/ domingo 11 de noviembre de 2018

Ricardo Peter y la BUAP

El domingo pasado murió el filósofo Ricardo Peter. Casi de manera coincidente apareció, “salió de las prensas”, su libro “Libérate de la perfección” con el sello de la Dirección General de Publicaciones de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Este libro (como lo anuncia la presentación firmada por el Dr. Peter) es una reimpresión modificada y adicionada del libro publicado en 1995 en Italia como “Liberaci dalla perfezione”, que vertido al español es “Líbranos de la perfección”, evocando la última petición de la plegaria del Padre Nuestro formulada canónicamente como “Líbranos del mal” (Sed libera nos a malo).

Aquí debo realizar un señalamiento, en el periodo de 23 años que separa las dos ediciones ocurre una traslación del centro de la cosmovisión de Peter: su centro gravitacional se traslada de Dios al hombre.

En 1995 pide a Dios que lo liberte del mal que significa la “búsqueda de la perfección”; en el 2018, después de un proceso de reubicación del eje de su filosofía, concluye -en una suerte de revolución copernicana- que Dios, en caso de existir, no es el agente de esa transformación libertaria: el filósofo descubre que el libertador del hombre es el hombre mismo.

De la teología a la antropología. O más bien, de la teología sin dios a la antropología con Dios. Es importante señalar que uno de los libros póstumos de Ricardo Peter es “Sobre Jesús, la dimensión negada” (de inminente aparición, también con el sello de la BUAP), en el que recupera la controversia teológica sobre la divinidad de Jesús, inclinándose por la proposición herética (Ebión y Ernest Renan) que afirma la condición exclusivamente humana de Cristo.

Pero, llegados a este punto, debemos preguntarnos sobre la vigencia de la especulación filosófica en estos días de rampante y vulgar pragmatismo económico, de superficialidad cultural y de hiperpolitización de la vida diaria. Dicho de otro modo: hoy, subyugados por el imperio del dinero, ¿es todavía necesario -categoría opuesta a contingente- preguntar y reflexionar sobre el significado y sentido de la vida del hombre?

Vivimos bajo la opresión de lo pseudoheroico. Vivimos negando nuestra condición limitada y asumiendo como propios los programas de vida elaborados por la ideología del mercado, o por el discurso de esas empresas delictivas que hoy se llaman a sí mismas partidos políticos. Inmersas en las aguas negras de los medios y las redes, las bastas mayorías transfórmanse en rebaño. La unánime vulgaridad gobierna incontrastable.

(Aquí debo citar una estrofa del poema “Balada del abominario, diatriba imprecante y oratoria” de León de Greiff: “Lindos bausanes estridentes / pletóricos de vulgaridad / arlequinescos figurines / prodigiosos de vaciedad / esclavos de un molde preciso / magníficos únicos sin par / como hidrocéfalo narciso / de su misma insustancialidad).

El índice del libro “Libérate de la imperfección” de Ricardo Peter es el siguiente: “La conciencia del límite”, “Sumario teórico de la terapia de la imperfección”, “La utopía del ‘cogito’”, “La perfección como enfermedad”, “Hacia una cultura del límite”, “La inclusión del límite”, “Los miedos del perfeccionista”, “La conciencia del límite”, “Adiós A la Perfección”. Anexo. Miscelánea Psicológica. Epílogo.

Antes de terminar, entono esta oda elemental al irracionalismo optimista: “La vida no se puede conocer, es un enigma. No es posible interpretarla porque es un misterio. El significado de la vida no es asequible a la humana inteligencia porque es lo ignoto. Sin embargo, un atisbo de luz nos bendice: la vida humana solamente tiene un sentido estético: todo en ella es gratuito, bello y efímero”.

Entre el “Camino de perfección”, de la Santa, y la “Antropología del límite”, del Filósofo, estamos. Porque la teología siempre habla de lo sublime y la antropología, de lo que tiene medida.

[“Libérate de la perfección”, en las librerías universitarias Palafox 229 y CCU.)

El domingo pasado murió el filósofo Ricardo Peter. Casi de manera coincidente apareció, “salió de las prensas”, su libro “Libérate de la perfección” con el sello de la Dirección General de Publicaciones de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Este libro (como lo anuncia la presentación firmada por el Dr. Peter) es una reimpresión modificada y adicionada del libro publicado en 1995 en Italia como “Liberaci dalla perfezione”, que vertido al español es “Líbranos de la perfección”, evocando la última petición de la plegaria del Padre Nuestro formulada canónicamente como “Líbranos del mal” (Sed libera nos a malo).

Aquí debo realizar un señalamiento, en el periodo de 23 años que separa las dos ediciones ocurre una traslación del centro de la cosmovisión de Peter: su centro gravitacional se traslada de Dios al hombre.

En 1995 pide a Dios que lo liberte del mal que significa la “búsqueda de la perfección”; en el 2018, después de un proceso de reubicación del eje de su filosofía, concluye -en una suerte de revolución copernicana- que Dios, en caso de existir, no es el agente de esa transformación libertaria: el filósofo descubre que el libertador del hombre es el hombre mismo.

De la teología a la antropología. O más bien, de la teología sin dios a la antropología con Dios. Es importante señalar que uno de los libros póstumos de Ricardo Peter es “Sobre Jesús, la dimensión negada” (de inminente aparición, también con el sello de la BUAP), en el que recupera la controversia teológica sobre la divinidad de Jesús, inclinándose por la proposición herética (Ebión y Ernest Renan) que afirma la condición exclusivamente humana de Cristo.

Pero, llegados a este punto, debemos preguntarnos sobre la vigencia de la especulación filosófica en estos días de rampante y vulgar pragmatismo económico, de superficialidad cultural y de hiperpolitización de la vida diaria. Dicho de otro modo: hoy, subyugados por el imperio del dinero, ¿es todavía necesario -categoría opuesta a contingente- preguntar y reflexionar sobre el significado y sentido de la vida del hombre?

Vivimos bajo la opresión de lo pseudoheroico. Vivimos negando nuestra condición limitada y asumiendo como propios los programas de vida elaborados por la ideología del mercado, o por el discurso de esas empresas delictivas que hoy se llaman a sí mismas partidos políticos. Inmersas en las aguas negras de los medios y las redes, las bastas mayorías transfórmanse en rebaño. La unánime vulgaridad gobierna incontrastable.

(Aquí debo citar una estrofa del poema “Balada del abominario, diatriba imprecante y oratoria” de León de Greiff: “Lindos bausanes estridentes / pletóricos de vulgaridad / arlequinescos figurines / prodigiosos de vaciedad / esclavos de un molde preciso / magníficos únicos sin par / como hidrocéfalo narciso / de su misma insustancialidad).

El índice del libro “Libérate de la imperfección” de Ricardo Peter es el siguiente: “La conciencia del límite”, “Sumario teórico de la terapia de la imperfección”, “La utopía del ‘cogito’”, “La perfección como enfermedad”, “Hacia una cultura del límite”, “La inclusión del límite”, “Los miedos del perfeccionista”, “La conciencia del límite”, “Adiós A la Perfección”. Anexo. Miscelánea Psicológica. Epílogo.

Antes de terminar, entono esta oda elemental al irracionalismo optimista: “La vida no se puede conocer, es un enigma. No es posible interpretarla porque es un misterio. El significado de la vida no es asequible a la humana inteligencia porque es lo ignoto. Sin embargo, un atisbo de luz nos bendice: la vida humana solamente tiene un sentido estético: todo en ella es gratuito, bello y efímero”.

Entre el “Camino de perfección”, de la Santa, y la “Antropología del límite”, del Filósofo, estamos. Porque la teología siempre habla de lo sublime y la antropología, de lo que tiene medida.

[“Libérate de la perfección”, en las librerías universitarias Palafox 229 y CCU.)