/ martes 27 de julio de 2021

Tercera ola en medio de un “no”

No podía creerlo, era la segunda vez que me contagiaba de Covid 19 y ya tenía aplicada la primera dosis de la vacuna AstraZeneca. Confié en que guardando reposo algunos días, regresaría a mis actividades laborales, pero no fue así, el cuerpo cortado, la fiebre y los dolores de cabeza eran insoportables, en las noches sentía que no podía respirar y con nerviosismo me tomaba la oxigenación para saber cómo iba respondiendo mi organismo al tratamiento.

La madrugada del 14 de julio inició la peor experiencia que ha tenido en mi vida, el dolor de pecho era insoportable y la oxigenación había bajado a 83, tomé el teléfono para hablarle a mi médico, esperando alguna respuesta esperanzadora a mi malestar. Me dijo que tenía que hospitalizarme y a partir de ese momento, empezó mi lucha por vivir y resistir al virus.

Pensaba en los momentos de felicidad que he tenido con mi familia, en la risa de Jeros mientras corría por el parque, recordé como disfrutaba tocar en la Orquesta Filarmónica y cuanto me apasionaba recorrer las carreteras de Puebla para visitar los municipios.

Fueron días de incertidumbre, veía los mensajes de aliento que me mandaban pero no tenía fuerza para responderlos. Esta batalla ha sido la muestra más grande de amor propio que he tenido que vivir. En medio de la soledad, supe que solo estaba en manos de Dios para ganarle al Covid y le pedía que mi organismo reaccionara; pero también pensé en las miles de personas que perdieron esta lucha esperando la cama de un hospital y que habían dejado a sus hijos huérfanos.

Esta pandemia nos ha dejado muchas lecciones, por un lado nuestra vulnerabilidad como seres humanos para resistir física, emocional y económicamente una embestida de tal magnitud , y por el otro, el actuar que han tenido los países para afrontar esta crisis sanitaria y económica.

En México, el Presidente Andrés Manuel López Obrador puso en manos de Hugo López-Gatell toda su confianza para llevar esta responsabilidad. El llamado “zar del coronavirus” ha cometido una cadena de errores que nos llevan a enfrentar una tercera ola sin una estrategia clara, prevalece la improvisación y la ineptitud.

Ha sido el gobierno del NO:

  • NO se han efectuado pruebas masivas a toda la población para contener la propagación del virus.
  • NO se le ha dado seguimiento a los casos positivos para garantizar su aislamiento y evitar su propagación.
  • NO se han aplicado medidas restrictivas en las fronteras.
  • NO se ha implementado el uso obligatorio del cubrebocas.
  • NO se ha vacunado a la mayoría de la población.
  • NO se ha descentralizado la vacunación para que los gobiernos estatales y la iniciativa privada puedan coadyuvar en su aplicación
  • NO se cuenta con una base de datos fidedigna sobre las personas que han sido vacunadas.
  • NO se ha otorgado ningún apoyo para las micro, pequeñas y medianas empresas.

Las nuevas variantes alfa, gamma y delta son una constante amenaza que se incrementa con la ola de contagios y la propagación exponencial del virus. Todo parece que la apuesta a la inmunidad de rebaño de este gobierno, fracasó.

Nuestro país registra más de 235 mil muertes a causa del Covid 19, lo mínimo que podría hacer el primer mandatario de la nación es exigirle la renuncia a López-Gatell y ofrecer una disculpa pública a las mexicanas y los mexicanos por el pésimo manejo de la pandemia.

Sin embargo, con el afán de minimizar la crisis por la que atravesamos, se ha pretendido poner en la agenda pública una Consulta Ciudadana, que tiene el único objetivo de intentar validar una persecución política y en la que el gobierno de Morena gastará 528 millones de pesos, dinero que bien podría destinarse a la compra de vacunas, pruebas masivas o tanques de oxígeno para la población que lo requiere.

En este escenario, me llena de indignación saber que mientras hay más de 141 mil niñas y niños que se han quedado huérfanos en esta pandemia, todos los días tenemos que escuchar el discurso demagógico y populista, de un hombre insensible y omiso a las necesidades más sentidas de la población, que sólo ha confrontado y dividido a México.

Por cierto, siempre se ha rehusado a ponerse el cubrebocas.

No podía creerlo, era la segunda vez que me contagiaba de Covid 19 y ya tenía aplicada la primera dosis de la vacuna AstraZeneca. Confié en que guardando reposo algunos días, regresaría a mis actividades laborales, pero no fue así, el cuerpo cortado, la fiebre y los dolores de cabeza eran insoportables, en las noches sentía que no podía respirar y con nerviosismo me tomaba la oxigenación para saber cómo iba respondiendo mi organismo al tratamiento.

La madrugada del 14 de julio inició la peor experiencia que ha tenido en mi vida, el dolor de pecho era insoportable y la oxigenación había bajado a 83, tomé el teléfono para hablarle a mi médico, esperando alguna respuesta esperanzadora a mi malestar. Me dijo que tenía que hospitalizarme y a partir de ese momento, empezó mi lucha por vivir y resistir al virus.

Pensaba en los momentos de felicidad que he tenido con mi familia, en la risa de Jeros mientras corría por el parque, recordé como disfrutaba tocar en la Orquesta Filarmónica y cuanto me apasionaba recorrer las carreteras de Puebla para visitar los municipios.

Fueron días de incertidumbre, veía los mensajes de aliento que me mandaban pero no tenía fuerza para responderlos. Esta batalla ha sido la muestra más grande de amor propio que he tenido que vivir. En medio de la soledad, supe que solo estaba en manos de Dios para ganarle al Covid y le pedía que mi organismo reaccionara; pero también pensé en las miles de personas que perdieron esta lucha esperando la cama de un hospital y que habían dejado a sus hijos huérfanos.

Esta pandemia nos ha dejado muchas lecciones, por un lado nuestra vulnerabilidad como seres humanos para resistir física, emocional y económicamente una embestida de tal magnitud , y por el otro, el actuar que han tenido los países para afrontar esta crisis sanitaria y económica.

En México, el Presidente Andrés Manuel López Obrador puso en manos de Hugo López-Gatell toda su confianza para llevar esta responsabilidad. El llamado “zar del coronavirus” ha cometido una cadena de errores que nos llevan a enfrentar una tercera ola sin una estrategia clara, prevalece la improvisación y la ineptitud.

Ha sido el gobierno del NO:

  • NO se han efectuado pruebas masivas a toda la población para contener la propagación del virus.
  • NO se le ha dado seguimiento a los casos positivos para garantizar su aislamiento y evitar su propagación.
  • NO se han aplicado medidas restrictivas en las fronteras.
  • NO se ha implementado el uso obligatorio del cubrebocas.
  • NO se ha vacunado a la mayoría de la población.
  • NO se ha descentralizado la vacunación para que los gobiernos estatales y la iniciativa privada puedan coadyuvar en su aplicación
  • NO se cuenta con una base de datos fidedigna sobre las personas que han sido vacunadas.
  • NO se ha otorgado ningún apoyo para las micro, pequeñas y medianas empresas.

Las nuevas variantes alfa, gamma y delta son una constante amenaza que se incrementa con la ola de contagios y la propagación exponencial del virus. Todo parece que la apuesta a la inmunidad de rebaño de este gobierno, fracasó.

Nuestro país registra más de 235 mil muertes a causa del Covid 19, lo mínimo que podría hacer el primer mandatario de la nación es exigirle la renuncia a López-Gatell y ofrecer una disculpa pública a las mexicanas y los mexicanos por el pésimo manejo de la pandemia.

Sin embargo, con el afán de minimizar la crisis por la que atravesamos, se ha pretendido poner en la agenda pública una Consulta Ciudadana, que tiene el único objetivo de intentar validar una persecución política y en la que el gobierno de Morena gastará 528 millones de pesos, dinero que bien podría destinarse a la compra de vacunas, pruebas masivas o tanques de oxígeno para la población que lo requiere.

En este escenario, me llena de indignación saber que mientras hay más de 141 mil niñas y niños que se han quedado huérfanos en esta pandemia, todos los días tenemos que escuchar el discurso demagógico y populista, de un hombre insensible y omiso a las necesidades más sentidas de la población, que sólo ha confrontado y dividido a México.

Por cierto, siempre se ha rehusado a ponerse el cubrebocas.