/ lunes 3 de diciembre de 2018

¿Quién escogería gobernador interino?

Si los integrantes de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación anulan la contienda de gobernador, le retiran la constancia de mayoría a Martha Erika Alonso y ordenan repetir los comicios, el siguiente paso será definir mandatario interino.

Al margen del proceso legal que se siga en el Congreso del Estado y de las negociaciones políticas que se realicen para llegar a un acuerdo, los diputados y representantes partidistas estarán obligados a definir un perfil que otorgue legitimidad a la próxima elección.

Alentados por la eventual victoria obtenida en tribunales, los miembros de la coalición Juntos Haremos Historia querrán poner a uno de los suyos en el gobierno interino para garantizar el control de la administración pública mientras se organizan y llevan a cabo los nuevos comicios.

Nadie los detendrá entonces, pensarán, mucho menos con un aliado que ya es presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, irse de frente para nombrar al morenista más morenista de todos en la gubernatura interina sería un error que golpearía la credibilidad del mandatario mexicano y de su partido al comienzo del sexenio.

Sería poco prudente escoger a un personaje que lleve tatuado el nombre de Morena en el pecho después de que los magistrados federales acusaran la existencia de fraude en la pasada contienda de gobernador y de que el presidente se pronunciara en contra de ellos durante la lectura de su mensaje de toma de posesión.

En una segunda campaña, el candidato de Morena, PT y PES no podría señalar al abanderado del PAN por provenir de un partido político que usa el poder público en su beneficio si es que, a la primera oportunidad, los partidos que lo postulan hacen lo mismo desde el Poder Legislativo.

Por eso, aquellos morenistas que ya se miran dentro del despacho principal de Casa Puebla como relevos de José Antonio Gali en calidad de interinos deberían pensarla mejor.

Si los magistrados avalan la propuesta de José Luis Vargas Valdez y anulan la elección, la prudencia demandará definir a un interino que, aunque en silencio simpatice con López Obrador, no pueda ser acusado de pertenecer a la burbuja de incondicionales de la coalición tripartidista.

Hacerlo así ayudaría, además, a obtener el respaldo del PRI, que jugaría un papel relevante en ese hipotético escenario.

Habría que ver si los morenistas son capaces de aguantarse las ganas de no emular a panistas y priistas, que en el pasado, por igual, se han valido de las instituciones para conseguir su permanencia en el poder.

Por eso importa mucho saber quién pondría al interino:

¿José Juan Espinosa?

¿Gabriel Biestro?

¿Rodrigo Abdala?

¿Luis Miguel Barbosa?

¿Fernando Manzanilla?

¿López Obrador?

Por lo pronto hay que esperar al fallo del Tribunal.


@jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Si los integrantes de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación anulan la contienda de gobernador, le retiran la constancia de mayoría a Martha Erika Alonso y ordenan repetir los comicios, el siguiente paso será definir mandatario interino.

Al margen del proceso legal que se siga en el Congreso del Estado y de las negociaciones políticas que se realicen para llegar a un acuerdo, los diputados y representantes partidistas estarán obligados a definir un perfil que otorgue legitimidad a la próxima elección.

Alentados por la eventual victoria obtenida en tribunales, los miembros de la coalición Juntos Haremos Historia querrán poner a uno de los suyos en el gobierno interino para garantizar el control de la administración pública mientras se organizan y llevan a cabo los nuevos comicios.

Nadie los detendrá entonces, pensarán, mucho menos con un aliado que ya es presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, irse de frente para nombrar al morenista más morenista de todos en la gubernatura interina sería un error que golpearía la credibilidad del mandatario mexicano y de su partido al comienzo del sexenio.

Sería poco prudente escoger a un personaje que lleve tatuado el nombre de Morena en el pecho después de que los magistrados federales acusaran la existencia de fraude en la pasada contienda de gobernador y de que el presidente se pronunciara en contra de ellos durante la lectura de su mensaje de toma de posesión.

En una segunda campaña, el candidato de Morena, PT y PES no podría señalar al abanderado del PAN por provenir de un partido político que usa el poder público en su beneficio si es que, a la primera oportunidad, los partidos que lo postulan hacen lo mismo desde el Poder Legislativo.

Por eso, aquellos morenistas que ya se miran dentro del despacho principal de Casa Puebla como relevos de José Antonio Gali en calidad de interinos deberían pensarla mejor.

Si los magistrados avalan la propuesta de José Luis Vargas Valdez y anulan la elección, la prudencia demandará definir a un interino que, aunque en silencio simpatice con López Obrador, no pueda ser acusado de pertenecer a la burbuja de incondicionales de la coalición tripartidista.

Hacerlo así ayudaría, además, a obtener el respaldo del PRI, que jugaría un papel relevante en ese hipotético escenario.

Habría que ver si los morenistas son capaces de aguantarse las ganas de no emular a panistas y priistas, que en el pasado, por igual, se han valido de las instituciones para conseguir su permanencia en el poder.

Por eso importa mucho saber quién pondría al interino:

¿José Juan Espinosa?

¿Gabriel Biestro?

¿Rodrigo Abdala?

¿Luis Miguel Barbosa?

¿Fernando Manzanilla?

¿López Obrador?

Por lo pronto hay que esperar al fallo del Tribunal.


@jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx