/ lunes 4 de mayo de 2020

Quedan gobiernos rebasados en medio de la emergencia

A pesar del endurecimiento de medidas sanitarias y restricciones implementadas para evitar los contagios del Covid-19, los gobiernos han quedado rebasados en el estado por la movilidad de las personas, justificada ésta en una precaria economía que orilla al trabajo diario aún por encima de la salud propia o de la familia.

Con 676 casos positivos y 141 muertes a causa del SARS-CoV-2, hasta el 1 de mayo -esto es en menos de dos meses desde que se registrara el primer contagio en el estado-, los poblanos mantienen sus actividades de manera regular, mientras que quienes están en cuarentena la tienen que romper continuamente para volver a sus labores.

La situación es expresada de manera coloquial por los comerciantes, quienes advierten una crisis económica mayor: “nos vamos a morir de hambre, antes que del coronavirus”. Y bajo esta lógica, de forma temeraria, salen a las calles o abren sus cortinas para mantener sus ventas.

Aunque la prohibición de las autoridades ha sido la instalación de tianguis y mercados en los 217 municipios, los comerciantes han comenzado a establecer sus puntos de venta en sitios alternos, incluso uniéndose para rentar locales cercanos a las zonas donde anteriormente realizaban su venta, otros más han decidido salir a vender con perifoneo, pero la actividad no ha dejado de realizarse.

El tema de fondo es la orden de parar a todas las actividades no esenciales, pero sin ofrecer apoyos reales a las empresas ni a los trabajadores, mucho menos a los pequeños comercios que van al día.

Los créditos federales de 25 mil pesos para las pequeñas empresas, apenas cubren gastos de renta y de servicios operativos que finalmente quedarán rebasados al siguiente mes del préstamo, lo que convierte el recurso en un endeudamiento a largo plazo para los comerciantes y en algo inviable pese a la emergencia.

Una situación similar ocurre con las despensas que han comenzado a repartir los gobiernos municipales en sus demarcaciones, todos ellos, comenzando por quienes trabajaron de la mano con sus equipos de campaña para llevarlos al poder, sin importar el partido o partidos de los cuales emanaron. El reparto, de raíz, se convierte en una prebenda y en una herramienta electoral de los partidos gobernantes.

En medio de la pandemia, el sector que sigue sin recibir apoyos de ningún lado es la clase media, que debe seguir manteniendo los pagos de rentas, servicios, combustibles, pagos de impuestos, contribuciones municipales y además, salir a apoyar a las familias de mayor necesidad. Al final de la cuarentena, si hay a un sector al que deberá reconocerse es a ésta y no a las grandes empresas ni a los gobiernos que hoy han mostrado su improvisación en el poder.

Correo: fponce@elsoldepuebla.com.mx

Twitter @mecinas

A pesar del endurecimiento de medidas sanitarias y restricciones implementadas para evitar los contagios del Covid-19, los gobiernos han quedado rebasados en el estado por la movilidad de las personas, justificada ésta en una precaria economía que orilla al trabajo diario aún por encima de la salud propia o de la familia.

Con 676 casos positivos y 141 muertes a causa del SARS-CoV-2, hasta el 1 de mayo -esto es en menos de dos meses desde que se registrara el primer contagio en el estado-, los poblanos mantienen sus actividades de manera regular, mientras que quienes están en cuarentena la tienen que romper continuamente para volver a sus labores.

La situación es expresada de manera coloquial por los comerciantes, quienes advierten una crisis económica mayor: “nos vamos a morir de hambre, antes que del coronavirus”. Y bajo esta lógica, de forma temeraria, salen a las calles o abren sus cortinas para mantener sus ventas.

Aunque la prohibición de las autoridades ha sido la instalación de tianguis y mercados en los 217 municipios, los comerciantes han comenzado a establecer sus puntos de venta en sitios alternos, incluso uniéndose para rentar locales cercanos a las zonas donde anteriormente realizaban su venta, otros más han decidido salir a vender con perifoneo, pero la actividad no ha dejado de realizarse.

El tema de fondo es la orden de parar a todas las actividades no esenciales, pero sin ofrecer apoyos reales a las empresas ni a los trabajadores, mucho menos a los pequeños comercios que van al día.

Los créditos federales de 25 mil pesos para las pequeñas empresas, apenas cubren gastos de renta y de servicios operativos que finalmente quedarán rebasados al siguiente mes del préstamo, lo que convierte el recurso en un endeudamiento a largo plazo para los comerciantes y en algo inviable pese a la emergencia.

Una situación similar ocurre con las despensas que han comenzado a repartir los gobiernos municipales en sus demarcaciones, todos ellos, comenzando por quienes trabajaron de la mano con sus equipos de campaña para llevarlos al poder, sin importar el partido o partidos de los cuales emanaron. El reparto, de raíz, se convierte en una prebenda y en una herramienta electoral de los partidos gobernantes.

En medio de la pandemia, el sector que sigue sin recibir apoyos de ningún lado es la clase media, que debe seguir manteniendo los pagos de rentas, servicios, combustibles, pagos de impuestos, contribuciones municipales y además, salir a apoyar a las familias de mayor necesidad. Al final de la cuarentena, si hay a un sector al que deberá reconocerse es a ésta y no a las grandes empresas ni a los gobiernos que hoy han mostrado su improvisación en el poder.

Correo: fponce@elsoldepuebla.com.mx

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