/ miércoles 12 de septiembre de 2018

Tres del nuevo Congreso y un pilón

Que Josefina García Hernández, diputada local del PRI, fuese incluida en la mesa directiva no significa que el partido tricolor vaya a respaldar las necesidades legislativas de Morena, PT y PES en el Congreso del Estado.

Los morenistas invitaron a un integrante de la bancada tricolor y al único diputado del Partido Verde que cohabitará en la siguiente legislatura, Juan Pablo Kuri, para contrarrestar las acusaciones de autoritarios y anti-demócratas que, sabían, llegarían en su contra del lado del PAN y sus partidos aliados.

De esa manera, los líderes del priismo se prestaron al juego con el entendido de que se verían beneficiados al formar parte de ese órgano de control.

Pero eso no evidencia ningún tipo de alianza con los lopezobradoristas.

Eso es lo que ha mandado a decir el excandidato Enrique Doger Guerrero a la gobernadora electa, Martha Erika Alonso Hidalgo, para que no piense mal y en una de esas vaya a excluir a su gente del gobierno de coalición.


***

Si los diputados de la coalición Juntos Haremos Historia ya se adueñaron de la mesa directiva en el Congreso poblano, ahora harán lo mismo con la Junta de Gobierno y Coordinación Política.

Esta vez no podrán excluir a los morenovallistas, a menos que modifiquen el reglamento interno, pero se quedarán sin problemas con la presidencia debido a que la definición del titular pasa por la aprobación del pleno y requiere del 50 por ciento de los votos más uno para concretarse.

Los 22 diputados que tiene la coalición mayoritaria alcanzarán justo para eso, para nombrar a quien en los hechos actuará como el presidente del Poder Legislativo.

Anote de una vez a Gabriel Biestro para ocupar esa importante posición.


***

“En lugar de mandarlo a competir por la presidencia municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez debió haber sido candidato a diputado local”.

Ese fue el razonamiento que tres panistas le hicieron al autor de esta columna el lunes, después de observar los hechos ocurridos ese día en el recinto legislativo.

Los comentarios recordaron al Rivera Pérez diputado en la LVII legislatura, cuando prácticamente ganó solo el debate mediático al enfrentar desde tribuna a la aplanadora priista, entonces comandada por el gobernador Mario Marín Torres.

El legislador no consiguió una sola votación en favor del PAN esa vez, en el periodo 2008-2011, pero su buena oratoria le dio esa autoridad moral que los tricolores no tuvieron.

Ahí se lució Rivera Pérez, que venía de ser presidente del PAN, y consiguió la candidatura a presidente municipal que Rafael Moreno Valle le regateaba.

Al final de la charla, los interlocutores del columnista concluyeron en un punto:

“Incluso como diputado, Eduardo Rivera no habría tenido ningún interés en defender a los morenovallistas”.

Eso es cierto.


***

Los llamados a castigar los supuestos actos de corrupción perpetrados por Rosario Robles Berlanga como titular de la Sedesol y la Sedatu en el gobierno de Enrique Peña Nieto retumbaron hasta Puebla.

Después de que el periódico Reforma documentara el presunto desvío de mil 700 millones de pesos en esas dos dependencias, bajo el mando de la experredista, la bancada de Morena en la cámara de senadores pidió poner fin a la impunidad con que se ha conducido Robles en el gobierno federal.

Ricardo Monreal descartó que el presidente electo vaya a ser omiso frente a las irregularidades y prometió investigar, desde el Senado, a la indiciada.

Andrés Manuel López Obrador y la secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano tienen una nutrida historia de rupturas y desencuentros, por lo que no habrá que descartar que la ex jefa de gobierno del Distrito Federal se convierta en el objetivo que el nuevo presidente necesite para atacar la corrupción que tanto criticó en campaña.

Si Peña Nieto es un intocable para López Obrador, como parece que lo será, habrá que dirigir la metralla que el pueblo demanda hacia otro personaje.

Rosario Robles y sus colaboradores podrían ser ese objetivo.

Aquí es donde la historia aterriza en Puebla, con el priista Juan Carlos Lastiri Quirós, quien fue subsecretario y depositario de todas las confianzas de Robles en ambas secretarías.

Más le valdría al excandidato a senador buscar cómo relajarse ante la incertidumbre… y revisar que todos sus números estén en orden.

Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Que Josefina García Hernández, diputada local del PRI, fuese incluida en la mesa directiva no significa que el partido tricolor vaya a respaldar las necesidades legislativas de Morena, PT y PES en el Congreso del Estado.

Los morenistas invitaron a un integrante de la bancada tricolor y al único diputado del Partido Verde que cohabitará en la siguiente legislatura, Juan Pablo Kuri, para contrarrestar las acusaciones de autoritarios y anti-demócratas que, sabían, llegarían en su contra del lado del PAN y sus partidos aliados.

De esa manera, los líderes del priismo se prestaron al juego con el entendido de que se verían beneficiados al formar parte de ese órgano de control.

Pero eso no evidencia ningún tipo de alianza con los lopezobradoristas.

Eso es lo que ha mandado a decir el excandidato Enrique Doger Guerrero a la gobernadora electa, Martha Erika Alonso Hidalgo, para que no piense mal y en una de esas vaya a excluir a su gente del gobierno de coalición.


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Si los diputados de la coalición Juntos Haremos Historia ya se adueñaron de la mesa directiva en el Congreso poblano, ahora harán lo mismo con la Junta de Gobierno y Coordinación Política.

Esta vez no podrán excluir a los morenovallistas, a menos que modifiquen el reglamento interno, pero se quedarán sin problemas con la presidencia debido a que la definición del titular pasa por la aprobación del pleno y requiere del 50 por ciento de los votos más uno para concretarse.

Los 22 diputados que tiene la coalición mayoritaria alcanzarán justo para eso, para nombrar a quien en los hechos actuará como el presidente del Poder Legislativo.

Anote de una vez a Gabriel Biestro para ocupar esa importante posición.


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“En lugar de mandarlo a competir por la presidencia municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez debió haber sido candidato a diputado local”.

Ese fue el razonamiento que tres panistas le hicieron al autor de esta columna el lunes, después de observar los hechos ocurridos ese día en el recinto legislativo.

Los comentarios recordaron al Rivera Pérez diputado en la LVII legislatura, cuando prácticamente ganó solo el debate mediático al enfrentar desde tribuna a la aplanadora priista, entonces comandada por el gobernador Mario Marín Torres.

El legislador no consiguió una sola votación en favor del PAN esa vez, en el periodo 2008-2011, pero su buena oratoria le dio esa autoridad moral que los tricolores no tuvieron.

Ahí se lució Rivera Pérez, que venía de ser presidente del PAN, y consiguió la candidatura a presidente municipal que Rafael Moreno Valle le regateaba.

Al final de la charla, los interlocutores del columnista concluyeron en un punto:

“Incluso como diputado, Eduardo Rivera no habría tenido ningún interés en defender a los morenovallistas”.

Eso es cierto.


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Los llamados a castigar los supuestos actos de corrupción perpetrados por Rosario Robles Berlanga como titular de la Sedesol y la Sedatu en el gobierno de Enrique Peña Nieto retumbaron hasta Puebla.

Después de que el periódico Reforma documentara el presunto desvío de mil 700 millones de pesos en esas dos dependencias, bajo el mando de la experredista, la bancada de Morena en la cámara de senadores pidió poner fin a la impunidad con que se ha conducido Robles en el gobierno federal.

Ricardo Monreal descartó que el presidente electo vaya a ser omiso frente a las irregularidades y prometió investigar, desde el Senado, a la indiciada.

Andrés Manuel López Obrador y la secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano tienen una nutrida historia de rupturas y desencuentros, por lo que no habrá que descartar que la ex jefa de gobierno del Distrito Federal se convierta en el objetivo que el nuevo presidente necesite para atacar la corrupción que tanto criticó en campaña.

Si Peña Nieto es un intocable para López Obrador, como parece que lo será, habrá que dirigir la metralla que el pueblo demanda hacia otro personaje.

Rosario Robles y sus colaboradores podrían ser ese objetivo.

Aquí es donde la historia aterriza en Puebla, con el priista Juan Carlos Lastiri Quirós, quien fue subsecretario y depositario de todas las confianzas de Robles en ambas secretarías.

Más le valdría al excandidato a senador buscar cómo relajarse ante la incertidumbre… y revisar que todos sus números estén en orden.

Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx