Sin duda, la pandemia ocasionada por el COVID-19 nos condujo a modificar nuestros comportamientos, las medidas preventivas de salud y de interacción social con todas las personas a nuestro alrededor. Al ser una enfermedad de fácil contagio, generó la necesidad de contar con vacunas que nos permitan regresar a las actividades de forma segura.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud establece que, las vacunas protegen contra esta enfermedad porque inducen inmunidad contra el virus SARS-Cov-2 que la causa, es decir, reducen el riesgo de que de este cause síntomas y tenga consecuencias para la salud. La inmunidad, que ayuda a las personas vacunadas a luchar contra este virus en caso de infección, reduce la probabilidad de que lo contagien a otras personas y, por tanto, también protege a estas. Este fenómeno reviste especial importancia porque permite proteger a los grupos que corren más riesgo de presentar síntomas graves, como los profesionales de la salud, los adultos mayores y las personas que presentan determinadas enfermedades.
En este contexto, es de todos conocido que existen diferentes tipos y esquemas de vacunación, ya sea de una o dos dosis, que se están aplicando en diferentes latitudes, incluyendo México. En nuestro país, sabemos que se están aplicando vacunas provenientes de China, Rusia, así como de laboratorios y marcas de Estados Unidos y Reino Unido, las cuales han sido distribuidas conforme a su disponibilidad, en prácticamente, todo el territorio.
De acuerdo con información oficial de la Secretaría de Salud Federal, las vacunas son seguras, se han sometido a pruebas rigurosas a lo largo de las fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas constantemente.
Adicionalmente, a la fecha, la dependencia informa que se sigue avanzando con el Programa Nacional de Vacunación, cubriendo a los siguientes grupos poblacionales: adultos mayores, mujeres embarazadas, personas entre 50 y 59 años de edad, y en algunos lugares han comenzado con el grupo de 40 a 49 años.
Por su parte, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), señalan que aún estamos aprendiendo cómo las vacunas impactarán en la propagación del virus. Por lo que, hasta que se tenga más información acerca de la forma en que las vacunas incidirán en la propagación del COVID-19, las personas que tienen su esquema completo deben seguir tomando precauciones en los lugares públicos como usar mascarilla, mantener una distancia, evitar multitudes y espacios con poca ventilación y lavarse las manos con frecuencia.
En síntesis, tenemos la responsabilidad de seguir cuidándonos, de mantener todas las medidas disponibles para protegernos y cuidar a otras personas, mientras continúa la vacunación en nuestro estado y en nuestro país, y hasta que las autoridades determinen las condiciones que den forma a la nueva realidad.
Sin duda, vacunarse contra el COVID-19 es una oportunidad que debemos aprovechar, a fin de recuperar las actividades económicas, educativas y sociales, que nos permitan avanzar y evolucionar ante este escenario complejo y cambiante.
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Como mencionó la escritora estadounidense Joyce Meyer: “Creo que el mejor regalo que le puedes hacer a tu familia y al mundo eres tú en buena salud.”
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