/ sábado 24 de julio de 2021

Quizá la pandemia no se controle sin vacunación obligatoria

Por un momento pensemos qué sería del mundo si la polio, la viruela, el sarampión y otras tantas enfermedades no hubieran sido combatidas mediante la vacunación masiva y generalizada. Quizá seguiríamos viendo niños paralíticos o con soportes metálicos, además pueblos enteros muertos como sucedió durante el proceso de Conquista.

Cuando iba en la primaria, aún me tocó ver a algunos compañeros con grandes dificultades para caminar debido a ese virus que afecta el sistema nervioso y que puede producir la muerte. Hoy esto quizá solo se ve en cosas que parecen alejadas, como la película Forrest Gump, en donde se motiva al protagonista de la cinta a correr, con la dificultad propia de un enfermo de poliomelitis.

Ahora que está cerca el medio milenio de la caída de Tenochtitlan, debemos recordar que un factor que incidió directamente en ese hecho fue la epidemia de viruela que diezmó a la población de una forma dramática.

Desde hace unos años, han sido suficientes unas cuantas gotas para evitar eso, administradas masivamente en todos y cada uno de los planteles educativos, clínicas de salud o módulos públicos, mediante las brigadas que todos vimos de niños.

Ahora es impensable ver a una población diezmada por esos virus, situación que nos hace recordar la forma en que se administraban esas substancias preventivas, sin mayores temores, problemas o resistencia. Todos nos éramos vacunados y todos asumíamos que eso era tan normal como tomarse un frutsi a la hora del recreo.

El día de hoy hemos escuchado opiniones de diversos expertos en este sentido, si la vacunación no es generalizada y/o obligatoria, no se podrá domar la enfermedad, así de simple. Podemos entender que alguien no pueda administrarse la vacuna por un estatus médico particular, lo cual crea un gran conflicto ético y legal, ya que por una persona se ponen en riesgo la vida de los demás.

En Francia se emitieron diversas disposiciones en las que los no vacunados iban a ser relegados de distintos servicios y no podrían entrar a diversos lugares, lo cual causó una reacción por parte de un sector de la población, haciendo una comparación con la distintiva estrella que portaban los judíos durante la ocupación nazi. Eso es un absurdo, el pueblo de Israel sufrió una discriminación y genocidio no comparable con los que creen en el movimiento antivacuna.

Desgraciadamente la ignorancia es una de las características de nuestros tiempos, eso lo he mencionado yo y muchos otros comunicadores y autores. El problema es que se le da mucho énfasis a la libertad y no a la responsabilidad, en el entendido que las dos deben coexistir, sino veremos el libertinaje que nos está llevando a una descomposición social que ya se atisba caótica.

Ser líder de opinión, hace décadas, implicaba un prestigio y formación a través del estudio y los fundamentos científicos, hoy en día vemos personas guapas, que se visten provocativamente y hacen preguntas de adolescente en las redes, haciéndose llamar influencers, quienes tienen mayor poder de convencimiento que un académico o periodista serio, es más, un rumor por parte de un vecino es más poderoso que la afirmación de un médico. Es por eso que cualquiera que opine en contra de las vacunas puede tener eco, lo cual se conjuga con esa aparente lucha de las libertades, dando lugar a un caos verdadero, especialmente con esta enfermedad tan contagiosa, característica que se ha incrementado por las variantes.

Como conclusión podemos afirmar que, sin una vacunación total, la enfermedad seguirá sin poder controlarse efectivamente; por otro lado, las libertades individuales se pueden ver alteradas al aplicar esas substancias de forma obligada o condicionada. Sea cual sea la decisión, habrá afectados, esperemos que sean los menos, no obstante, en un país lleno de ignorancia y politiquerías, el panorama se ve muy obscuro.

Para terminar, quiero mencionar algo que me sucedió respecto al tema, un servidor siempre ha estado del lado de la ciencia y la educación, por eso me apliqué la vacuna experimental Cansino en enero pasado y la misma, hace unas semanas, por ser docente. Ahora considero que esto me ha ayudado a solventar una situación que, sin esas substancias, quizá hubiera sido mortal para mí. Hay que vacunarnos, con la marca que sea, y seguir las medidas de prevención. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Por un momento pensemos qué sería del mundo si la polio, la viruela, el sarampión y otras tantas enfermedades no hubieran sido combatidas mediante la vacunación masiva y generalizada. Quizá seguiríamos viendo niños paralíticos o con soportes metálicos, además pueblos enteros muertos como sucedió durante el proceso de Conquista.

Cuando iba en la primaria, aún me tocó ver a algunos compañeros con grandes dificultades para caminar debido a ese virus que afecta el sistema nervioso y que puede producir la muerte. Hoy esto quizá solo se ve en cosas que parecen alejadas, como la película Forrest Gump, en donde se motiva al protagonista de la cinta a correr, con la dificultad propia de un enfermo de poliomelitis.

Ahora que está cerca el medio milenio de la caída de Tenochtitlan, debemos recordar que un factor que incidió directamente en ese hecho fue la epidemia de viruela que diezmó a la población de una forma dramática.

Desde hace unos años, han sido suficientes unas cuantas gotas para evitar eso, administradas masivamente en todos y cada uno de los planteles educativos, clínicas de salud o módulos públicos, mediante las brigadas que todos vimos de niños.

Ahora es impensable ver a una población diezmada por esos virus, situación que nos hace recordar la forma en que se administraban esas substancias preventivas, sin mayores temores, problemas o resistencia. Todos nos éramos vacunados y todos asumíamos que eso era tan normal como tomarse un frutsi a la hora del recreo.

El día de hoy hemos escuchado opiniones de diversos expertos en este sentido, si la vacunación no es generalizada y/o obligatoria, no se podrá domar la enfermedad, así de simple. Podemos entender que alguien no pueda administrarse la vacuna por un estatus médico particular, lo cual crea un gran conflicto ético y legal, ya que por una persona se ponen en riesgo la vida de los demás.

En Francia se emitieron diversas disposiciones en las que los no vacunados iban a ser relegados de distintos servicios y no podrían entrar a diversos lugares, lo cual causó una reacción por parte de un sector de la población, haciendo una comparación con la distintiva estrella que portaban los judíos durante la ocupación nazi. Eso es un absurdo, el pueblo de Israel sufrió una discriminación y genocidio no comparable con los que creen en el movimiento antivacuna.

Desgraciadamente la ignorancia es una de las características de nuestros tiempos, eso lo he mencionado yo y muchos otros comunicadores y autores. El problema es que se le da mucho énfasis a la libertad y no a la responsabilidad, en el entendido que las dos deben coexistir, sino veremos el libertinaje que nos está llevando a una descomposición social que ya se atisba caótica.

Ser líder de opinión, hace décadas, implicaba un prestigio y formación a través del estudio y los fundamentos científicos, hoy en día vemos personas guapas, que se visten provocativamente y hacen preguntas de adolescente en las redes, haciéndose llamar influencers, quienes tienen mayor poder de convencimiento que un académico o periodista serio, es más, un rumor por parte de un vecino es más poderoso que la afirmación de un médico. Es por eso que cualquiera que opine en contra de las vacunas puede tener eco, lo cual se conjuga con esa aparente lucha de las libertades, dando lugar a un caos verdadero, especialmente con esta enfermedad tan contagiosa, característica que se ha incrementado por las variantes.

Como conclusión podemos afirmar que, sin una vacunación total, la enfermedad seguirá sin poder controlarse efectivamente; por otro lado, las libertades individuales se pueden ver alteradas al aplicar esas substancias de forma obligada o condicionada. Sea cual sea la decisión, habrá afectados, esperemos que sean los menos, no obstante, en un país lleno de ignorancia y politiquerías, el panorama se ve muy obscuro.

Para terminar, quiero mencionar algo que me sucedió respecto al tema, un servidor siempre ha estado del lado de la ciencia y la educación, por eso me apliqué la vacuna experimental Cansino en enero pasado y la misma, hace unas semanas, por ser docente. Ahora considero que esto me ha ayudado a solventar una situación que, sin esas substancias, quizá hubiera sido mortal para mí. Hay que vacunarnos, con la marca que sea, y seguir las medidas de prevención. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.