/ jueves 19 de julio de 2018

¡¡¡Serenos, morenos!!!

Los militantes de Morena en Puebla andan lastimados, molestos e indignados porque su candidato a la gubernatura, Miguel Barbosa, no ganó la elección del 1 de julio ya que, supuestamente, le hicieron trampa o fraude. En esa lógica su herida electoral no les permite comprender y aceptar que la vida sigue y mientras no se resuelva la impugnación a la elección quienes sí ganaron y ya son autoridades electas tienen que reunirse con los actuales gobernantes para iniciar la transición. Ah, pero eso les duele y les lastima a las y los morenistas al grado de que pareciera que confunden la institucionalidad con la traición.

Lo anterior viene a propósito por el encuentro entre la morenista y presidenta municipal electa de Puebla, Claudia Rivera, con el gobernador, Antonio Gali. “El que se enoja, pierde”. Ese dicho popular aplica muy bien luego de ver la arrebatada reacción de la dirigencia de Morena y de sus legisladores federales electos. Ante los medios de comunicación difundieron que respetan las decisiones personales de Claudia Rivera; ah, pero contradictoriamente dijeron que no avalan su acercamiento con el mandatario poblano. Entonces, ¿aceptan o no?

Gabriel Biestro, Miguel Barbosa, los diputados electos y todas y todos los miembros de Juntos Haremos Historias deben de serenarse. La reunión de Claudia Rivera con el Ejecutivo estatal no es un acto de traición. Ah, y tampoco es un encuentro con Martha Erika Alonso. Si por el acercamiento con Gali se pusieron espesos, imaginar una reunión con Martha Erika en medio del proceso de impugnación de la elección sí provocaría varios infartos. Además, sí dejaría mal parada a Claudia.

La postura política de los morenistas quizá sea con razón, se entiende el coraje por el multicitado encuentro y máxime cuando Morena impugnó la elección a la gubernatura y uno de los acusados del fraude electoral contra Barbosa es el mismo mandatario. Pero también deberían ampliar su visión y entender que el cara a cara entre Claudia Rivera y Antonio Gali no cambiará los resultados del 1 de julio y la decisión final está en el Tribunal Electoral.

Los correligionarios de Rivera Vivanco también deberían ponerse en las zapatillas de ella. Son ellos quienes la conocen y saben que el corazón político y solidaridad de la presidenta electa está con su partido. De igual modo, también deberían comprender que ella hoy tiene un compromiso más fuerte e inquebrantable con más de 340 mil ciudadanos, que le dieron su voto, el triunfo y le depositaron su confianza. Seguro que, al preguntarles si avalan la mentada reunión, la respuesta mayoritaria sería que sí.

No se calienten planchas. Hoy es momento de dejar a un lado los berrinches y los enojos. Después del 1 de julio México ya cambió, ¿o no? Eso nos dijeron los que ganaron. Alejar esas conductas iracundas y soberbias de los políticos para construir acuerdos a favor de la sociedad es lo que esperan las y los poblanos, por eso votaron como lo hicieron y hoy es deber de los partidos que vencieron demostrar que no son igual que los otros.

Si Andrés Manuel ya se reunió con Peña Nieto, si ya se acercó con los férreos empresarios que tanto lo criticaron y ya se apersonó con la Conago, el hecho de que Claudia Rivera se reúna con Gali no es nada y mucho menos significa que haya avalado el “fraude electoral”. Así de fácil.

¡¡¡Tranquilos, morenos!!!

Pese a la tensión mediática que parecía que ponía entre la espada y la pared a Claudia Rivera Vivanco por el multicitado acercamiento, al final del día sí se sentó como presidenta municipal electa de Puebla con el gobernador en funciones, Antonio Gali Fayad.

Hoy sabemos que ella le hizo 10 solicitudes y entre ellas le pidió participar en las políticas de seguridad pública en la ciudad. Ah, pero también hizo saber que su acercamiento fue meramente institucional y puso sobre la mesa su respaldo a su candidato a la gubernatura, Miguel Barbosa, y, en esa lógica, al proceso de impugnación de la elección gubernamental.

De esta manera Rivera Vivanco pudo avanzar en sus intenciones de generar una transición tersa y ordenada, que a su vez le permita empaparse de los programas y acciones conjuntas entre el ayuntamiento que ella va a presidir y que tendrá que sobrellevar con el estado a cargo de Antonio Gali, así como no se quedará con la cara de “whaaat” cuando se trate de avanzar en la agenda de la ciudad.

Por si les quedaban dudas a sus amigos en Morena, la presidenta municipal electa resaltó que ella no legitimó el “fraude electoral” y tampoco hay ruptura con su partido. Y tan tan, se acabó.


Le recuerdo que, como siempre, tenemos el changarro abierto las 24 horas. Si quiere compartir chismes, tips y consultas son bienvenidos en Twitter @ferabrajan1 y en fabrajan@hotmail.com

Los militantes de Morena en Puebla andan lastimados, molestos e indignados porque su candidato a la gubernatura, Miguel Barbosa, no ganó la elección del 1 de julio ya que, supuestamente, le hicieron trampa o fraude. En esa lógica su herida electoral no les permite comprender y aceptar que la vida sigue y mientras no se resuelva la impugnación a la elección quienes sí ganaron y ya son autoridades electas tienen que reunirse con los actuales gobernantes para iniciar la transición. Ah, pero eso les duele y les lastima a las y los morenistas al grado de que pareciera que confunden la institucionalidad con la traición.

Lo anterior viene a propósito por el encuentro entre la morenista y presidenta municipal electa de Puebla, Claudia Rivera, con el gobernador, Antonio Gali. “El que se enoja, pierde”. Ese dicho popular aplica muy bien luego de ver la arrebatada reacción de la dirigencia de Morena y de sus legisladores federales electos. Ante los medios de comunicación difundieron que respetan las decisiones personales de Claudia Rivera; ah, pero contradictoriamente dijeron que no avalan su acercamiento con el mandatario poblano. Entonces, ¿aceptan o no?

Gabriel Biestro, Miguel Barbosa, los diputados electos y todas y todos los miembros de Juntos Haremos Historias deben de serenarse. La reunión de Claudia Rivera con el Ejecutivo estatal no es un acto de traición. Ah, y tampoco es un encuentro con Martha Erika Alonso. Si por el acercamiento con Gali se pusieron espesos, imaginar una reunión con Martha Erika en medio del proceso de impugnación de la elección sí provocaría varios infartos. Además, sí dejaría mal parada a Claudia.

La postura política de los morenistas quizá sea con razón, se entiende el coraje por el multicitado encuentro y máxime cuando Morena impugnó la elección a la gubernatura y uno de los acusados del fraude electoral contra Barbosa es el mismo mandatario. Pero también deberían ampliar su visión y entender que el cara a cara entre Claudia Rivera y Antonio Gali no cambiará los resultados del 1 de julio y la decisión final está en el Tribunal Electoral.

Los correligionarios de Rivera Vivanco también deberían ponerse en las zapatillas de ella. Son ellos quienes la conocen y saben que el corazón político y solidaridad de la presidenta electa está con su partido. De igual modo, también deberían comprender que ella hoy tiene un compromiso más fuerte e inquebrantable con más de 340 mil ciudadanos, que le dieron su voto, el triunfo y le depositaron su confianza. Seguro que, al preguntarles si avalan la mentada reunión, la respuesta mayoritaria sería que sí.

No se calienten planchas. Hoy es momento de dejar a un lado los berrinches y los enojos. Después del 1 de julio México ya cambió, ¿o no? Eso nos dijeron los que ganaron. Alejar esas conductas iracundas y soberbias de los políticos para construir acuerdos a favor de la sociedad es lo que esperan las y los poblanos, por eso votaron como lo hicieron y hoy es deber de los partidos que vencieron demostrar que no son igual que los otros.

Si Andrés Manuel ya se reunió con Peña Nieto, si ya se acercó con los férreos empresarios que tanto lo criticaron y ya se apersonó con la Conago, el hecho de que Claudia Rivera se reúna con Gali no es nada y mucho menos significa que haya avalado el “fraude electoral”. Así de fácil.

¡¡¡Tranquilos, morenos!!!

Pese a la tensión mediática que parecía que ponía entre la espada y la pared a Claudia Rivera Vivanco por el multicitado acercamiento, al final del día sí se sentó como presidenta municipal electa de Puebla con el gobernador en funciones, Antonio Gali Fayad.

Hoy sabemos que ella le hizo 10 solicitudes y entre ellas le pidió participar en las políticas de seguridad pública en la ciudad. Ah, pero también hizo saber que su acercamiento fue meramente institucional y puso sobre la mesa su respaldo a su candidato a la gubernatura, Miguel Barbosa, y, en esa lógica, al proceso de impugnación de la elección gubernamental.

De esta manera Rivera Vivanco pudo avanzar en sus intenciones de generar una transición tersa y ordenada, que a su vez le permita empaparse de los programas y acciones conjuntas entre el ayuntamiento que ella va a presidir y que tendrá que sobrellevar con el estado a cargo de Antonio Gali, así como no se quedará con la cara de “whaaat” cuando se trate de avanzar en la agenda de la ciudad.

Por si les quedaban dudas a sus amigos en Morena, la presidenta municipal electa resaltó que ella no legitimó el “fraude electoral” y tampoco hay ruptura con su partido. Y tan tan, se acabó.


Le recuerdo que, como siempre, tenemos el changarro abierto las 24 horas. Si quiere compartir chismes, tips y consultas son bienvenidos en Twitter @ferabrajan1 y en fabrajan@hotmail.com