/ jueves 30 de abril de 2020

¿Sociedad desobediente o confundida?

El aumento sostenido de los números y casos de COVID-19 en Puebla es la mejor forma de comprobar que la pandemia no ha sido controlada, que tampoco ha llegado a su cúspide y que el aislamiento social sigue sin cumplirse pese al insistente quédate en casa.

Tales resultados no son obra de la casualidad, sino que son consecuencia de una serie de conductas humanas irresponsables que han sido motivadas por la suma de emociones como: el miedo, la depresión, el pánico y el estrés y otros más, pero a eso hay que sumarle las constantes contradicciones de comunicación y conductas de los gobernantes.

Ejemplo de esos contrasentidos hay varios. Un día desde las matutinas se escucha a funcionarios públicos alertar que el pico de la pandemia será en mayo y particularmente entre el 8 al 12 de ese mes, pero días después ahí mismo dan alas a la población anticipando que a partir del 17 de mayo –en algunos casos- ya podrán regresar a clases las niñas y niños. ¿Whaaat? Como si ellos pudieran decretar que regiones ya están libres de la enfermedad, ¿a los 5 días ya habrá clases? Pues a ver si los papás mandan a sus hijos en pleno periodo de riesgo.

Otro ejemplo de mensajes opuestos. El secretario de Educación, Esteban Moctezuma en la mañanera, anuncia “oficialmente” el regreso a clases el 1 de junio, pero ese mismo día por la tarde el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, dice que esa fecha es tentativa. ¿Entonces en qué quedamos?

¿Más desatinos? Claro que los hay. Varios días López Gatell insistió en que los cubre bocas no sirven para nada. Al notar que el respetable no le hace caso y utiliza esos protectores, entonces el mismo servidor público indica que sí pueden usarse pese a todo. Cuando el pueblo ya comienza a generalizar el uso de la mascarilla, entonces el mismo López Gatell vuelve a la carga para reiterar que el cubrebocas no protege y no sirve para nada. Caaar…ay. ¿Lo usamos o no lo usamos? En Puebla y otros estados y municipios del país sí es obligatorio, así lo dicen los “decretos” emitidos y en algunos casos hasta multas aplican por desobediencia.

El presidente Andrés Manuel López Obrador en su mañanera dice que México va bien porque al comparar al país con otras naciones, los mexicanos están muy cumplidores en el resguardo. Ese mensaje le llega a millones de personas que en su lógica del “todo va mejor”, se traduce en salir y en el aumento de movilidad ciudadana, es decir adiós al resguardo. ¿Quiubole?

Y en los terrenos más aldeanos las cosas no son diferentes pues las diferencias políticas entre los gobernantes y otros actores –léase gobernador, alcaldes o rectores- les ha orillado a que en medio de plena pandemia haya dimes y dirites, confrontaciones y reclamos y desde luego mensajes que confunden a las y los poblanos.

En suma, si de por sí ya ha sido muy crítico un encierro mayor al mes, le anexamos las contradicciones de comunicación y a ello le agregamos la confrontación política por encima de la cooperación; entonces habrá algo de sentido al hecho del porque los ciudadanos han ignorado recomendaciones, porque siguen aumentando los contagios y porque sigue registrándose cierta anarquía en algunos grupos sociales. Al final el resultado es una sociedad desobediente o confundida ¿A poco no?

Como es costumbre, tenemos abierto el changarro las 24 horas. Si quiere compartir chismes, ocurrencias y uno que otro tip, siempre son bienvenidos en Twitter @ferabrajan1 y en fabrajan@hotmail.com

El aumento sostenido de los números y casos de COVID-19 en Puebla es la mejor forma de comprobar que la pandemia no ha sido controlada, que tampoco ha llegado a su cúspide y que el aislamiento social sigue sin cumplirse pese al insistente quédate en casa.

Tales resultados no son obra de la casualidad, sino que son consecuencia de una serie de conductas humanas irresponsables que han sido motivadas por la suma de emociones como: el miedo, la depresión, el pánico y el estrés y otros más, pero a eso hay que sumarle las constantes contradicciones de comunicación y conductas de los gobernantes.

Ejemplo de esos contrasentidos hay varios. Un día desde las matutinas se escucha a funcionarios públicos alertar que el pico de la pandemia será en mayo y particularmente entre el 8 al 12 de ese mes, pero días después ahí mismo dan alas a la población anticipando que a partir del 17 de mayo –en algunos casos- ya podrán regresar a clases las niñas y niños. ¿Whaaat? Como si ellos pudieran decretar que regiones ya están libres de la enfermedad, ¿a los 5 días ya habrá clases? Pues a ver si los papás mandan a sus hijos en pleno periodo de riesgo.

Otro ejemplo de mensajes opuestos. El secretario de Educación, Esteban Moctezuma en la mañanera, anuncia “oficialmente” el regreso a clases el 1 de junio, pero ese mismo día por la tarde el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, dice que esa fecha es tentativa. ¿Entonces en qué quedamos?

¿Más desatinos? Claro que los hay. Varios días López Gatell insistió en que los cubre bocas no sirven para nada. Al notar que el respetable no le hace caso y utiliza esos protectores, entonces el mismo servidor público indica que sí pueden usarse pese a todo. Cuando el pueblo ya comienza a generalizar el uso de la mascarilla, entonces el mismo López Gatell vuelve a la carga para reiterar que el cubrebocas no protege y no sirve para nada. Caaar…ay. ¿Lo usamos o no lo usamos? En Puebla y otros estados y municipios del país sí es obligatorio, así lo dicen los “decretos” emitidos y en algunos casos hasta multas aplican por desobediencia.

El presidente Andrés Manuel López Obrador en su mañanera dice que México va bien porque al comparar al país con otras naciones, los mexicanos están muy cumplidores en el resguardo. Ese mensaje le llega a millones de personas que en su lógica del “todo va mejor”, se traduce en salir y en el aumento de movilidad ciudadana, es decir adiós al resguardo. ¿Quiubole?

Y en los terrenos más aldeanos las cosas no son diferentes pues las diferencias políticas entre los gobernantes y otros actores –léase gobernador, alcaldes o rectores- les ha orillado a que en medio de plena pandemia haya dimes y dirites, confrontaciones y reclamos y desde luego mensajes que confunden a las y los poblanos.

En suma, si de por sí ya ha sido muy crítico un encierro mayor al mes, le anexamos las contradicciones de comunicación y a ello le agregamos la confrontación política por encima de la cooperación; entonces habrá algo de sentido al hecho del porque los ciudadanos han ignorado recomendaciones, porque siguen aumentando los contagios y porque sigue registrándose cierta anarquía en algunos grupos sociales. Al final el resultado es una sociedad desobediente o confundida ¿A poco no?

Como es costumbre, tenemos abierto el changarro las 24 horas. Si quiere compartir chismes, ocurrencias y uno que otro tip, siempre son bienvenidos en Twitter @ferabrajan1 y en fabrajan@hotmail.com