/ domingo 14 de mayo de 2023

Retos a la autoridad del maestro

¿A qué maestro recordamos con gratitud? Una pregunta que, invariablemente, tiene respuesta en los valores que nos haya transmitido, pero también en cómo vemos personalmente esa relación hacia nosotros; en todo caso, cómo nos enseñaron en casa a valorarla. Pero finalmente, los aprendizajes se quedan en cada uno. Previene un año más la fecha en que se reconoce la labor del maestro, y las percepciones son cada vez más encontradas.

Pare empezar habría que hacer una distinción entre profesor, maestro y docente. Aunque se aplican indistintamente, podríamos encontrar diferencias esenciales en la práctica: el profesor es la persona que ejerce o enseña una ciencia o arte; el docente es el que se dedica a la enseñanza; el maestro es quien ejerce una actividad con sabiduría, es un experto, por ejemplo, para enseñar o transmitir conocimiento. Pero en México el maestro es el educador en nivel básico y media superior por excelencia, a quien se le celebra tradicionalmente el 15 de mayo; aunque, según la Secretaría de Educación Pública, son Docentes quienes ejercen la práctica educativa;

Por otro lado, ya en el mundo de la academia, aparecen los grados de acuerdo con los estudios que se hayan concluido para acceder a un grado, de Licenciatura, Maestría o Doctorado. En este nivel, la enseñanza superior -licenciatura, especialidad o posgrado (maestría y doctorado)- celebran su Día Mundial del Docente el 5 de octubre.

Según datos de la Secretaría de Educación Pública (Principales cifras del sistema educativo nacional, SEP, 2022) de México, en el ciclo escolar 2020-2021, había un total de 2,017,682 docentes para un total de 32,979,551 alumnos (en modalidad escolarizada), del sector público y privado.

Entonces, a quien nos haya “marcado” para bien o para mal, llegará el recuerdo y, tal vez, también el motivo de nuestra frustración. Personalmente creo que los profesores, maestros y docentes, tienen en sus manos la oportunidad de ayudar a “sacar lo mejor de la persona” para que entonces se apropie del conocimiento transferido y lo incremente, lo transforme, lo evolucione, para beneficio de muchos, de todos. Porque la educación sólo se puede entender con una finalidad social.

Las ideas encontradas están en la autoridad que ejerce el docente. Si bien nadie quiere que regresen los castigos en el nivel básico como golpear a un niño y avergonzarlo delante de sus compañeros, o encerrarlo en un “calabozo” con miles de historias urbanas de niños rebosantes de imaginación ¿cómo hacer para que una persona desde sus primeros años sea responsable, honesta, íntegra, respetuosa, generosa, amable, etc.? Es claro que hay niños más inquietos que otros, sólo hablando de niveles básicos; ni qué decir en el nivel medio superior (secundaria y preparatoria), cuando está en su apogeo la pubertad. He ahí la maestría: ejercer la docencia y enseñar con el ejemplo.

La influencia que ejercen entonces los docentes es determinante en muchos casos, por las horas en la que pasan en la escuela, porque la docencia, el magisterio, es algo así como una forma de maternidad; más ahora que el 9 de mayo se publicó el Decreto por el que se declara terminada la acción extraordinaria de salubridad para prevenir y mitigar el Covid-19.

Así que los Docentes tendrán que reconstruir los esquemas de acompañamiento para que las habilidades blandas puedan ser desarrolladas en los niños y jóvenes, pero también la disciplina, tan necesaria para el desarrollo del pensamiento y la construcción de conocimiento. Ah, pero también incorporar las nuevas tecnologías de información y comunicación en los contenidos, porque las generaciones de pandemia vienen con “maestrías” en redes y otros saberes con dispositivos y aplicaciones. Por cierto, todo por el mismo precio; sobre todo los docentes (de nivel superior) que en México necesitan tener otro empleo para alcanzar una remuneración digna. Así las cosas, felicidades a los docentes, profesores o maestros, como guste llamarlos, y mi gratitud a los jóvenes con quienes he compartido el aula, con quienes realizo cada día el que fue mi sueño de niña.


*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

¿A qué maestro recordamos con gratitud? Una pregunta que, invariablemente, tiene respuesta en los valores que nos haya transmitido, pero también en cómo vemos personalmente esa relación hacia nosotros; en todo caso, cómo nos enseñaron en casa a valorarla. Pero finalmente, los aprendizajes se quedan en cada uno. Previene un año más la fecha en que se reconoce la labor del maestro, y las percepciones son cada vez más encontradas.

Pare empezar habría que hacer una distinción entre profesor, maestro y docente. Aunque se aplican indistintamente, podríamos encontrar diferencias esenciales en la práctica: el profesor es la persona que ejerce o enseña una ciencia o arte; el docente es el que se dedica a la enseñanza; el maestro es quien ejerce una actividad con sabiduría, es un experto, por ejemplo, para enseñar o transmitir conocimiento. Pero en México el maestro es el educador en nivel básico y media superior por excelencia, a quien se le celebra tradicionalmente el 15 de mayo; aunque, según la Secretaría de Educación Pública, son Docentes quienes ejercen la práctica educativa;

Por otro lado, ya en el mundo de la academia, aparecen los grados de acuerdo con los estudios que se hayan concluido para acceder a un grado, de Licenciatura, Maestría o Doctorado. En este nivel, la enseñanza superior -licenciatura, especialidad o posgrado (maestría y doctorado)- celebran su Día Mundial del Docente el 5 de octubre.

Según datos de la Secretaría de Educación Pública (Principales cifras del sistema educativo nacional, SEP, 2022) de México, en el ciclo escolar 2020-2021, había un total de 2,017,682 docentes para un total de 32,979,551 alumnos (en modalidad escolarizada), del sector público y privado.

Entonces, a quien nos haya “marcado” para bien o para mal, llegará el recuerdo y, tal vez, también el motivo de nuestra frustración. Personalmente creo que los profesores, maestros y docentes, tienen en sus manos la oportunidad de ayudar a “sacar lo mejor de la persona” para que entonces se apropie del conocimiento transferido y lo incremente, lo transforme, lo evolucione, para beneficio de muchos, de todos. Porque la educación sólo se puede entender con una finalidad social.

Las ideas encontradas están en la autoridad que ejerce el docente. Si bien nadie quiere que regresen los castigos en el nivel básico como golpear a un niño y avergonzarlo delante de sus compañeros, o encerrarlo en un “calabozo” con miles de historias urbanas de niños rebosantes de imaginación ¿cómo hacer para que una persona desde sus primeros años sea responsable, honesta, íntegra, respetuosa, generosa, amable, etc.? Es claro que hay niños más inquietos que otros, sólo hablando de niveles básicos; ni qué decir en el nivel medio superior (secundaria y preparatoria), cuando está en su apogeo la pubertad. He ahí la maestría: ejercer la docencia y enseñar con el ejemplo.

La influencia que ejercen entonces los docentes es determinante en muchos casos, por las horas en la que pasan en la escuela, porque la docencia, el magisterio, es algo así como una forma de maternidad; más ahora que el 9 de mayo se publicó el Decreto por el que se declara terminada la acción extraordinaria de salubridad para prevenir y mitigar el Covid-19.

Así que los Docentes tendrán que reconstruir los esquemas de acompañamiento para que las habilidades blandas puedan ser desarrolladas en los niños y jóvenes, pero también la disciplina, tan necesaria para el desarrollo del pensamiento y la construcción de conocimiento. Ah, pero también incorporar las nuevas tecnologías de información y comunicación en los contenidos, porque las generaciones de pandemia vienen con “maestrías” en redes y otros saberes con dispositivos y aplicaciones. Por cierto, todo por el mismo precio; sobre todo los docentes (de nivel superior) que en México necesitan tener otro empleo para alcanzar una remuneración digna. Así las cosas, felicidades a los docentes, profesores o maestros, como guste llamarlos, y mi gratitud a los jóvenes con quienes he compartido el aula, con quienes realizo cada día el que fue mi sueño de niña.


*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com