/ sábado 2 de mayo de 2020

¿Tiene futuro el trabajo en casa?

La forma de trabajar ha tenido que modificarse en muchos aspectos durante esta pandemia, muchos recintos laborales han sido cerrados, pero las actividades se deben hacer de un modo, dando lugar a nueva forma de prestar los servicios que hay que analizar cuidadosamente para evitar la baja de productividad.

El día de ayer fue dedicado al trabajo, una actividad que ha existido desde el inicio de la humanidad y que debe ser realizado forzosamente. Tiene décadas que el acceso al empleo ha sido algo muy complejo en México, haciendo de este un auténtico privilegio, como lo señaló alguna vez Carlos Monsiváis.

En nuestro país se conjugan muchos problemas: en primer lugar tenemos una cultura negativa por parte de patrones y trabajadores: buena parte de los primeros quieren pagar lo menos en salario y prestaciones (si las hay); los segundos, algunas veces quieren cobrar, pero sin desempeñar sus actividades de un modo óptimo.

También sufrimos de un déficit muy importante en cuanto a las posiciones laborales, muy limitadas en las últimas décadas. Aparte de esto existe un menosprecio a las actividades manuales o técnicas, es decir, se consideran inferiores por ello no hay buena calidad en estas, ni gente que las tenga como vocación; a diferencia de lo que sucede en el primer mundo, en donde un plomero o jardinero ganan lo suficiente para vivir bien y tienen un lugar en la sociedad.

En nuestro país, la gente centra mucho sus esfuerzos en la educación, lo cual es positivo, pero algunas veces no es suficiente. En unos casos encontramos una sobrecalificación por los muchos estudios que tiene un sujeto, situación en la que también encontramos una simulación, debido a que esa persona ha estudiado hasta un doctorado y muchos diplomados, pero en escuelas “patito”, situación que lo limita intelectualmente, pero le crea una equivocada actitud de superioridad y desprecia algún empleo. También tenemos quien considera que su trabajo es algo inferior, situación que denota problemas emocionales, sin embargo, esa persona puede cambiar de actitud o renunciar.

En este contexto tan problemático, nos encontramos con también llamado “home office”, el cual puede llevarse a cabo en algunas actividades muy específicas, es más, puede dar resultados mejores, como es el caso de las labores de investigación, creación artística o redacción de informes o documentos legales, sin embargo, muchas labores se realizan mejor espacios públicos, aulas u oficinas. No sabemos qué nos depare el futuro, pero pienso ahora que los mejores amigos generalmente se conocen en el aula o en la oficina y, si estos elementos se eliminan, no sé dónde se podrán conseguir. Quizá llegaremos a esas concepciones aisladas de amistad, como las de algunos adolescentes que solo viven para los videojuegos o la televisión.

Pienso ahora en un día de trabajo en el que nos podemos poner una bata para afinar un auto o un traje para ir al juzgado, ver y saludar a los compañeros, afianzar relaciones personales y desarrollándose en un ambiente con cierta dosis de humanismo y solidaridad, elementos esenciales del ser humano.

Aun si se pudiera contar con la tecnología en todos los hogares para desarrollar un trabajo en casa, yo tendría muchas dudas de que esto nos llevara a una sociedad mejor, quizá más productiva para el gran capital, pero catastrófica como en los escenarios de “Un mundo feliz” de Huxley o “1984” de Orwell.

Quien tenga empleo siéntase contento y quien lo pueda realizar en casa durante estos días siéntase doblemente feliz. A cuidarse y esperar que salgamos bien de esta pandemia. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

La forma de trabajar ha tenido que modificarse en muchos aspectos durante esta pandemia, muchos recintos laborales han sido cerrados, pero las actividades se deben hacer de un modo, dando lugar a nueva forma de prestar los servicios que hay que analizar cuidadosamente para evitar la baja de productividad.

El día de ayer fue dedicado al trabajo, una actividad que ha existido desde el inicio de la humanidad y que debe ser realizado forzosamente. Tiene décadas que el acceso al empleo ha sido algo muy complejo en México, haciendo de este un auténtico privilegio, como lo señaló alguna vez Carlos Monsiváis.

En nuestro país se conjugan muchos problemas: en primer lugar tenemos una cultura negativa por parte de patrones y trabajadores: buena parte de los primeros quieren pagar lo menos en salario y prestaciones (si las hay); los segundos, algunas veces quieren cobrar, pero sin desempeñar sus actividades de un modo óptimo.

También sufrimos de un déficit muy importante en cuanto a las posiciones laborales, muy limitadas en las últimas décadas. Aparte de esto existe un menosprecio a las actividades manuales o técnicas, es decir, se consideran inferiores por ello no hay buena calidad en estas, ni gente que las tenga como vocación; a diferencia de lo que sucede en el primer mundo, en donde un plomero o jardinero ganan lo suficiente para vivir bien y tienen un lugar en la sociedad.

En nuestro país, la gente centra mucho sus esfuerzos en la educación, lo cual es positivo, pero algunas veces no es suficiente. En unos casos encontramos una sobrecalificación por los muchos estudios que tiene un sujeto, situación en la que también encontramos una simulación, debido a que esa persona ha estudiado hasta un doctorado y muchos diplomados, pero en escuelas “patito”, situación que lo limita intelectualmente, pero le crea una equivocada actitud de superioridad y desprecia algún empleo. También tenemos quien considera que su trabajo es algo inferior, situación que denota problemas emocionales, sin embargo, esa persona puede cambiar de actitud o renunciar.

En este contexto tan problemático, nos encontramos con también llamado “home office”, el cual puede llevarse a cabo en algunas actividades muy específicas, es más, puede dar resultados mejores, como es el caso de las labores de investigación, creación artística o redacción de informes o documentos legales, sin embargo, muchas labores se realizan mejor espacios públicos, aulas u oficinas. No sabemos qué nos depare el futuro, pero pienso ahora que los mejores amigos generalmente se conocen en el aula o en la oficina y, si estos elementos se eliminan, no sé dónde se podrán conseguir. Quizá llegaremos a esas concepciones aisladas de amistad, como las de algunos adolescentes que solo viven para los videojuegos o la televisión.

Pienso ahora en un día de trabajo en el que nos podemos poner una bata para afinar un auto o un traje para ir al juzgado, ver y saludar a los compañeros, afianzar relaciones personales y desarrollándose en un ambiente con cierta dosis de humanismo y solidaridad, elementos esenciales del ser humano.

Aun si se pudiera contar con la tecnología en todos los hogares para desarrollar un trabajo en casa, yo tendría muchas dudas de que esto nos llevara a una sociedad mejor, quizá más productiva para el gran capital, pero catastrófica como en los escenarios de “Un mundo feliz” de Huxley o “1984” de Orwell.

Quien tenga empleo siéntase contento y quien lo pueda realizar en casa durante estos días siéntase doblemente feliz. A cuidarse y esperar que salgamos bien de esta pandemia. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.