/ lunes 11 de mayo de 2020

Sus negativos, el aporte de Barbosa a Morena

Si de suyo, el escenario para Morena se comienza a complicar en la capital del estado, la figura del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta no parece abonarle gran cosa al partido que lo llevó a la primera posición de poder en el estado.

La larga pausa que la pandemia del coronavirus ha generado en la vida pública, económica y social del país también ha impedido que los actores políticos se muevan con la misma desenvoltura que en una situación habitual, pero que de una u otra forma pretenderán sacar raja política de esta situación.

No obstante, las autoridades, en sus tres niveles de gobierno, son las que permanecen expuestas frente a esta contingencia sanitaria y son a las que, el grueso de la población, seguirán evaluando y que una vez llegado el momento podrán determinar si respaldan o no a los partidos que representan electoralmente hablando.

Aunque Barbosa Huerta ha tomado medidas para mandar despensas, tinacos y agua a los sectores más desprotegidos durante la crisis sanitaria, causada por la propagación del coronavirus SARS-CoV-2, el efecto parece no incidir positivamente en la generalidad de los poblanos.

Y es que según una encuesta telefónica que levantó en este mes la firma Massive Caller, el gobernador de Puebla tiene un índice de aprobación del 22.8 por ciento, es decir que casi ocho de cada 10 poblanos está en desacuerdo con su gobernante.

Por si fuera poco, esta calificación tiene al poblano en el último peldaño de entre los gobernadores del país, incluso superado por el mandatario priista de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa quien registra una aprobación de 28.5 por ciento y del perredista Silvano Aureoles Conejo de Michoacán que alcanza 30.2 por ciento.

Y tal vez en el reclamo que hizo ayer a los presidentes municipales encontremos parte de la explicación sobre la aceptación que tiene Luis Miguel Barbosa pues recomendó a los ediles atender la pandemia sin hacer cálculos políticos.

Igual y así se toman las decisiones en Casa Aguayo, sin hacer cálculos políticos que le ayuden a Morena a mantener las presidencias de los municipios más importantes del estado. Y es que a la usanza del antiguo perredismo ya se han formado distintas castas al interior del partido que se dan por todo.

Si en estos tiempos de contingencia los morenistas no han logrado aparentar que existe cohesión para atender la contingencia, si las diferencias para con el grupo de la presidenta Claudia Rivera son obvias, si el barbosismo desterró operadores políticos para dar espacio a foráneos o cercanos, ¿cómo podrían recomponer para los tiempos electorales estas relaciones?

Ahora, falta ver el papel que jugará el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador para la definición de las candidaturas y la mano que pudiera tener o no el gobernador de Puebla o su grupo, sobre todo porque ni al partido le conviene enemistarse con quienes aterrizan programas clientelares ni el barbosismo querrá quedarse fuera del reparto de candidaturas.

Por lo pronto, los niveles de aprobación que la encuestadora mencionada y otros han hecho del desempeño del gobierno no debe ser motivo de fiesta en Morena.

Hasta la próxima.

Si de suyo, el escenario para Morena se comienza a complicar en la capital del estado, la figura del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta no parece abonarle gran cosa al partido que lo llevó a la primera posición de poder en el estado.

La larga pausa que la pandemia del coronavirus ha generado en la vida pública, económica y social del país también ha impedido que los actores políticos se muevan con la misma desenvoltura que en una situación habitual, pero que de una u otra forma pretenderán sacar raja política de esta situación.

No obstante, las autoridades, en sus tres niveles de gobierno, son las que permanecen expuestas frente a esta contingencia sanitaria y son a las que, el grueso de la población, seguirán evaluando y que una vez llegado el momento podrán determinar si respaldan o no a los partidos que representan electoralmente hablando.

Aunque Barbosa Huerta ha tomado medidas para mandar despensas, tinacos y agua a los sectores más desprotegidos durante la crisis sanitaria, causada por la propagación del coronavirus SARS-CoV-2, el efecto parece no incidir positivamente en la generalidad de los poblanos.

Y es que según una encuesta telefónica que levantó en este mes la firma Massive Caller, el gobernador de Puebla tiene un índice de aprobación del 22.8 por ciento, es decir que casi ocho de cada 10 poblanos está en desacuerdo con su gobernante.

Por si fuera poco, esta calificación tiene al poblano en el último peldaño de entre los gobernadores del país, incluso superado por el mandatario priista de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa quien registra una aprobación de 28.5 por ciento y del perredista Silvano Aureoles Conejo de Michoacán que alcanza 30.2 por ciento.

Y tal vez en el reclamo que hizo ayer a los presidentes municipales encontremos parte de la explicación sobre la aceptación que tiene Luis Miguel Barbosa pues recomendó a los ediles atender la pandemia sin hacer cálculos políticos.

Igual y así se toman las decisiones en Casa Aguayo, sin hacer cálculos políticos que le ayuden a Morena a mantener las presidencias de los municipios más importantes del estado. Y es que a la usanza del antiguo perredismo ya se han formado distintas castas al interior del partido que se dan por todo.

Si en estos tiempos de contingencia los morenistas no han logrado aparentar que existe cohesión para atender la contingencia, si las diferencias para con el grupo de la presidenta Claudia Rivera son obvias, si el barbosismo desterró operadores políticos para dar espacio a foráneos o cercanos, ¿cómo podrían recomponer para los tiempos electorales estas relaciones?

Ahora, falta ver el papel que jugará el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador para la definición de las candidaturas y la mano que pudiera tener o no el gobernador de Puebla o su grupo, sobre todo porque ni al partido le conviene enemistarse con quienes aterrizan programas clientelares ni el barbosismo querrá quedarse fuera del reparto de candidaturas.

Por lo pronto, los niveles de aprobación que la encuestadora mencionada y otros han hecho del desempeño del gobierno no debe ser motivo de fiesta en Morena.

Hasta la próxima.