/ sábado 29 de diciembre de 2018

Rituales y costumbres de fin de año

La llegada del año nuevo siempre es un momento de reflexión, y también de celebración, nos permite compartir buenos deseos y tener la esperanza de comenzar un nuevo ciclo que nos permita mejorar en todos los aspectos.

En todo el mundo existen diversos rituales que se han convertido en costumbres en diversas latitudes. En Estados Unidos, por ejemplo, las personas suelen darse un apasionado beso justo al llegar la medianoche para evitar 365 días de soledad.

En Japón se lleva a cabo el “Joya no Kane”, que es una tradición propia del budismo japonés que se realiza en el momento del paso del año viejo al año nuevo, y consiste en que se realizan 108 campanadas los templos budistas.

El número 108 es considerado sagrado en el budismo y cada campanada hace que quienes la escuchen eliminen de su corazón los 108 defectos humanos, entre ellos el deseo, la posesión, la ira y la envidia. De esta manera se recibe el año nuevo libre de todo pecado y listo para iniciar una nueva etapa.

Por otro lado, comer lentejas durante la cena de Nochevieja es una de las tradiciones más antiguas de los italianos y algunos europeos, ya que dichas leguminosas son símbolo de riqueza y dinero, por lo que algunas personas suelen despedir el año comiendo un plato colmado de lentejas para asegurar prosperidad durante la nueva etapa que llega.

En Escocia y el norte de Inglaterra existe una peculiar tradición conocida como “First Foot”, que consiste en visitar el hogar de algún amigo o familiar en cuanto se hayan dado las campanadas de la medianoche para asegurar buena suerte.

La visita suele ser con regalos como una módica cantidad de dinero, pan, aguardiente o incluso carbón, que representa que el calor del hogar nunca faltará.

Antiguamente, en Dinamarca existía la tradición de romper platos viejos, en Nochevieja contra la puerta de la casa de los seres queridos. De esta manera, quien más vajillas rotas tenía frente a la puerta, mejor le iría en el futuro.

Austriacos y alemanes participan en una tradición que recibe el nombre de “Bleigiessen”, que consiste en quemar una figura de plomo sobre una cuchara, con la ayuda de una vela, hasta que se funda. El líquido se traslada posteriormente a un vaso de agua y la figura que se origine después de este proceso simboliza lo que le depara el año a su creador.

La llegada del año nuevo en Filipinas hace que las mujeres se vistan con un atuendo muy especial, los vestidos de lunares. Curiosamente, los lunares cuentan con una simbología muy especial en este país ya que se cree que su forma circular similar al de una moneda atraerá la fortuna, además de la buena salud para el nuevo año.

En Irlanda, la llegada del nuevo año está muy vinculada al amor, por lo que los irlandeses adornan sus casas con ramitas de muérdago. Las chicas solteras utilizan una pequeña ramita de esta planta para colocarla bajo la almohada en la víspera de año nuevo, ya que de este modo esperan encontrar al amor de su vida.

En muchos países de Latinoamérica, con el objetivo de acabar para siempre con todo lo malo que ha llegado durante el año que termina, se queman muebles, objetos y ropa vieja. De esta forma, se deja atrás lo viejo, para empezar el año con el espíritu renovado gracias a este fuego purificador, que da forma a una de las tradiciones de fin de año más originales del mundo.

Además, en muchos pueblos se prepara un muñeco de trapo en tamaño real que representa el año que está a punto de acabar, en ciertas ocasiones, este muñeco representa a una persona concreta o un suceso que se desea olvidar y dejar aparcado para siempre. Cuando llega la media noche, los vecinos le prenden fuego y comienza la fiesta, con la ilusión de que el nuevo año traiga alegrías y buenas noticias para todos.

Comerse 12 uvas al son de las campanadas es una de las tradiciones más populares en muchos lugares; todo empezó en el año 1909, cuando una sobreproducción de la vid propició que los viticultores, deseosos librarse del excedente, se inventaran el pretexto de que daba suerte comerlas en Nochevieja.

Sea cual sea la tradición o el ritual que se realice, la esperanza de que un nuevo ciclo esté lleno de prosperidad es el deseo que se comparte en todo el mundo, esperando dejar todo lo malo atrás e iniciando una etapa llena de nuevas oportunidades.

monserrat.publicaciones@gmail.com

La llegada del año nuevo siempre es un momento de reflexión, y también de celebración, nos permite compartir buenos deseos y tener la esperanza de comenzar un nuevo ciclo que nos permita mejorar en todos los aspectos.

En todo el mundo existen diversos rituales que se han convertido en costumbres en diversas latitudes. En Estados Unidos, por ejemplo, las personas suelen darse un apasionado beso justo al llegar la medianoche para evitar 365 días de soledad.

En Japón se lleva a cabo el “Joya no Kane”, que es una tradición propia del budismo japonés que se realiza en el momento del paso del año viejo al año nuevo, y consiste en que se realizan 108 campanadas los templos budistas.

El número 108 es considerado sagrado en el budismo y cada campanada hace que quienes la escuchen eliminen de su corazón los 108 defectos humanos, entre ellos el deseo, la posesión, la ira y la envidia. De esta manera se recibe el año nuevo libre de todo pecado y listo para iniciar una nueva etapa.

Por otro lado, comer lentejas durante la cena de Nochevieja es una de las tradiciones más antiguas de los italianos y algunos europeos, ya que dichas leguminosas son símbolo de riqueza y dinero, por lo que algunas personas suelen despedir el año comiendo un plato colmado de lentejas para asegurar prosperidad durante la nueva etapa que llega.

En Escocia y el norte de Inglaterra existe una peculiar tradición conocida como “First Foot”, que consiste en visitar el hogar de algún amigo o familiar en cuanto se hayan dado las campanadas de la medianoche para asegurar buena suerte.

La visita suele ser con regalos como una módica cantidad de dinero, pan, aguardiente o incluso carbón, que representa que el calor del hogar nunca faltará.

Antiguamente, en Dinamarca existía la tradición de romper platos viejos, en Nochevieja contra la puerta de la casa de los seres queridos. De esta manera, quien más vajillas rotas tenía frente a la puerta, mejor le iría en el futuro.

Austriacos y alemanes participan en una tradición que recibe el nombre de “Bleigiessen”, que consiste en quemar una figura de plomo sobre una cuchara, con la ayuda de una vela, hasta que se funda. El líquido se traslada posteriormente a un vaso de agua y la figura que se origine después de este proceso simboliza lo que le depara el año a su creador.

La llegada del año nuevo en Filipinas hace que las mujeres se vistan con un atuendo muy especial, los vestidos de lunares. Curiosamente, los lunares cuentan con una simbología muy especial en este país ya que se cree que su forma circular similar al de una moneda atraerá la fortuna, además de la buena salud para el nuevo año.

En Irlanda, la llegada del nuevo año está muy vinculada al amor, por lo que los irlandeses adornan sus casas con ramitas de muérdago. Las chicas solteras utilizan una pequeña ramita de esta planta para colocarla bajo la almohada en la víspera de año nuevo, ya que de este modo esperan encontrar al amor de su vida.

En muchos países de Latinoamérica, con el objetivo de acabar para siempre con todo lo malo que ha llegado durante el año que termina, se queman muebles, objetos y ropa vieja. De esta forma, se deja atrás lo viejo, para empezar el año con el espíritu renovado gracias a este fuego purificador, que da forma a una de las tradiciones de fin de año más originales del mundo.

Además, en muchos pueblos se prepara un muñeco de trapo en tamaño real que representa el año que está a punto de acabar, en ciertas ocasiones, este muñeco representa a una persona concreta o un suceso que se desea olvidar y dejar aparcado para siempre. Cuando llega la media noche, los vecinos le prenden fuego y comienza la fiesta, con la ilusión de que el nuevo año traiga alegrías y buenas noticias para todos.

Comerse 12 uvas al son de las campanadas es una de las tradiciones más populares en muchos lugares; todo empezó en el año 1909, cuando una sobreproducción de la vid propició que los viticultores, deseosos librarse del excedente, se inventaran el pretexto de que daba suerte comerlas en Nochevieja.

Sea cual sea la tradición o el ritual que se realice, la esperanza de que un nuevo ciclo esté lleno de prosperidad es el deseo que se comparte en todo el mundo, esperando dejar todo lo malo atrás e iniciando una etapa llena de nuevas oportunidades.

monserrat.publicaciones@gmail.com