/ viernes 9 de octubre de 2020

Relaciones tóxicas

En la lucha por el poder no hay equidad de género.

Sin insidias que valgan, los hechos nos confirman un día y otro también que la relación entre militantes de Morena en Puebla no es armoniosa.

Como partido político no cuentan con una dirigencia estatal estable; predominan las acusaciones entre ellos, donde incluso se lanzan críticas por supuesta corrupción; su consejo estatal está paralizado y no sólo por el Covid-19; la competencia por puestos es descarnada; y suman todos los días agravios entre ellos.

Ni siquiera la designación de un nuevo presidente nacional cambiará la relación tóxica que prevalece entre los militantes poblanos de Morena.

Un ejemplo que no podemos ignorar, por el estatus de sus protagonistas, es el conflicto que viven el gobernador Miguel Barbosa Huerta y la presidenta municipal de la capital, Claudia Rivera Vivanco.

Por más intenciones de urbanidad política de las partes, prevalece la desconfianza y el resquemor, lo que, a ocho meses de las elecciones de renovación de presidencias municipales y diputados locales y federales en el estado, es veneno puro para sus candidatos, sin importar nombres y apellidos.

En entrevista a El Sol de Puebla, publicada el pasado miércoles, la edil poblana resumió en una respuesta el nivel de las relaciones que guarda con el Jefe del Ejecutivo:

“Podemos tener diferencias en las estrategias, en los cómo, en los puntos de vista y siempre los

voy a externar. Esa también va a ser mi obligación como tomadora de decisiones y también tengo

muy claro que la ciudadanía nos contrató para dar resultados, no para llevarnos bien”, precisó.

Rivera Vivanco toma en cuenta las críticas que le hacen a su administración de dentro y fuera de su partido, Morena, y mostró músculo el lunes pasado cuando se presentó ante los integrantes de la Comisión Inspectora del Congreso Local, quienes la convocaron a una comparecencia.

Llegó puntual, tuvo que esperar porque no reunían el quórum, inició la comparecencia, le dieron la palabra, señaló que es víctima de hostigamiento, entregó documentos para aclarar las dudas y se levantó, dejando con la palabra al priista Javier Cazique.

Los diputados no estaban preparados para una respuesta así, tanto que Claudia Rivera llegó a pie al Congreso y solicitó formalmente comparecer ante el Pleno de la Cámara para hablar de su gestión. Los diputados se quedaron con un palmo de narices y su control de daños fue errático y tardío.

Sobre su relación institucional con el gobernador, la presidenta dijo estar convencida de que los trabajos de coordinación entre los distintos niveles de gobierno arrojan mejores resultados y en el caso concreto de la administración estatal, precisó que cuando no esté de acuerdo lo seguirá manifestando, como ha ocurrido hasta ahora.

La situación es tan tensa que obligó, por iniciativa propia o incitados por la dirigencia nacional, a la dirigencia estatal a enviar un comunicado el martes pasado en el que proponen:

“La dirigencia partidista convoca tanto a diputados, regidores, presidentes municipales como al ejecutivo estatal, a sumar esfuerzos por el bienestar de Puebla… es urgente que dejemos atrás los intereses con fines políticos, que se desechen los desacuerdos, que se frenen los conflictos y las divergencias y nos pongamos a trabajar por Puebla”.

Quizá pronto haya acuerdo en torno a una coincidencia: ganar las elecciones de 2021, pero será difícil que venzan los intereses en torno a quién será la candidata o el candidato a la presidencia municipal por Puebla. El próximo lunes en el Informe de Rivera veremos cómo actúan los protagonistas, el gobernador está invitado incluso a hacer uso de la palabra.

En la lucha política por el poder, no vale la equidad de género.

Ellas y ellos usarán todo para ganar.

DE LAS ANÉCDOTAS QUE SE CUENTAN

Ahora que prevalecen las acusaciones y descalificaciones entre los personajes políticos, todo en el ámbito de las próximas elecciones, vale la pena recordar que “quien acusa, prueba”.

Ellos y sus equipos se preparan para la guerra y trabajan en múltiples demandas, algunas de ellas penales y otras por daño moral, y es que quien se ríe, se lleva.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto

En la lucha por el poder no hay equidad de género.

Sin insidias que valgan, los hechos nos confirman un día y otro también que la relación entre militantes de Morena en Puebla no es armoniosa.

Como partido político no cuentan con una dirigencia estatal estable; predominan las acusaciones entre ellos, donde incluso se lanzan críticas por supuesta corrupción; su consejo estatal está paralizado y no sólo por el Covid-19; la competencia por puestos es descarnada; y suman todos los días agravios entre ellos.

Ni siquiera la designación de un nuevo presidente nacional cambiará la relación tóxica que prevalece entre los militantes poblanos de Morena.

Un ejemplo que no podemos ignorar, por el estatus de sus protagonistas, es el conflicto que viven el gobernador Miguel Barbosa Huerta y la presidenta municipal de la capital, Claudia Rivera Vivanco.

Por más intenciones de urbanidad política de las partes, prevalece la desconfianza y el resquemor, lo que, a ocho meses de las elecciones de renovación de presidencias municipales y diputados locales y federales en el estado, es veneno puro para sus candidatos, sin importar nombres y apellidos.

En entrevista a El Sol de Puebla, publicada el pasado miércoles, la edil poblana resumió en una respuesta el nivel de las relaciones que guarda con el Jefe del Ejecutivo:

“Podemos tener diferencias en las estrategias, en los cómo, en los puntos de vista y siempre los

voy a externar. Esa también va a ser mi obligación como tomadora de decisiones y también tengo

muy claro que la ciudadanía nos contrató para dar resultados, no para llevarnos bien”, precisó.

Rivera Vivanco toma en cuenta las críticas que le hacen a su administración de dentro y fuera de su partido, Morena, y mostró músculo el lunes pasado cuando se presentó ante los integrantes de la Comisión Inspectora del Congreso Local, quienes la convocaron a una comparecencia.

Llegó puntual, tuvo que esperar porque no reunían el quórum, inició la comparecencia, le dieron la palabra, señaló que es víctima de hostigamiento, entregó documentos para aclarar las dudas y se levantó, dejando con la palabra al priista Javier Cazique.

Los diputados no estaban preparados para una respuesta así, tanto que Claudia Rivera llegó a pie al Congreso y solicitó formalmente comparecer ante el Pleno de la Cámara para hablar de su gestión. Los diputados se quedaron con un palmo de narices y su control de daños fue errático y tardío.

Sobre su relación institucional con el gobernador, la presidenta dijo estar convencida de que los trabajos de coordinación entre los distintos niveles de gobierno arrojan mejores resultados y en el caso concreto de la administración estatal, precisó que cuando no esté de acuerdo lo seguirá manifestando, como ha ocurrido hasta ahora.

La situación es tan tensa que obligó, por iniciativa propia o incitados por la dirigencia nacional, a la dirigencia estatal a enviar un comunicado el martes pasado en el que proponen:

“La dirigencia partidista convoca tanto a diputados, regidores, presidentes municipales como al ejecutivo estatal, a sumar esfuerzos por el bienestar de Puebla… es urgente que dejemos atrás los intereses con fines políticos, que se desechen los desacuerdos, que se frenen los conflictos y las divergencias y nos pongamos a trabajar por Puebla”.

Quizá pronto haya acuerdo en torno a una coincidencia: ganar las elecciones de 2021, pero será difícil que venzan los intereses en torno a quién será la candidata o el candidato a la presidencia municipal por Puebla. El próximo lunes en el Informe de Rivera veremos cómo actúan los protagonistas, el gobernador está invitado incluso a hacer uso de la palabra.

En la lucha política por el poder, no vale la equidad de género.

Ellas y ellos usarán todo para ganar.

DE LAS ANÉCDOTAS QUE SE CUENTAN

Ahora que prevalecen las acusaciones y descalificaciones entre los personajes políticos, todo en el ámbito de las próximas elecciones, vale la pena recordar que “quien acusa, prueba”.

Ellos y sus equipos se preparan para la guerra y trabajan en múltiples demandas, algunas de ellas penales y otras por daño moral, y es que quien se ríe, se lleva.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto