/ viernes 9 de agosto de 2019

Transportistas de primera y de segunda, el caso RUTA

La puesta en marcha de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA), que comenzó en enero de 2013 con la línea 1, significó mucho más que esa novedosa propuesta de traslado de personas que generó opiniones diversas entre los poblanos, unas a favor y otras en contra.

RUTA representó el establecimiento de dos clases de transportistas en la zona urbana de la ciudad de Puebla: los de primera, que fueron los nuevos, y los de segunda, que ya estaban en circulación.

Mientras los viejos concesionarios del transporte público urbano de pasajeros batallaban (y batallan) sin éxito para conseguir un aumento a la tarifa de seis pesos que cobran desde principios de 2011, cuando el entonces gobernador Mario Marín Torres autorizó el alza por acuerdo con Rafael Moreno Valle, que estaba por sustituirlo, las empresas operadoras de RUTA acordaron la obtención de un incremento anual.

En efecto, en su afán por concretar el proyecto del “metrobús”, que al final lo fue solo a medias porque muchos de los autobuses que prestan el servicio no son del modelo articulado, el gobierno de Moreno Valle dio todo tipo de concesiones a las empresas que se harían cargo de la operación de este nuevo sistema de transporte.

Como secretario de Finanzas y Administración, Jorge Estefan Chidiac señaló en abril que el gobierno del estado pagaba un subsidio mensual a RUTA y que por tanto esta Red se había convertido en una carga muy pesada para las arcas públicas.

Días después el periódico Central (periodicocentral.mx) reveló que en cinco años se habían erogado 858 millones de pesos del dinero de los poblanos para ese fin.

Lo que no se dijo entonces fue que esos subsidios se distribuían entre varias empresas concesionarias; y más, que obedecían al acuerdo establecido en el contrato de operación que obliga a la administración estatal a incrementar el pago cada año.

Los más beneficiados son los concesionarios y dueños de los camiones que prestan el servicio de transporte.

En la línea 1 es la empresa Sistema de Transporte Metropolitano y en las líneas 2 y 3 es TAPTA, una filial de ADO.

Ellos, pase lo que pase, reciben un aumento basado en una fórmula matemática que toma en cuenta, entre otras variables, el costo de los insumos, la inflación, la paridad peso-dólar, así como el salario mínimo vigente en el país.

La tarifa que se cobra al usuario no ha subido desde 2013, sigue en siete pesos con 50 centavos, pero los propietarios de las unidades sí cobran más, cada año, con cargo al presupuesto del estado.

Moreno Valle se comprometió a pagar el alza anual sin molestar a los pasajeros que hicieran uso del servicio, para que no fueran a cobrarle con un voto de castigo para sus candidatos en posteriores procesos electorales.

Por eso Sistema de Transporte Metropolitano y ADO son transportistas de primera clase, privilegiados pues.

Los otros dos servicios por los que paga subsidios el estado son el suministro y administración de las tarjetas de prepago que utilizan los usuarios para acceder a los autobuses y, aunque usted no lo crea, el uso de los espacios de publicidad que se encuentran disponibles en los paraderos.

La administración estatal le paga a un tercero para lucrar con la renta de sitios de publicidad en la infraestructura… del gobierno.

Los sabuesos financieros y económicos del gobierno de Luis Miguel Barbosa deberían mirar al interior de RUTA para enderezar su funcionamiento.

La austeridad republicana obliga a buscar dinero hasta por debajo las piedras y a dejar de tirarlo donde se pueden hacer ahorros sustanciales.

Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

La puesta en marcha de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA), que comenzó en enero de 2013 con la línea 1, significó mucho más que esa novedosa propuesta de traslado de personas que generó opiniones diversas entre los poblanos, unas a favor y otras en contra.

RUTA representó el establecimiento de dos clases de transportistas en la zona urbana de la ciudad de Puebla: los de primera, que fueron los nuevos, y los de segunda, que ya estaban en circulación.

Mientras los viejos concesionarios del transporte público urbano de pasajeros batallaban (y batallan) sin éxito para conseguir un aumento a la tarifa de seis pesos que cobran desde principios de 2011, cuando el entonces gobernador Mario Marín Torres autorizó el alza por acuerdo con Rafael Moreno Valle, que estaba por sustituirlo, las empresas operadoras de RUTA acordaron la obtención de un incremento anual.

En efecto, en su afán por concretar el proyecto del “metrobús”, que al final lo fue solo a medias porque muchos de los autobuses que prestan el servicio no son del modelo articulado, el gobierno de Moreno Valle dio todo tipo de concesiones a las empresas que se harían cargo de la operación de este nuevo sistema de transporte.

Como secretario de Finanzas y Administración, Jorge Estefan Chidiac señaló en abril que el gobierno del estado pagaba un subsidio mensual a RUTA y que por tanto esta Red se había convertido en una carga muy pesada para las arcas públicas.

Días después el periódico Central (periodicocentral.mx) reveló que en cinco años se habían erogado 858 millones de pesos del dinero de los poblanos para ese fin.

Lo que no se dijo entonces fue que esos subsidios se distribuían entre varias empresas concesionarias; y más, que obedecían al acuerdo establecido en el contrato de operación que obliga a la administración estatal a incrementar el pago cada año.

Los más beneficiados son los concesionarios y dueños de los camiones que prestan el servicio de transporte.

En la línea 1 es la empresa Sistema de Transporte Metropolitano y en las líneas 2 y 3 es TAPTA, una filial de ADO.

Ellos, pase lo que pase, reciben un aumento basado en una fórmula matemática que toma en cuenta, entre otras variables, el costo de los insumos, la inflación, la paridad peso-dólar, así como el salario mínimo vigente en el país.

La tarifa que se cobra al usuario no ha subido desde 2013, sigue en siete pesos con 50 centavos, pero los propietarios de las unidades sí cobran más, cada año, con cargo al presupuesto del estado.

Moreno Valle se comprometió a pagar el alza anual sin molestar a los pasajeros que hicieran uso del servicio, para que no fueran a cobrarle con un voto de castigo para sus candidatos en posteriores procesos electorales.

Por eso Sistema de Transporte Metropolitano y ADO son transportistas de primera clase, privilegiados pues.

Los otros dos servicios por los que paga subsidios el estado son el suministro y administración de las tarjetas de prepago que utilizan los usuarios para acceder a los autobuses y, aunque usted no lo crea, el uso de los espacios de publicidad que se encuentran disponibles en los paraderos.

La administración estatal le paga a un tercero para lucrar con la renta de sitios de publicidad en la infraestructura… del gobierno.

Los sabuesos financieros y económicos del gobierno de Luis Miguel Barbosa deberían mirar al interior de RUTA para enderezar su funcionamiento.

La austeridad republicana obliga a buscar dinero hasta por debajo las piedras y a dejar de tirarlo donde se pueden hacer ahorros sustanciales.

Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx