En México, la independencia de los tres poderes de la unión —Ejecutivo, Legislativo y Judicial— ha sido fundamental para mantener un balance en la implementación y supervisión de políticas públicas. Esta separación permite que cualquier acción gubernamental que vulnere los derechos fundamentales de la ciudadanía pueda ser corregida por la vía del derecho. Sin embargo, la reciente propuesta de reforma judicial que impulsa el gobierno actual, liderado por Morena, ha generado una discusión profunda sobre la futura autonomía y eficiencia del Poder Judicial en nuestro país.
Como economista, empresaria, y una aspirante a la candidatura de la presidencia municipal de Puebla, en las elecciones pasadas del 2024, que ha tenido la oportunidad de trabajar de cerca con el partido Morena, me encuentro en una posición única para abordar este tema desde una perspectiva que reconozca tanto los avances propuestos como las inquietudes legítimas del sector empresarial y de la sociedad en general.
Personalmente, apoyo la necesidad de una reforma judicial en México, reconociendo la importancia de modernizar y hacer más eficiente nuestro sistema de justicia. No obstante, considero que cualquier modificación debe ser realizada con suma cautela. El riesgo de politizar los nombramientos en el Poder Judicial es grande, y perder la meritocracia que ha caracterizado al sistema durante los últimos 30 años podría tener consecuencias devastadoras.
Además, en un contexto globalizado, México no puede darse el lujo de ignorar las percepciones y reacciones de nuestros socios comerciales, como Estados Unidos y Canadá, quienes ya han mostrado preocupación ante esta reforma. La incertidumbre que genera esta propuesta ha frenado inversiones extranjeras, un hecho que no puede ser subestimado en un país que depende en gran medida de estas para su crecimiento económico.
Por ello, considero crucial que el Poder Legislativo lleve a cabo un análisis exhaustivo y considere todas las posibles consecuencias antes de aprobar cualquier cambio. Una reforma exitosa es aquella que no solo moderniza y eficientiza, sino que también garantiza la autonomía y profesionalismo del Poder Judicial, resguardando los derechos de todos los mexicanos y manteniendo intactas nuestras relaciones comerciales internacionales.
El diálogo es esencial. Si bien Morena ha mostrado voluntad para impulsar esta reforma, es imperativo que las voces empresariales, así como de otros sectores de la sociedad, sean parte integral de este proceso. Solo así podremos avanzar hacia un México más justo, próspero y equitativo. La verdadera democracia no distingue colores; una vez en el poder, se gobierna para todos, tanto para las mayorías como para las minorías. ¡Eso es democracia!
“Cuando los mujeres lideran, ganamos todos”.