/ jueves 23 de junio de 2022

¿Sirve de algo que Latinoamérica sea de izquierda?

Pensar si la tendencia política mencionada o la derecha son buenas, en sí mismas, es algo cuestionable. Más que celebrar o condenar las convicciones e ideologías políticas, hay que preguntarnos si se han cumplido los objetivos que lleven a mejores condiciones de vida para los latinoamericanos.


Gustavo Petro ha ganado las elecciones presidenciales en Colombia, pintando así el mapa de esta región del planeta con un color “rojo”. Con un antecedente de haber participado en la guerrilla, este ambientalista llega a un país donde nunca había gobernado la izquierda y en donde la influencia estadounidense es más que notable en muy diversos aspectos. El único de los grandes que falta para alinearse a esta orientación política es Brasil, cuyas próximas elecciones pintan para que se dé un resultado semejante.

Antes de emitir un juicio, hay que recordar la clara diferencia entre lo que es el comunismo, el socialismo y la izquierda. El primero fue el estado superior del socialismo; el segundo fue un sistema político, social y económico instaurado con muy diferentes resultados en diversas partes del planeta; y la izquierda en una tendencia política que se orienta, en términos generales, al reconocimiento de las libertades, la tolerancia, defendiendo la igualdad social y evitando la jerarquización de los individuos.

Para quienes aspiramos a ser intelectuales y librepensadores, la simpatía por la izquierda parece obligada y sería digna de festejar, pero en el caso de esta parte del continente hay que ver con cierta mesura esto.

Hay que saber las diferencias entre los diversos tipos de izquierda que hay, no podemos equiparar cómo se desarrolla esta en Europa respecto a la que hay aquí, eso es tan obvio como reconocer la radical diferencia entre el socialismo soviético y el cubano.

Para quienes ven con desagrado los resultados electorales en la tierra cafetalera y otros países de la región, incluyendo México, recordemos que la derecha ha tenido páginas nefastas y manchadas de sangre: Pinochet, Videla, Galtieri y tantos otros dictadores que asesinaron impunemente a muchos ciudadanos que no cometieron otro delito más que el no estar de acuerdo, todo bajo el beneplácito norteamericano, en el marco del Plan Cóndor. Igualmente la izquierda nos ha dado gobernantes que distan mucho de haber conseguido un beneficio social generalizado: Daniel Ortega, Hugo Chávez y Fidel Castro, además de quienes destrozaron las finanzas nacionales en aras de un supuesto apoyo social.

No podemos olvidar también que hay quien se asume de una postura política y en realidad actúa en un sentido totalmente contrario. Lo triste, frustrante y hasta trágico del asunto, es que no importando si el régimen es de izquierda, derecha o de centro, nunca hemos tenido en Latinoamérica una administración que provea plenamente, pese a algunos buenos intentos, una auténtica democracia, respeto a derechos humanos, oportunidades de desarrollo, crecimiento económico o una disminución substancial de la corrupción, esto conjugado con una población que también dista mucho de ser ejemplar, es por eso que las condiciones lamentablemente seguirán siendo las mismas, quizá con altibajos, para bien y para mal, pero con los grandes problemas estructurales que padece América Latina y que nos hacen, como dijo Alfonso Reyes, “llegar tarde al banquete de la civilización”. Para concluir, simplemente espero que las cosas no empeoren y sinceramente no espero ningún cambio positivo en nuestra tierra, tenga un gobierno de izquierda o de derecha o las combinaciones tipo Frankestein que lamentablemente hemos visto, en México y otros estados, como las que conjugan partidos supuestamente de diversas corrientes políticas, pero cuyo verdadero objetivo es llegar al poder como sea, olvidándose de los siempre necesarios ideales y objetivos. Hasta la próxima.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Pensar si la tendencia política mencionada o la derecha son buenas, en sí mismas, es algo cuestionable. Más que celebrar o condenar las convicciones e ideologías políticas, hay que preguntarnos si se han cumplido los objetivos que lleven a mejores condiciones de vida para los latinoamericanos.


Gustavo Petro ha ganado las elecciones presidenciales en Colombia, pintando así el mapa de esta región del planeta con un color “rojo”. Con un antecedente de haber participado en la guerrilla, este ambientalista llega a un país donde nunca había gobernado la izquierda y en donde la influencia estadounidense es más que notable en muy diversos aspectos. El único de los grandes que falta para alinearse a esta orientación política es Brasil, cuyas próximas elecciones pintan para que se dé un resultado semejante.

Antes de emitir un juicio, hay que recordar la clara diferencia entre lo que es el comunismo, el socialismo y la izquierda. El primero fue el estado superior del socialismo; el segundo fue un sistema político, social y económico instaurado con muy diferentes resultados en diversas partes del planeta; y la izquierda en una tendencia política que se orienta, en términos generales, al reconocimiento de las libertades, la tolerancia, defendiendo la igualdad social y evitando la jerarquización de los individuos.

Para quienes aspiramos a ser intelectuales y librepensadores, la simpatía por la izquierda parece obligada y sería digna de festejar, pero en el caso de esta parte del continente hay que ver con cierta mesura esto.

Hay que saber las diferencias entre los diversos tipos de izquierda que hay, no podemos equiparar cómo se desarrolla esta en Europa respecto a la que hay aquí, eso es tan obvio como reconocer la radical diferencia entre el socialismo soviético y el cubano.

Para quienes ven con desagrado los resultados electorales en la tierra cafetalera y otros países de la región, incluyendo México, recordemos que la derecha ha tenido páginas nefastas y manchadas de sangre: Pinochet, Videla, Galtieri y tantos otros dictadores que asesinaron impunemente a muchos ciudadanos que no cometieron otro delito más que el no estar de acuerdo, todo bajo el beneplácito norteamericano, en el marco del Plan Cóndor. Igualmente la izquierda nos ha dado gobernantes que distan mucho de haber conseguido un beneficio social generalizado: Daniel Ortega, Hugo Chávez y Fidel Castro, además de quienes destrozaron las finanzas nacionales en aras de un supuesto apoyo social.

No podemos olvidar también que hay quien se asume de una postura política y en realidad actúa en un sentido totalmente contrario. Lo triste, frustrante y hasta trágico del asunto, es que no importando si el régimen es de izquierda, derecha o de centro, nunca hemos tenido en Latinoamérica una administración que provea plenamente, pese a algunos buenos intentos, una auténtica democracia, respeto a derechos humanos, oportunidades de desarrollo, crecimiento económico o una disminución substancial de la corrupción, esto conjugado con una población que también dista mucho de ser ejemplar, es por eso que las condiciones lamentablemente seguirán siendo las mismas, quizá con altibajos, para bien y para mal, pero con los grandes problemas estructurales que padece América Latina y que nos hacen, como dijo Alfonso Reyes, “llegar tarde al banquete de la civilización”. Para concluir, simplemente espero que las cosas no empeoren y sinceramente no espero ningún cambio positivo en nuestra tierra, tenga un gobierno de izquierda o de derecha o las combinaciones tipo Frankestein que lamentablemente hemos visto, en México y otros estados, como las que conjugan partidos supuestamente de diversas corrientes políticas, pero cuyo verdadero objetivo es llegar al poder como sea, olvidándose de los siempre necesarios ideales y objetivos. Hasta la próxima.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.