/ lunes 22 de junio de 2020

Sin reforma fiscal, AMLO no sacará la economía de 36 años de estancamiento

Pese al esfuerzo recaudatorio que realiza la Secretaría de Hacienda ampliando la base de contribuyentes y combatiendo la evasión y el fraude fiscal entre grandes empresas, los ingresos siempre resultan insuficientes para que el gobierno federal emprenda proyectos de inversión en obras de infraestructura que generen desarrollo, empleo y una tasa de crecimiento mayor a la del estancamiento de 2% que en promedio ha alcanzado la economía nacional en los últimos 36 años..

Y en los dos primeros años de su gobierno la situación se ha empeorado. En su primer año la economía tuvo cero crecimiento, y en el presente, el derrumbe será entre 7.5% y 8.5%, de acuerdo a los organismos internacionales. Hoy más que nunca le urge al gobierno de Andrés Manuel López Obrador una reforma tributaria que le proporcione recursos para rescatar la economía nacional.

Sin reforma fiscal y sin mayores ingresos los próximos cuatro años, es un hecho rotundo que el tabasqueño no logrará, en ninguno de sus seis años, que el Producto interno bruto del país crezca 6%. Este sería su mayor incumplimiento, engaño y frustración para los 30 millones de mexicanos que votaron por él.

A López Obrador le heredaron un Estado pequeño, financieramente débil, que le ata de manos para romper el círculo pernicioso de una hacienda pobre que privilegia a los grupos empresariales, financieros y monopólicos que acumulan la riqueza nacional, pero pagan los impuestos que quieren.

Un Estado que ante la urgencia que plantea la pandemia del coronavirus y la recesión económica más profunda de los últimos 100 años, tiene que reasignar todos sus recursos presupuestales a la atención del covid-19, suspender sus escasas inversiones en obras de infraestructura social en todo el país, dar apurados tijeretazos a las participaciones de los estados.

Un Estado imposibilitado de otorgar apoyos fiscales a las empresas, pese a los reclamos y exigencias de las cúpulas empresariales que le reprochan les ha cerrado las puertas, los ha dejado solos, cuando los gobiernos de los demás países apoyan fiscalmente a sus sectores empresariales a salir de esta crisis económica mundial.

La Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que aglutina a las 36 economías más desarrolladas y en desarrollo, entre ellas México, recién envió un mensaje claro y contundente a López Obrador: en el que lo invita a romper la barrera del estancamiento de las últimas tres décadas y media.

“México –le dijo- tiene una de las tasas de recaudación más baja de la región, de 16 por ciento del producto interno bruto (PIB), prácticamente la mitad del 34 por ciento que promedia la OCDE. Recomendó ampliar la base gravable, fortalecer el Servicio de Administración Tributaria para reducir la evasión y el fraude fiscal”

Lo que sugiere la OCDE es una urgente reforma fiscal, dado el enorme margen que tiene para elevar su nivel recaudatorio, “avanzar hacia un modelo fiscal más normal, más moderno y que dependa menos del petróleo”. El objetivo es “aumentar la presencia del Estado mexicano como proveedor de mayor bienestar en la población con servicios públicos de calidad”.

No es la primera vez que un organismo internacional le dice al gobierno que México tiene una de las tasas de recaudación más bajas del mundo.

La reforma tributaria buscaría acabar con la dependencia al ingreso petrolero y duplicar el monto de la recaudación actual, crear un Estado fuerte que en emergencias como actual tendría recursos para otorgar estímulos y prorrogas fiscales a las empresas, como lo hace, por ejemplo, el Estado francés, que tiene un ingreso fiscal equivalente al 47% de su producto interno bruto. Es un Estado fuerte, capaz de apoyar a todos sus sectores.

En cambio el gobierno mexicano, con un ingreso fiscal del 16% de su PIB, está imposibilitado financieramente de evitar un mayor descarrilamiento de la economía nacional, se niega a ayudar a los núcleos empresariales, está empeñado en no acrecentar la deuda que ya asciende a 12 billones de pesos y su servicio será este año superior a 800 mil millones de pesos por sus incrementos por la devaluación del peso y la profunda caída del PIB.

En esta sintonía, grupo financiero BBVA reconoce que el gobierno tiene un reducido espacio para hacer frente a los choques negativos de la economía, y le propone realizar una reforma tributaria que aumente los ingresos en seis puntos porcentuales del PIB (un billón y medio de pesos) que le ayude a mitigar el riesgo de la pérdida del grado de inversión en la calificación crediticia soberana, hacer frente al pago de la deuda, provocar la reactivación de la economía. NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.

Pese al esfuerzo recaudatorio que realiza la Secretaría de Hacienda ampliando la base de contribuyentes y combatiendo la evasión y el fraude fiscal entre grandes empresas, los ingresos siempre resultan insuficientes para que el gobierno federal emprenda proyectos de inversión en obras de infraestructura que generen desarrollo, empleo y una tasa de crecimiento mayor a la del estancamiento de 2% que en promedio ha alcanzado la economía nacional en los últimos 36 años..

Y en los dos primeros años de su gobierno la situación se ha empeorado. En su primer año la economía tuvo cero crecimiento, y en el presente, el derrumbe será entre 7.5% y 8.5%, de acuerdo a los organismos internacionales. Hoy más que nunca le urge al gobierno de Andrés Manuel López Obrador una reforma tributaria que le proporcione recursos para rescatar la economía nacional.

Sin reforma fiscal y sin mayores ingresos los próximos cuatro años, es un hecho rotundo que el tabasqueño no logrará, en ninguno de sus seis años, que el Producto interno bruto del país crezca 6%. Este sería su mayor incumplimiento, engaño y frustración para los 30 millones de mexicanos que votaron por él.

A López Obrador le heredaron un Estado pequeño, financieramente débil, que le ata de manos para romper el círculo pernicioso de una hacienda pobre que privilegia a los grupos empresariales, financieros y monopólicos que acumulan la riqueza nacional, pero pagan los impuestos que quieren.

Un Estado que ante la urgencia que plantea la pandemia del coronavirus y la recesión económica más profunda de los últimos 100 años, tiene que reasignar todos sus recursos presupuestales a la atención del covid-19, suspender sus escasas inversiones en obras de infraestructura social en todo el país, dar apurados tijeretazos a las participaciones de los estados.

Un Estado imposibilitado de otorgar apoyos fiscales a las empresas, pese a los reclamos y exigencias de las cúpulas empresariales que le reprochan les ha cerrado las puertas, los ha dejado solos, cuando los gobiernos de los demás países apoyan fiscalmente a sus sectores empresariales a salir de esta crisis económica mundial.

La Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que aglutina a las 36 economías más desarrolladas y en desarrollo, entre ellas México, recién envió un mensaje claro y contundente a López Obrador: en el que lo invita a romper la barrera del estancamiento de las últimas tres décadas y media.

“México –le dijo- tiene una de las tasas de recaudación más baja de la región, de 16 por ciento del producto interno bruto (PIB), prácticamente la mitad del 34 por ciento que promedia la OCDE. Recomendó ampliar la base gravable, fortalecer el Servicio de Administración Tributaria para reducir la evasión y el fraude fiscal”

Lo que sugiere la OCDE es una urgente reforma fiscal, dado el enorme margen que tiene para elevar su nivel recaudatorio, “avanzar hacia un modelo fiscal más normal, más moderno y que dependa menos del petróleo”. El objetivo es “aumentar la presencia del Estado mexicano como proveedor de mayor bienestar en la población con servicios públicos de calidad”.

No es la primera vez que un organismo internacional le dice al gobierno que México tiene una de las tasas de recaudación más bajas del mundo.

La reforma tributaria buscaría acabar con la dependencia al ingreso petrolero y duplicar el monto de la recaudación actual, crear un Estado fuerte que en emergencias como actual tendría recursos para otorgar estímulos y prorrogas fiscales a las empresas, como lo hace, por ejemplo, el Estado francés, que tiene un ingreso fiscal equivalente al 47% de su producto interno bruto. Es un Estado fuerte, capaz de apoyar a todos sus sectores.

En cambio el gobierno mexicano, con un ingreso fiscal del 16% de su PIB, está imposibilitado financieramente de evitar un mayor descarrilamiento de la economía nacional, se niega a ayudar a los núcleos empresariales, está empeñado en no acrecentar la deuda que ya asciende a 12 billones de pesos y su servicio será este año superior a 800 mil millones de pesos por sus incrementos por la devaluación del peso y la profunda caída del PIB.

En esta sintonía, grupo financiero BBVA reconoce que el gobierno tiene un reducido espacio para hacer frente a los choques negativos de la economía, y le propone realizar una reforma tributaria que aumente los ingresos en seis puntos porcentuales del PIB (un billón y medio de pesos) que le ayude a mitigar el riesgo de la pérdida del grado de inversión en la calificación crediticia soberana, hacer frente al pago de la deuda, provocar la reactivación de la economía. NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.