/ viernes 11 de octubre de 2019

Una semana aleccionadora para Morena y el barbosismo

Tres acontecimientos hilvanados en una semana le propinaron a Morena y a los miembros del nuevo grupo hegemónico en el poder, el barbosismo, aquella lección que suele tomar desprevenidos a los políticos recién convertidos del activismo opositor a practicantes reales del ejercicio de gobierno:

Que no es lo mismo lanzar críticas desde fuera del servicio público, un sitio habitualmente cómodo para la condena y la descalificación, que tratar de resolver los problemas desde dentro, donde se mezclan intereses políticos, empresariales y personales con carencias casi siempre presupuestarias para hacer de las tareas oficiales problemas imposibles de sortear.

El primero de esos hechos fue la autorización del alza al pasaje del transporte urbano de pasajeros, que se hará efectiva a partir de mañana.

El gobierno emanado del Movimiento Regeneración Nacional autorizó un incremento de 41 por ciento en unos casos y de 46 por ciento en otros para paliar la falta de aumentos que habían sufrido los concesionarios del transporte durante casi nueve años.

Si bien el alza era necesaria por todo el tiempo que los transportistas sobrevivieron con tarifas de 5.50 y 6 pesos, los usuarios no se explican cómo fue que se les obsequió un aumento cercano a 50 por ciento por la prestación de un servicio deficiente, deplorable e inseguro.

El segundo acontecimiento se materializó en el Congreso del Estado, donde una mayoría emanada también de Morena y sus partidos aliados se cerró de golpe a cualquier intento de debate público sobre una eventual reforma legislativa que despenalizara el aborto y permitiera la celebración de matrimonios igualitarios.

La negativa de los legisladores morenistas provocó asombro por la naturaleza misma del partido que los postuló.

Morena, se supone, es un partido político de izquierda, que, también se supone, promueve valores como la inclusión, la igualdad, la tolerancia y el respeto a los derechos humanos, principalmente de las mujeres.

Los diputados morenistas tuvieron la oportunidad para entrarle a la discusión de esos temas, en efecto, muy polémicos, y la rechazaron, ante la mirada sorprendida de los simpatizantes del partido lopezobradorista, que aún los tiene y son muchos.

El tercer hecho sobrevino con las palabras pronunciadas por el gobernador Luis Miguel Barbosa el miércoles en Huejtozingo: “Yo gané, me la robaron, pero los castigó Dios”, en directa alusión a la muerte de Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso Hidalgo.

Moreno Valle dejó una enorme estela de abusos cometidos al amparo del poder que solo los panistas defienden por mera obligación partidaria, pero ya está muerto y no puede ni podrá jamás regresar para responder por lo que hizo o se presume que hizo.

Miguel Barbosa está en la cúspide de su carrera política, en el sitio con el que soñó y al que aspiró. Moreno Valle y Alonso Hidalgo no; están muertos, convertidos en cenizas.

La descalificación permanente proferida en contra de los dos personajes fallecidos, llevada al extremo el miércoles al hacer referencia además a una “lucha a machetazos”, condujo a una cascada de condenas que se olvidaron del presunto fraude electoral de 2018 y de esa estela de abusos morenovallista para pedirle al nuevo mandatario que haga un alto en el camino, le dé la vuelta a la página y concrete esa reconciliación de la que tanto habló hace apenas unos meses en campaña.

Respetar a los muertos, sin embargo, no significa perdonar y olvidar la corrupción.

Los tres poderes del estado tienen las herramientas legales para castigar a los servidores públicos que se sirvieron del ejercicio de gobierno para lucrar y obtener beneficios personales en el pasado reciente.

Pero ese es otro asunto.

La semana que hoy termina fue aleccionadora para Morena y el nuevo grupo en el poder.

No es lo mismo ser oposición que ser gobierno.

Y no será conduciéndose por esa misma ruta como conseguirá barrer a sus opositores (panistas, sobre todo) en la próxima contienda electoral, como quiere hacerlo.

Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Tres acontecimientos hilvanados en una semana le propinaron a Morena y a los miembros del nuevo grupo hegemónico en el poder, el barbosismo, aquella lección que suele tomar desprevenidos a los políticos recién convertidos del activismo opositor a practicantes reales del ejercicio de gobierno:

Que no es lo mismo lanzar críticas desde fuera del servicio público, un sitio habitualmente cómodo para la condena y la descalificación, que tratar de resolver los problemas desde dentro, donde se mezclan intereses políticos, empresariales y personales con carencias casi siempre presupuestarias para hacer de las tareas oficiales problemas imposibles de sortear.

El primero de esos hechos fue la autorización del alza al pasaje del transporte urbano de pasajeros, que se hará efectiva a partir de mañana.

El gobierno emanado del Movimiento Regeneración Nacional autorizó un incremento de 41 por ciento en unos casos y de 46 por ciento en otros para paliar la falta de aumentos que habían sufrido los concesionarios del transporte durante casi nueve años.

Si bien el alza era necesaria por todo el tiempo que los transportistas sobrevivieron con tarifas de 5.50 y 6 pesos, los usuarios no se explican cómo fue que se les obsequió un aumento cercano a 50 por ciento por la prestación de un servicio deficiente, deplorable e inseguro.

El segundo acontecimiento se materializó en el Congreso del Estado, donde una mayoría emanada también de Morena y sus partidos aliados se cerró de golpe a cualquier intento de debate público sobre una eventual reforma legislativa que despenalizara el aborto y permitiera la celebración de matrimonios igualitarios.

La negativa de los legisladores morenistas provocó asombro por la naturaleza misma del partido que los postuló.

Morena, se supone, es un partido político de izquierda, que, también se supone, promueve valores como la inclusión, la igualdad, la tolerancia y el respeto a los derechos humanos, principalmente de las mujeres.

Los diputados morenistas tuvieron la oportunidad para entrarle a la discusión de esos temas, en efecto, muy polémicos, y la rechazaron, ante la mirada sorprendida de los simpatizantes del partido lopezobradorista, que aún los tiene y son muchos.

El tercer hecho sobrevino con las palabras pronunciadas por el gobernador Luis Miguel Barbosa el miércoles en Huejtozingo: “Yo gané, me la robaron, pero los castigó Dios”, en directa alusión a la muerte de Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso Hidalgo.

Moreno Valle dejó una enorme estela de abusos cometidos al amparo del poder que solo los panistas defienden por mera obligación partidaria, pero ya está muerto y no puede ni podrá jamás regresar para responder por lo que hizo o se presume que hizo.

Miguel Barbosa está en la cúspide de su carrera política, en el sitio con el que soñó y al que aspiró. Moreno Valle y Alonso Hidalgo no; están muertos, convertidos en cenizas.

La descalificación permanente proferida en contra de los dos personajes fallecidos, llevada al extremo el miércoles al hacer referencia además a una “lucha a machetazos”, condujo a una cascada de condenas que se olvidaron del presunto fraude electoral de 2018 y de esa estela de abusos morenovallista para pedirle al nuevo mandatario que haga un alto en el camino, le dé la vuelta a la página y concrete esa reconciliación de la que tanto habló hace apenas unos meses en campaña.

Respetar a los muertos, sin embargo, no significa perdonar y olvidar la corrupción.

Los tres poderes del estado tienen las herramientas legales para castigar a los servidores públicos que se sirvieron del ejercicio de gobierno para lucrar y obtener beneficios personales en el pasado reciente.

Pero ese es otro asunto.

La semana que hoy termina fue aleccionadora para Morena y el nuevo grupo en el poder.

No es lo mismo ser oposición que ser gobierno.

Y no será conduciéndose por esa misma ruta como conseguirá barrer a sus opositores (panistas, sobre todo) en la próxima contienda electoral, como quiere hacerlo.

Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx