/ martes 1 de marzo de 2022

Sin Prudencia | Parquímetros, costos bajos y costo político

El ayuntamiento de Puebla y su presidente municipal Eduardo Rivera Pérez se aventuran a la concreción del cobro del estacionamiento en vía pública, cuando gobiernos pasados se quedaron en meros intentos por los costos políticos que implicaba una medida asumida como impopular.

Será después de Semana Santa, para la segunda quincena de abril, cuando los 4 mil 638 cajones de cobro para aparcamiento estarán operando y contrario a la hipótesis de costo de a 10 pesos por hora, asentada en la Ley de Ingresos, el arranque marcará tarifas que se encuentran dentro de lo razonable y le apuestan a la movilidad de autos pues sólo pueden estar un máximo de cuatro horas.

Si bien puede tratarse de una estrategia de percepción, el hacer creer que el costo sería de 10 pesos para luego reducirlo a un promedio de 5 pesos la hora, si se quedan las cuatro horas en el cajón, lo cierto es que esa tarifa le viene bien al alcalde para quitar la percepción de que la medida será recaudatoria.

Claro que una cosa es lo que se pretenda en el papel y otra lo que en la realidad ocurra.

Según el proyecto, el pago del aparcamiento en las calles del Centro Histórico hará acreedor al usuario de un seguro contra robo total, daños y cristalazos mientras que los franeleros serán invitados a colaborar.

También se estipula que, del dinero recaudado, el 70 por ciento llegará a las arcas municipales y se utilizará para seguridad, obras, eventos y actividades en el propio Centro Histórico.

Ya se verá si todo es tal cual lo presentan.

Por lo pronto, el tema parece que logrará salir de la barrera del rechazo y para aquellos que gusten de hacer una actividad que no les genere mucho tiempo, tener una hora gratis, dos por 5 pesos o 3 horas por 10 pesos resultarán a costo de viene viene y con la promesa de un seguro.

Luego entonces, por ahí, no se augura un desgaste político para Rivera Pérez.

*

Donde sí comienzan a aflorar malestares es entre los automovilistas que son infraccionados por alguna violación al reglamento de tránsito pues además del cobro, resulta un verdadero calvario el acudir a hacer el pago a las oficinas de Centro de Atención Municipal (CAM) de la 4 poniente 1101.

Las cajas de cobro, ubicadas frente al Mercado de Sabores no se dan abasto para atender a las decenas de personas que se dan cita para pagar sus multas y esta no es una medida casual.

Aquí sí se puede sostener que existe un plan trazado con estrictas metas recaudatorias pues a cada elemento de vialidad le han impuesto cuotas desde la Tesorería Municipal para aportar a las arcas de la administración municipal.

Con el boquete recaudatorio que le trajo la negativa del Congreso del Estado para el cobro del Derecho de Alumbrado Público o su aparente desistimiento para recurrir un endeudamiento de largo plazo, el alcalde Eduardo Rivera debe buscar otras fuentes para allegarse de recursos y la de las multas parece ser una.


El ayuntamiento de Puebla y su presidente municipal Eduardo Rivera Pérez se aventuran a la concreción del cobro del estacionamiento en vía pública, cuando gobiernos pasados se quedaron en meros intentos por los costos políticos que implicaba una medida asumida como impopular.

Será después de Semana Santa, para la segunda quincena de abril, cuando los 4 mil 638 cajones de cobro para aparcamiento estarán operando y contrario a la hipótesis de costo de a 10 pesos por hora, asentada en la Ley de Ingresos, el arranque marcará tarifas que se encuentran dentro de lo razonable y le apuestan a la movilidad de autos pues sólo pueden estar un máximo de cuatro horas.

Si bien puede tratarse de una estrategia de percepción, el hacer creer que el costo sería de 10 pesos para luego reducirlo a un promedio de 5 pesos la hora, si se quedan las cuatro horas en el cajón, lo cierto es que esa tarifa le viene bien al alcalde para quitar la percepción de que la medida será recaudatoria.

Claro que una cosa es lo que se pretenda en el papel y otra lo que en la realidad ocurra.

Según el proyecto, el pago del aparcamiento en las calles del Centro Histórico hará acreedor al usuario de un seguro contra robo total, daños y cristalazos mientras que los franeleros serán invitados a colaborar.

También se estipula que, del dinero recaudado, el 70 por ciento llegará a las arcas municipales y se utilizará para seguridad, obras, eventos y actividades en el propio Centro Histórico.

Ya se verá si todo es tal cual lo presentan.

Por lo pronto, el tema parece que logrará salir de la barrera del rechazo y para aquellos que gusten de hacer una actividad que no les genere mucho tiempo, tener una hora gratis, dos por 5 pesos o 3 horas por 10 pesos resultarán a costo de viene viene y con la promesa de un seguro.

Luego entonces, por ahí, no se augura un desgaste político para Rivera Pérez.

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Donde sí comienzan a aflorar malestares es entre los automovilistas que son infraccionados por alguna violación al reglamento de tránsito pues además del cobro, resulta un verdadero calvario el acudir a hacer el pago a las oficinas de Centro de Atención Municipal (CAM) de la 4 poniente 1101.

Las cajas de cobro, ubicadas frente al Mercado de Sabores no se dan abasto para atender a las decenas de personas que se dan cita para pagar sus multas y esta no es una medida casual.

Aquí sí se puede sostener que existe un plan trazado con estrictas metas recaudatorias pues a cada elemento de vialidad le han impuesto cuotas desde la Tesorería Municipal para aportar a las arcas de la administración municipal.

Con el boquete recaudatorio que le trajo la negativa del Congreso del Estado para el cobro del Derecho de Alumbrado Público o su aparente desistimiento para recurrir un endeudamiento de largo plazo, el alcalde Eduardo Rivera debe buscar otras fuentes para allegarse de recursos y la de las multas parece ser una.