/ domingo 1 de diciembre de 2019

Viernes negro  y cultura financiera

A mi correo electrónico llegaron incontables mensajes invitando al black Friday de Amazon y Mercado Libre, seguramente porque he comprado algunas cosas por esos medios; esto sólo me confirma que los logaritmos son una genialidad, reúnen los perfiles del consumidor y lo inundan de información para que compre.

Por supuesto que estoy a favor del libre mercado, aunque preciso que es importante la regulación del Estado para que no haya un desequilibrio y crezca tanto al grado que aparezcan los monopolios tan mezquinos como perjudiciales para todos. Además de que en la lógica de la libertad que sustenta a las democracias, cada persona debe gozar de las posibilidades de elegir lo que quiere comprar o no, según sus posibilidades.

A unos días de que se anuncie el incremento al SM que entra en vigor en enero del 2020, en un evento organizado por el Colegio de Ingenieros Civiles de México, Carlos Slim declaró que sería bueno se incrementara. El año pasado, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) demostró que ese incremento no provoca inflación, veremos ahora en qué queda. Lo importante es cerrar cada vez más las distancias de esa desigualdad salarial.

Esta reflexión me lleva a pensar en la terrible desigualdad en la que estamos sumergidos. Cuando unos pueden comprar unos zapatos de mil pesos o de tres mil, hay otros que no pueden ni pagar el gas del mes. Esto tiene relación, claro, con los salarios percibidos. No está mal que haya personas que ganen 30 mil pesos, al contario; lo que está mal es que haya quienes ganen el salario mínimo general (SM) de 102.68 o 176.72 pesos diarios para la zona libre de la frontera norte, y sólo con dos o tres trabajos más, completen para sus gastos. Pero, además, si el trabajador que gana 30 mil es funcionario público y no cumple, es lo que realmente indigna.

Me refiero no solo a los aviadores, de hecho, sino también a quienes perciben sendos pagos sin realmente comprender que perciben dinero público. El nivel de corrupción en este caso, es igual a la de quienes incurren en fraudes, pero es otro tema que podríamosanalizar en otra entrega.

La otra arista está en ¿tener dinero para qué? Esa libertad que abre la puerta al consumo, incluso al consumo más feroz. Ahora mismo hay personas que se engancharon en el simil mexicano del black fiday, el Buen Fin implementado desde hace 9 años, aunque la recomendación de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONSUSEF), fue comprar de contado (si ofrecían descuentos) y a meses los bienes duraderos, pero siempre cuidar no exceder la capacidad de pago que compromete los ingresos futuros.

La educación financiera del mexicano sigue caminando hacia su madurez, pero no hay garantía de que se haya cumplido todavía. Así que, el triángulo que arroja el libre mercado, la percepción salarial y el consumismo, con una cultura financiera puede ser virtuoso o vicioso. Esa no se enseña en las escuelas y debiera, porque siempre estaremos lidiando con necesidades, trabajo y dinero. Pero el consumismo simplemente puede profundizar las brechas de desigualdad ¿Qué es lo imprescindible? Es la pregunta que debe rondar en nuestras cabezas ahora que se acerca otra temporada que invita al consumismo.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

A mi correo electrónico llegaron incontables mensajes invitando al black Friday de Amazon y Mercado Libre, seguramente porque he comprado algunas cosas por esos medios; esto sólo me confirma que los logaritmos son una genialidad, reúnen los perfiles del consumidor y lo inundan de información para que compre.

Por supuesto que estoy a favor del libre mercado, aunque preciso que es importante la regulación del Estado para que no haya un desequilibrio y crezca tanto al grado que aparezcan los monopolios tan mezquinos como perjudiciales para todos. Además de que en la lógica de la libertad que sustenta a las democracias, cada persona debe gozar de las posibilidades de elegir lo que quiere comprar o no, según sus posibilidades.

A unos días de que se anuncie el incremento al SM que entra en vigor en enero del 2020, en un evento organizado por el Colegio de Ingenieros Civiles de México, Carlos Slim declaró que sería bueno se incrementara. El año pasado, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) demostró que ese incremento no provoca inflación, veremos ahora en qué queda. Lo importante es cerrar cada vez más las distancias de esa desigualdad salarial.

Esta reflexión me lleva a pensar en la terrible desigualdad en la que estamos sumergidos. Cuando unos pueden comprar unos zapatos de mil pesos o de tres mil, hay otros que no pueden ni pagar el gas del mes. Esto tiene relación, claro, con los salarios percibidos. No está mal que haya personas que ganen 30 mil pesos, al contario; lo que está mal es que haya quienes ganen el salario mínimo general (SM) de 102.68 o 176.72 pesos diarios para la zona libre de la frontera norte, y sólo con dos o tres trabajos más, completen para sus gastos. Pero, además, si el trabajador que gana 30 mil es funcionario público y no cumple, es lo que realmente indigna.

Me refiero no solo a los aviadores, de hecho, sino también a quienes perciben sendos pagos sin realmente comprender que perciben dinero público. El nivel de corrupción en este caso, es igual a la de quienes incurren en fraudes, pero es otro tema que podríamosanalizar en otra entrega.

La otra arista está en ¿tener dinero para qué? Esa libertad que abre la puerta al consumo, incluso al consumo más feroz. Ahora mismo hay personas que se engancharon en el simil mexicano del black fiday, el Buen Fin implementado desde hace 9 años, aunque la recomendación de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONSUSEF), fue comprar de contado (si ofrecían descuentos) y a meses los bienes duraderos, pero siempre cuidar no exceder la capacidad de pago que compromete los ingresos futuros.

La educación financiera del mexicano sigue caminando hacia su madurez, pero no hay garantía de que se haya cumplido todavía. Así que, el triángulo que arroja el libre mercado, la percepción salarial y el consumismo, con una cultura financiera puede ser virtuoso o vicioso. Esa no se enseña en las escuelas y debiera, porque siempre estaremos lidiando con necesidades, trabajo y dinero. Pero el consumismo simplemente puede profundizar las brechas de desigualdad ¿Qué es lo imprescindible? Es la pregunta que debe rondar en nuestras cabezas ahora que se acerca otra temporada que invita al consumismo.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com