persona adulta. El problema es que hay ocasiones que también los padres tienen como contactos a personas desconocidas o sospechosas, sin que le presten atención a ello.

Evidentemente aprender a ser padre es algo muy difícil, pero no podemos esperar que un hijo tenga una conducta ortodoxa, cuando sus ascendientes no la tienen, por ejemplo, una jovencita difícilmente tendrá precauciones para interactuar en la red si su madre no las tiene.

Hay quien restringe los horarios de uso del celular, redes sociales, además de ir a dejar a sus hijos a la escuela o reuniones sociales, situación que es criticada bajo la creencia de que si el individuo se quiere “portar mal”, encontrará el momento de hacerlo; lo cierto es que ejercer un mayor control, como sucedía hace años, daba mejores resultados respecto a los que hoy vemos en cierta parte de los jóvenes, quienes exigen derechos y libertades, pero no quieren obligaciones ni son responsables.

En fin, cada quien ejerce su paternidad como mejor le parece, y lo vertido en este texto no es más que una serie de opiniones que pueden ser escuchadas o ignoradas, lo cierto es que el cuidado y la atención reducen en gran medida el riesgo de algo tan desgarrador como es la desaparición de una niña, adolecente o jovencita.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Cuando no se tiene rastro de una persona, inicia un proceso muy complejo para los familiares, la incertidumbre se convierte en una llama que consume la conciencia de quien está pensando en ello, inclusive hay quien señala que preferiría saber que su hija está muerta a despertarse todos los días con una duda que se torna insoportable.


Según la oficina del alto comisionado de la Onu, en nuestro país existen 9 mil mujeres desaparecidas, situación que se une con el ascenso en el número de feminicidios, sin que se vea que la tendencia vaya a cambiar. En este sentido hemos visto distintas opiniones acerca del tema, muchas de las cuales se orientan a la actuación de las autoridades, profesores y medios de comunicación, es más, se han llegado a cosas que considero no son la solución como tal, pero que algunos le prestan demasiada atención, como es el caso del llamado lenguaje inclusivo.

En esta ocasión solo me remitiré a lo sucedido con las féminas, pero sin que esto signifique que el problema que viven los varones también es grave.

Nuevamente repito lo que he dicho en ocasiones anteriores, la culpa de un feminicidio, secuestro o rapto de una dama recae en un 100% al sujeto activo del delito, sin embargo, hay un camino que sigue la víctima para ser presa del transgresor de la ley, esto es algo que ha sido estudiado profundamente por los especialistas de la criminología y la seguridad pública.

En esta ocasión me quiero referir a los padres, quienes son los responsables del cuidado y formación de una niña.

Pensemos ahora en el caso común de la adolescente que se va de su casa debido a un engaño, una promesa falsa consistente en hacer de ella una artista, modelo y cantante. Este es un patrón muy común y constante, ya sumamente alertado y señalado, pero que al mismo tiempo sigue siendo el más usado por los delincuentes. Es más, también este modus operandi opera con jovencitas de más de 20 años, situación que nos lleva a explorar situaciones muy complejas.

Es muy triste ver como un padre o madre sufren la pérdida de sus hijos, pero de poco sirve que se hagan manifestaciones o campañas de búsqueda, exigiendo justicia, si la desaparición ya sucedió, es por eso que más vale hacer caso de distintos consejos que pueden ayudar a reducir el problema.

No se puede determinar hasta qué punto un padre o una madre es responsable de las acciones de los hijos, hay casos en el que un anciano siente que tienen que respaldar a sus hijos, nietos y bisnietos, como si todos sus descendientes fueran sus vástagos; pero también tenemos los casos en los que los hijos alcanzan una independencia plena, sea en el caso que sea, no podemos negar la influencia que tienen los ascendientes, en todos los sentidos.

Lo primero es saber con quién se hacen acompañar los hijos, conocer quiénes son los amigos, y dónde viven y cuáles son los gustos que tienen. Hay jóvenes que no tienen de contactos a sus familiares en las redes sociales, y es ahí donde actualmente más se encuentran los malhechores cazando a sus víctimas, así que una supervisión a los contactos de los hijos puede ser muy ilustrativa, teniendo en cuenta que una adolescente o jovencita puede ser sujeta a un engaño con mayor facilidad respecto a una persona adulta. El problema es que hay ocasiones que también los padres tienen como contactos a personas desconocidas o sospechosas, sin que le presten atención a ello.

Evidentemente aprender a ser padre es algo muy difícil, pero no podemos esperar que un hijo tenga una conducta ortodoxa, cuando sus ascendientes no la tienen, por ejemplo, una jovencita difícilmente tendrá precauciones para interactuar en la red si su madre no las tiene.

Hay quien restringe los horarios de uso del celular, redes sociales, además de ir a dejar a sus hijos a la escuela o reuniones sociales, situación que es criticada bajo la creencia de que si el individuo se quiere “portar mal”, encontrará el momento de hacerlo; lo cierto es que ejercer un mayor control, como sucedía hace años, daba mejores resultados respecto a los que hoy vemos en cierta parte de los jóvenes, quienes exigen derechos y libertades, pero no quieren obligaciones ni son responsables.

En fin, cada quien ejerce su paternidad como mejor le parece, y lo vertido en este texto no es más que una serie de opiniones que pueden ser escuchadas o ignoradas, lo cierto es que el cuidado y la atención reducen en gran medida el riesgo de algo tan desgarrador como es la desaparición de una niña, adolecente o jovencita.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.