/ lunes 21 de junio de 2021

Un padre eficaz en la educación de los hijos

Los padres frecuentemente se involucran menos en las vidas de sus hijos cuando entran a la secundaria. Pero un adolescente necesita la misma cantidad de atención y amor de los padres que cuando era más pequeño, y quizás un poco más.

Para cuando llegue a la adolescencia, el padre ya habrá tenido años de experiencia con él; el padre del bebé de hoy será el padre del adolescente del mañana.

Su relación con su hijo puede cambiar – de hecho, es casi seguro que debe cambiar –desarrolla las destrezas necesarias para tener éxito como adulto. Estos cambios pueden ser agradables y benéficos. A medida que el alumno de secundaria se desarrolla mental y emocionalmente, sus conversaciones serán más ricas y sustanciosas.

Cuando sus intereses se desarrollan y profundizan, su adolescencia le enseñará al padre cómo lanzar una pelota de beisbol, un balón de basquetbol, pegarle a un balón de futbol en la casa, el jardín, un parque o en un campo deportivo.

En la comunidad hay una gran variedad de actitudes, opiniones y valores. Siempre se tiene distintas ideas y prioridades, las cuales afectan la manera en se crían a los hijos. A pesar de estas diferencias, las investigaciones científicas han demostrado que los padres eficaces en la educación de sus hijos poseen las siguientes cualidades en común:

Demuestran amor. Cuando los niños se portan mal, hacen enojar a los padres. Los papás también se sienten mal porque están enojados o molestos. Pero estos sentimientos no quieren decir que no se quiere a los hijos.

Los adolescentes necesitan del padre con quién pueda contar, persona que forme un enlace con ellos, que se comuniquen con ellos, inviertan tiempo con ellos y demuestren interés genuino por su bienestar. Así aprenden a cuidar y amar a otras personas.

Según los especialistas “los papás pueden amar a sus hijos sin necesariamente amar lo que hacen y los niños deben confiar que esto es cierto.”

Dan apoyo. Los adolescentes necesitan apoyo mientras batallan con problemas que quizás los papás no piensen que son tan importantes. Necesitan elogios cuando han dado su mejor esfuerzo. Necesitan aliento para desarrollar sus intereses y sus características personales.

Los adolescentes necesitan a su papá con quien puedan contar, persona que formen un enlace con ellos, se comuniquen con ellos, inviertan tiempo con ellos y demuestren interés genuino por su bienestar.

Fijar límites. Los adolescentes necesitan papás que les den estructura y supervisión de manera constante, firme y adecuada para su edad y etapas de desarrollo. Los límites ayudan a mantener emocionalmente seguros a todos los niños y adolescentes. Ellos necesitan que los papás les digan, “No, no puedes ir al centro comercial todo el día o al cine con ese grupo de muchachos”

Según los investigadores, se identifican tres tipos de papás: autoritarios, indulgentes y con autoridad experta. Los autoritarios imponen reglas rígidas y esperan que los hijos siempre obedezcan. Los indulgentes tienen pocas reglas, les dan demasiada libertad a los hijos y probablemente tendrán dificultades con ellos. Los papás con autoridad experta, fijan límites claros y con buenas explicaciones, tienden a tener menos dificultades con sus hijos.

Pero para los papás eficaces en la educación de los hijos, lo mejor es evitar los extremos.

*Doctor en Educación.


Los padres frecuentemente se involucran menos en las vidas de sus hijos cuando entran a la secundaria. Pero un adolescente necesita la misma cantidad de atención y amor de los padres que cuando era más pequeño, y quizás un poco más.

Para cuando llegue a la adolescencia, el padre ya habrá tenido años de experiencia con él; el padre del bebé de hoy será el padre del adolescente del mañana.

Su relación con su hijo puede cambiar – de hecho, es casi seguro que debe cambiar –desarrolla las destrezas necesarias para tener éxito como adulto. Estos cambios pueden ser agradables y benéficos. A medida que el alumno de secundaria se desarrolla mental y emocionalmente, sus conversaciones serán más ricas y sustanciosas.

Cuando sus intereses se desarrollan y profundizan, su adolescencia le enseñará al padre cómo lanzar una pelota de beisbol, un balón de basquetbol, pegarle a un balón de futbol en la casa, el jardín, un parque o en un campo deportivo.

En la comunidad hay una gran variedad de actitudes, opiniones y valores. Siempre se tiene distintas ideas y prioridades, las cuales afectan la manera en se crían a los hijos. A pesar de estas diferencias, las investigaciones científicas han demostrado que los padres eficaces en la educación de sus hijos poseen las siguientes cualidades en común:

Demuestran amor. Cuando los niños se portan mal, hacen enojar a los padres. Los papás también se sienten mal porque están enojados o molestos. Pero estos sentimientos no quieren decir que no se quiere a los hijos.

Los adolescentes necesitan del padre con quién pueda contar, persona que forme un enlace con ellos, que se comuniquen con ellos, inviertan tiempo con ellos y demuestren interés genuino por su bienestar. Así aprenden a cuidar y amar a otras personas.

Según los especialistas “los papás pueden amar a sus hijos sin necesariamente amar lo que hacen y los niños deben confiar que esto es cierto.”

Dan apoyo. Los adolescentes necesitan apoyo mientras batallan con problemas que quizás los papás no piensen que son tan importantes. Necesitan elogios cuando han dado su mejor esfuerzo. Necesitan aliento para desarrollar sus intereses y sus características personales.

Los adolescentes necesitan a su papá con quien puedan contar, persona que formen un enlace con ellos, se comuniquen con ellos, inviertan tiempo con ellos y demuestren interés genuino por su bienestar.

Fijar límites. Los adolescentes necesitan papás que les den estructura y supervisión de manera constante, firme y adecuada para su edad y etapas de desarrollo. Los límites ayudan a mantener emocionalmente seguros a todos los niños y adolescentes. Ellos necesitan que los papás les digan, “No, no puedes ir al centro comercial todo el día o al cine con ese grupo de muchachos”

Según los investigadores, se identifican tres tipos de papás: autoritarios, indulgentes y con autoridad experta. Los autoritarios imponen reglas rígidas y esperan que los hijos siempre obedezcan. Los indulgentes tienen pocas reglas, les dan demasiada libertad a los hijos y probablemente tendrán dificultades con ellos. Los papás con autoridad experta, fijan límites claros y con buenas explicaciones, tienden a tener menos dificultades con sus hijos.

Pero para los papás eficaces en la educación de los hijos, lo mejor es evitar los extremos.

*Doctor en Educación.