/ miércoles 2 de septiembre de 2020

Ramas de las pandemias: ingenuidad, miedo, confusión, terquedad, paranoia

La verdad siempre se halla en la simplicidad y no en la multiplicidad y confusión de las cosas

Isaac Newton

Estoy sorprendido. Me asomé a uno de los grupos en los que interactúo y observé una muestra de cómo puede andar gran parte del mundo. El tema fue el COVID-19 y la vacuna.

Que si es irresponsabilidad, que son intereses financistas para el enriquecimiento de los gobiernos, incluso salió la posibilidad de mentes criminales que quieren terminar o atontar a la población. Otros que esto es normal en las pandemias, que las vacunas tienen efectos positivos, que son para generar salud, etc. No falto la postura salomónica espiritual.

Quise ser prudente porque estar a favor o en contra del pensamiento de otro, implica emociones y racionamientos habitualmente tergiversados por el criterio particular, que, por lo regular, no es otra cosa que querer imponer lo que creemos; porque estamos convencidos que tenemos la verdad o lo sabemos todo.

Con el Coronavirus ha resultado más que apasionante hablar del tema, una suerte de supuestos aseverando unos que nada es cierto (ingenuidad), otros dejan una gran preocupación (miedo), otras voces nos meten en una dinámica de sobre información (confusión), que han hecho que a muchos no les importe nada (terquedad); los que generan sospechas de todo y de todos (paranoia). Y, sin querer ser ofensivo, hay posturas que más que lo anterior causan gracia por la formulación que se hacen.

No voy a señalar ninguna de las posturas de manera específica porque puedo caer en lo que no quiero, que es herir la susceptibilidad de alguien que actúe de algunas de las formas dichas arriba y lo tomen personal. La gente anda (andamos) rápidos a la exaltación y es mejor la prudencia.

Leí del psiquiatra español, José María Manzano Callejo, que lo que impacta en la salud mental en las grandes epidemias va relacionado con la vida, porque la gente se siente amenazada en su inseguridad física.

Esto es tener que pensar en la muerte y ese pensamiento causa terror a la gran mayoría. Los pensamientos se alteran y por lo tanto las conductas.

Apunta el psiquiatra Manzano Callejo que: “…una pandemia implica una alteración del orden psicosocial que puede exceder la capacidad de manejo de la población afectada. Puede considerarse, incluso, que toda la población sufre tensión en mayor o menor medida. Así, se estima un aumento de la incidencia de los trastornos psíquicos…”

En el artículo: “Cambios psicológicos en la población afectada: de la pandemia de la viruela a la del coronavirus”, publicado en Nuevatibuna.es (Análisis psicológico), el investigador sostiene de la conducta humana que: “…la mayoría serán reacciones normales ante una situación anormal. Los efectos en la salud mental, generalmente, son más marcados en las poblaciones que viven en condiciones más precarias…”

¿Qué interpreto de lo expuesto? Que el desconocer qué puede suceder(nos) genera cierta incertidumbre que nos sumerge en explicaciones y actuaciones que asumimos como ciertas de acuerdo a nuestro marco de referencia.

O sea, que de acuerdo a nuestra formación así pensamos y así asumimos lo que digan otros. Por lo tanto, de tal o cual manera actuamos validando nuestra verdad como verdad universal. Pero todo, insisto, obedece a la incertidumbre porque queremos controlar todo.

Y es que la certidumbre nos da seguridad. Cuando no se sabe qué sucede o qué va a suceder nos puede generar ante el desconocimiento, desde ingenuidad hasta paranoia, atravesando por el miedo, confusión y terquedad entre otras conductas psico-sociales. Requerimos paz interior. ¿Le suena?

La verdad siempre se halla en la simplicidad y no en la multiplicidad y confusión de las cosas

Isaac Newton

Estoy sorprendido. Me asomé a uno de los grupos en los que interactúo y observé una muestra de cómo puede andar gran parte del mundo. El tema fue el COVID-19 y la vacuna.

Que si es irresponsabilidad, que son intereses financistas para el enriquecimiento de los gobiernos, incluso salió la posibilidad de mentes criminales que quieren terminar o atontar a la población. Otros que esto es normal en las pandemias, que las vacunas tienen efectos positivos, que son para generar salud, etc. No falto la postura salomónica espiritual.

Quise ser prudente porque estar a favor o en contra del pensamiento de otro, implica emociones y racionamientos habitualmente tergiversados por el criterio particular, que, por lo regular, no es otra cosa que querer imponer lo que creemos; porque estamos convencidos que tenemos la verdad o lo sabemos todo.

Con el Coronavirus ha resultado más que apasionante hablar del tema, una suerte de supuestos aseverando unos que nada es cierto (ingenuidad), otros dejan una gran preocupación (miedo), otras voces nos meten en una dinámica de sobre información (confusión), que han hecho que a muchos no les importe nada (terquedad); los que generan sospechas de todo y de todos (paranoia). Y, sin querer ser ofensivo, hay posturas que más que lo anterior causan gracia por la formulación que se hacen.

No voy a señalar ninguna de las posturas de manera específica porque puedo caer en lo que no quiero, que es herir la susceptibilidad de alguien que actúe de algunas de las formas dichas arriba y lo tomen personal. La gente anda (andamos) rápidos a la exaltación y es mejor la prudencia.

Leí del psiquiatra español, José María Manzano Callejo, que lo que impacta en la salud mental en las grandes epidemias va relacionado con la vida, porque la gente se siente amenazada en su inseguridad física.

Esto es tener que pensar en la muerte y ese pensamiento causa terror a la gran mayoría. Los pensamientos se alteran y por lo tanto las conductas.

Apunta el psiquiatra Manzano Callejo que: “…una pandemia implica una alteración del orden psicosocial que puede exceder la capacidad de manejo de la población afectada. Puede considerarse, incluso, que toda la población sufre tensión en mayor o menor medida. Así, se estima un aumento de la incidencia de los trastornos psíquicos…”

En el artículo: “Cambios psicológicos en la población afectada: de la pandemia de la viruela a la del coronavirus”, publicado en Nuevatibuna.es (Análisis psicológico), el investigador sostiene de la conducta humana que: “…la mayoría serán reacciones normales ante una situación anormal. Los efectos en la salud mental, generalmente, son más marcados en las poblaciones que viven en condiciones más precarias…”

¿Qué interpreto de lo expuesto? Que el desconocer qué puede suceder(nos) genera cierta incertidumbre que nos sumerge en explicaciones y actuaciones que asumimos como ciertas de acuerdo a nuestro marco de referencia.

O sea, que de acuerdo a nuestra formación así pensamos y así asumimos lo que digan otros. Por lo tanto, de tal o cual manera actuamos validando nuestra verdad como verdad universal. Pero todo, insisto, obedece a la incertidumbre porque queremos controlar todo.

Y es que la certidumbre nos da seguridad. Cuando no se sabe qué sucede o qué va a suceder nos puede generar ante el desconocimiento, desde ingenuidad hasta paranoia, atravesando por el miedo, confusión y terquedad entre otras conductas psico-sociales. Requerimos paz interior. ¿Le suena?