/ domingo 23 de febrero de 2020

Teorías del feminismo y los tiempos actuales

Las cuatro olas del feminismo, el movimiento más exitoso del siglo XX, ha transitado desde la lucha por la educación para las mujeres, el derecho al sufragio, al trabajo igualitario, hasta el derecho a la equidad. Sin embargo, ese avance no ha sido simultáneo ni equiparado con la cultura política de los países democráticos en el mundo.

¿Qué supone el movimiento? ¿Por qué inició? ¿Qué ha logrado? ¿Qué persigue ahora? Son preguntas básicas para comprender el avance del movimiento. Hay muchas versiones y confusiones dado que el concepto en sí mismo invita al desarrollo de ideologías. Desde una perspectiva histórica, como Ana de Miguel y otras investigadoras lo conceptualizan, al feminismo se le puede entender en una Primera Ola (en la época de la Ilustración hasta la Revolución Francesa de 1789), o Feminismo declarativo. Una Segunda Ola (de las décadas 60 y 70 del siglo XX), Feminismo de Igualdad, una Tercera Ola (en las décadas 80 y 90 del siglo XX) y esta última que se empezó a fraguar desde el inicio del siglo XX, la Cuarta Ola como Posfeminismo plural.

Pero para entonces ya se había instituido el Día Internacional de la Mujer que se celebró por primera vez el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines que exigían el derecho de voto y el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

Además, hay otra perspectiva que estudia las teorías feministas: declarativa, de igualdad, de la diferencia o identitario (vinculada a demandas de los derechos reproductivos y sexuales, así como la concienciación y problematización sobre la diversidad que implica el 'ser mujer'), y la teoría plural que es también la ola en la que estamos inmersos.

Estamos ahora en la cuarta ola, muy parecida a la primera por los movimientos sociales que se han generado, sólo que ahora es por la violencia contra la mujer, la brecha salarial, el llamado techo de cristal y el llamado paro internacional del 8 de marzo de 2018. El propósito de la Huelga internacional entonces, tuvo como eje común visibilizar las problemáticas de las mujeres y cada país planteó sus demandas específicas, que van desde: identificar los distintos tipos de violencia; concientización de las identidades que construimos; transformar las distintas resistencias que vamos generando; "por el fin de la violencia machista"; exigir "que se mire el trabajo en clave feminista” y entender que las tareas de cuidado y reproductivas también son trabajo y tienen que ser tenidas en cuenta como una cuestión social; erradicar el ser mujer como factor de riesgo; eliminar la brecha salarial del 30% a favor de los hombres; licencias por maternidad y paternidad, jardines materno-paternales y licencias por violencia de género; que se revise por qué las mujeres tenemos los trabajos más precarizados; por el aborto legal, seguro y gratuito; por los derechos LGTBI (Lésbico, Gay, Transexual, Bisexual, Intersexual); por una ley laboral para las personas trans, entre otras tantas reivindicaciones.

En esta cuarta ola del feminismo, el despertar de la mujer ha sido abrupto, violento. En medio de un clima de violencia generalizada también; una mujer se mueve con fragilidad en su cuerpo, con suavidad en su caminar, porque las diferencias físicas son obvias con un hombre, su fortaleza está en su actitud y su inteligencia. Los colectivos feministas transitan desde la demanda legítima a las autoridades, hasta acciones violentas, entonces tal vez sea momento de reflexionar que para ser fuertes no es necesario usar la violencia. Veremos cómo sucede el 9 de marzo que está convocada un día sin mujeres, parte de esta ola, una acción interesante que pretende continuar impulsando un cambio de la cultura patriarcal en principio.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Las cuatro olas del feminismo, el movimiento más exitoso del siglo XX, ha transitado desde la lucha por la educación para las mujeres, el derecho al sufragio, al trabajo igualitario, hasta el derecho a la equidad. Sin embargo, ese avance no ha sido simultáneo ni equiparado con la cultura política de los países democráticos en el mundo.

¿Qué supone el movimiento? ¿Por qué inició? ¿Qué ha logrado? ¿Qué persigue ahora? Son preguntas básicas para comprender el avance del movimiento. Hay muchas versiones y confusiones dado que el concepto en sí mismo invita al desarrollo de ideologías. Desde una perspectiva histórica, como Ana de Miguel y otras investigadoras lo conceptualizan, al feminismo se le puede entender en una Primera Ola (en la época de la Ilustración hasta la Revolución Francesa de 1789), o Feminismo declarativo. Una Segunda Ola (de las décadas 60 y 70 del siglo XX), Feminismo de Igualdad, una Tercera Ola (en las décadas 80 y 90 del siglo XX) y esta última que se empezó a fraguar desde el inicio del siglo XX, la Cuarta Ola como Posfeminismo plural.

Pero para entonces ya se había instituido el Día Internacional de la Mujer que se celebró por primera vez el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines que exigían el derecho de voto y el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

Además, hay otra perspectiva que estudia las teorías feministas: declarativa, de igualdad, de la diferencia o identitario (vinculada a demandas de los derechos reproductivos y sexuales, así como la concienciación y problematización sobre la diversidad que implica el 'ser mujer'), y la teoría plural que es también la ola en la que estamos inmersos.

Estamos ahora en la cuarta ola, muy parecida a la primera por los movimientos sociales que se han generado, sólo que ahora es por la violencia contra la mujer, la brecha salarial, el llamado techo de cristal y el llamado paro internacional del 8 de marzo de 2018. El propósito de la Huelga internacional entonces, tuvo como eje común visibilizar las problemáticas de las mujeres y cada país planteó sus demandas específicas, que van desde: identificar los distintos tipos de violencia; concientización de las identidades que construimos; transformar las distintas resistencias que vamos generando; "por el fin de la violencia machista"; exigir "que se mire el trabajo en clave feminista” y entender que las tareas de cuidado y reproductivas también son trabajo y tienen que ser tenidas en cuenta como una cuestión social; erradicar el ser mujer como factor de riesgo; eliminar la brecha salarial del 30% a favor de los hombres; licencias por maternidad y paternidad, jardines materno-paternales y licencias por violencia de género; que se revise por qué las mujeres tenemos los trabajos más precarizados; por el aborto legal, seguro y gratuito; por los derechos LGTBI (Lésbico, Gay, Transexual, Bisexual, Intersexual); por una ley laboral para las personas trans, entre otras tantas reivindicaciones.

En esta cuarta ola del feminismo, el despertar de la mujer ha sido abrupto, violento. En medio de un clima de violencia generalizada también; una mujer se mueve con fragilidad en su cuerpo, con suavidad en su caminar, porque las diferencias físicas son obvias con un hombre, su fortaleza está en su actitud y su inteligencia. Los colectivos feministas transitan desde la demanda legítima a las autoridades, hasta acciones violentas, entonces tal vez sea momento de reflexionar que para ser fuertes no es necesario usar la violencia. Veremos cómo sucede el 9 de marzo que está convocada un día sin mujeres, parte de esta ola, una acción interesante que pretende continuar impulsando un cambio de la cultura patriarcal en principio.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com