/ martes 16 de noviembre de 2021

Sin Prudencia | El proyecto es Eduardo Rivera

Eduardo Rivera Pérez fue ratificado como el activo más importante para los panistas, que, en una suficiente mayoría, le dio el triunfo a la planilla de Augusta Valentina Díaz de Rivera y Marcos Castro, que explícitamente impulsó, dice él, como un panista más, para hacerle las contras a la reelección de Genoveva Huerta Villegas y lo que representa.

Aunque no hay resultados oficiales, las actitudes de los equipos de campaña dan cuenta de quienes fueron los vencedores y quienes los derrotados; mientras del lado de los yunquistas hubo festejo, con el propio Eduardo Rivera incluido, del lado de los resquicios del morenovallismo hubo un silencio que tradicionalmente acompaña a los derrotados.

Lo que tardíamente pretendió exhibir el exdiputado morenovallista, Jorge Aguilar Chedraui, como una incongruencia declarativa, que sí lo fue, del alcalde de Puebla, al estar haciendo campaña abierta a favor de Augusta y Marco, resultó ser el fiel de la balanza para inclinar el triunfo.

Si de suyo, Genoveva cosechó animadversiones por la forma en que condujo al partido por tres años, los promotores de la virtual Presidenta del Comité Directivo Estatal panista utilizaron el liderazgo de Rivera Pérez como una forma de convencimiento. “De este lado sí hay proyecto”, decían a los promotores para buscar su voto.

Y como cabeza de ese proyecto, el propio Eduardo Rivera se sumó al festejo del triunfo de sus dos alfiles con un “ahí les encargo” el partido.

Ahora bien, si no pasa nada extraordinario, la llegada de Augusta Díaz a las oficinas de la colonia Bugambilias, no supone una cacería de brujas hacia el grupo rival.

La exregidora y el ahora coordinador de los diputados locales, Eduardo Alcantara Montiel (operador de Genoveva Huerta), son amigos de tiempo atrás, por lo que no descarte que ambos aparezcan entre las primeras reuniones de la operación cicatriz.

***

La operación electoral que maquinaron en el equipo de Genoveva Huerta Villegas, simplemente no se concretó.

Sabedores de una tendencia, cuando menos, reñida y de clara animadversión hacia su reelección, los estrategas de Genoveva hicieron su mayor esfuerzo por intentar obstruir, inhibir o cancelar la votación en puntos que consideraban estratégicos para sus propósitos.

Confiados en que las cosas saldrían como lo habían pensado, tanto la diputada con licencia como el Presidente del Comité Directivo Estatal del PAN emprendieron una narrativa sobre la “fiesta democrática” que estaba ocurriendo en su partido e incluso la propia Genoveva, antes de emitir su voto habló de la necesidad de que existiera madurez política tras los comicios, la cual, no llegó, para aceptar su derrota.

“Debe de existir mucha madurez política para que terminado esto entendamos que nos necesitamos todas y todos, no podemos excluir a todos, debemos de estar integrados para lograr el triunfo en 2024”, declaró a los reporteros la mañana del domingo.

Pero este lunes lo que hubo fue un posicionamiento en texto que giró de la fiesta democrática a señalamientos sobre anomalías, inconsistencias, presuntas amenazas y chantajes que, según su dicho, ponen en duda la transparencia de la elección.

Una ruta discursiva que pinta para la judicialización de la contienda como último esfuerzo para intentar revertir lo perdido o por lo menos fastidiar a quienes ganaron.

Mientras tanto, en la Comisión Electoral Estatal, que preside Leonor Popocatl, hay un silencio que no termina por emitir resultados oficiales ni se pronunció sobre las supuestas irregularidades de las que expuso Genoveva Huerta en su misiva.

Y hasta la próxima.

Eduardo Rivera Pérez fue ratificado como el activo más importante para los panistas, que, en una suficiente mayoría, le dio el triunfo a la planilla de Augusta Valentina Díaz de Rivera y Marcos Castro, que explícitamente impulsó, dice él, como un panista más, para hacerle las contras a la reelección de Genoveva Huerta Villegas y lo que representa.

Aunque no hay resultados oficiales, las actitudes de los equipos de campaña dan cuenta de quienes fueron los vencedores y quienes los derrotados; mientras del lado de los yunquistas hubo festejo, con el propio Eduardo Rivera incluido, del lado de los resquicios del morenovallismo hubo un silencio que tradicionalmente acompaña a los derrotados.

Lo que tardíamente pretendió exhibir el exdiputado morenovallista, Jorge Aguilar Chedraui, como una incongruencia declarativa, que sí lo fue, del alcalde de Puebla, al estar haciendo campaña abierta a favor de Augusta y Marco, resultó ser el fiel de la balanza para inclinar el triunfo.

Si de suyo, Genoveva cosechó animadversiones por la forma en que condujo al partido por tres años, los promotores de la virtual Presidenta del Comité Directivo Estatal panista utilizaron el liderazgo de Rivera Pérez como una forma de convencimiento. “De este lado sí hay proyecto”, decían a los promotores para buscar su voto.

Y como cabeza de ese proyecto, el propio Eduardo Rivera se sumó al festejo del triunfo de sus dos alfiles con un “ahí les encargo” el partido.

Ahora bien, si no pasa nada extraordinario, la llegada de Augusta Díaz a las oficinas de la colonia Bugambilias, no supone una cacería de brujas hacia el grupo rival.

La exregidora y el ahora coordinador de los diputados locales, Eduardo Alcantara Montiel (operador de Genoveva Huerta), son amigos de tiempo atrás, por lo que no descarte que ambos aparezcan entre las primeras reuniones de la operación cicatriz.

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La operación electoral que maquinaron en el equipo de Genoveva Huerta Villegas, simplemente no se concretó.

Sabedores de una tendencia, cuando menos, reñida y de clara animadversión hacia su reelección, los estrategas de Genoveva hicieron su mayor esfuerzo por intentar obstruir, inhibir o cancelar la votación en puntos que consideraban estratégicos para sus propósitos.

Confiados en que las cosas saldrían como lo habían pensado, tanto la diputada con licencia como el Presidente del Comité Directivo Estatal del PAN emprendieron una narrativa sobre la “fiesta democrática” que estaba ocurriendo en su partido e incluso la propia Genoveva, antes de emitir su voto habló de la necesidad de que existiera madurez política tras los comicios, la cual, no llegó, para aceptar su derrota.

“Debe de existir mucha madurez política para que terminado esto entendamos que nos necesitamos todas y todos, no podemos excluir a todos, debemos de estar integrados para lograr el triunfo en 2024”, declaró a los reporteros la mañana del domingo.

Pero este lunes lo que hubo fue un posicionamiento en texto que giró de la fiesta democrática a señalamientos sobre anomalías, inconsistencias, presuntas amenazas y chantajes que, según su dicho, ponen en duda la transparencia de la elección.

Una ruta discursiva que pinta para la judicialización de la contienda como último esfuerzo para intentar revertir lo perdido o por lo menos fastidiar a quienes ganaron.

Mientras tanto, en la Comisión Electoral Estatal, que preside Leonor Popocatl, hay un silencio que no termina por emitir resultados oficiales ni se pronunció sobre las supuestas irregularidades de las que expuso Genoveva Huerta en su misiva.

Y hasta la próxima.