/ miércoles 5 de agosto de 2020

Vigentes las facciones en el PAN

Ya resta menos de un año para la celebración de los comicios intermedios de 2021 y en el panismo del estado, donde confluyen las mayores posibilidades de protagonizar una verdadera competencia electoral frente a Morena y sus candidatos, sigue vigente la fractura entre el grupo de encabeza la presidenta del Comité Directivo Estatal, Genoveva Huerta Villegas, y los panistas de añeja tradición que se aglutinaron en torno de Jesús Zaldívar Benavides para ganar el Comité Directivo Municipal.

El más reciente plan de interacción de la dirigencia estatal con los militantes, emprendido desde la semana pasada para realizar una consulta que, en teoría, permitirá tomar decisiones internas en torno al proceso electoral del próximo año, como si es que se postulan candidatos que no sean militantes del blanquiazul, si se aprueban las alianzas con otros partidos políticos, y de qué tipo, y la definición del método de selección de abanderados, evidenció que esas heridas, muchas de ellas generadas desde la época de Rafael Moreno Valle en el poder y trasladadas a la disputa por el control del partido, continúan latentes y con riesgo de ahondarse aún más.

Frente a la propuesta de Genoveva, que tendrá que demostrar a sus correligionarios la eficacia de la misma, principalmente para impedir que manos ajenas al partido alteren o pretendan alterar los resultados de la consulta, llovieron las descalificaciones por parte de aquellos “liderazgos” que tomaron partido por Zaldívar Benavides en la pelea contra Eduardo Alcántara Montiel.

Ana Teresa Aranda Orozco, Pablo Rodríguez Regordosa, Jorge Aguilar Chedraui y Mónica Rodríguez, entre algunos otros, cuestionaron las intenciones de su dirigente y acusaron, antes de conocer la metodología que se estaba empleando ya, que los resultados no tendrían ninguna veracidad y, por tanto, ninguna validez.

Del bando de Genoveva Huerta solo se pronunció en su favor el diputado local Oswaldo Jiménez López.

Eduardo Rivera Pérez, aspirante considerado como “puntero” a la presidencia municipal de Puebla, prefirió no emitir su punto de vista, ante la petición expresa de algunos medios que le buscaron para ello.

Verdad o mentira, buena o mala, seria o “patito”, la famosa consulta puso de cabeza al partido, que no aprovecha el descenso de popularidad de Morena y sus gobernantes para arribar fortalecido, pero principalmente unido, a la elección que habrá de comenzar, a todo vapor, a partir de enero o febrero del siguiente año, con la definición de los candidatos a los diferentes puestos de elección popular.

En el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) hay diferencias internas.

Entre gobernantes emanados del mismo partido también las hay, como lo muestra el permanente conflicto que protagonizan el mandatario Luis Miguel Barbosa y la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco.

Pero ni así se quiere o se puede aprovechar ese escenario, en apariencia favorecedor.

Ya se ha escrito en otras ocasiones: la soberbia de creer que el PAN solo podrá derrotar a Morena, que ya tiene la fuerza del poder público, pero, sobre todo, que lo puede hacer solo a través de una facción, sin ayuda de las otras, puede resultarle al blanquiazul en un terrible e insuperable error.

Twitter: @jorgerdzc

Ya resta menos de un año para la celebración de los comicios intermedios de 2021 y en el panismo del estado, donde confluyen las mayores posibilidades de protagonizar una verdadera competencia electoral frente a Morena y sus candidatos, sigue vigente la fractura entre el grupo de encabeza la presidenta del Comité Directivo Estatal, Genoveva Huerta Villegas, y los panistas de añeja tradición que se aglutinaron en torno de Jesús Zaldívar Benavides para ganar el Comité Directivo Municipal.

El más reciente plan de interacción de la dirigencia estatal con los militantes, emprendido desde la semana pasada para realizar una consulta que, en teoría, permitirá tomar decisiones internas en torno al proceso electoral del próximo año, como si es que se postulan candidatos que no sean militantes del blanquiazul, si se aprueban las alianzas con otros partidos políticos, y de qué tipo, y la definición del método de selección de abanderados, evidenció que esas heridas, muchas de ellas generadas desde la época de Rafael Moreno Valle en el poder y trasladadas a la disputa por el control del partido, continúan latentes y con riesgo de ahondarse aún más.

Frente a la propuesta de Genoveva, que tendrá que demostrar a sus correligionarios la eficacia de la misma, principalmente para impedir que manos ajenas al partido alteren o pretendan alterar los resultados de la consulta, llovieron las descalificaciones por parte de aquellos “liderazgos” que tomaron partido por Zaldívar Benavides en la pelea contra Eduardo Alcántara Montiel.

Ana Teresa Aranda Orozco, Pablo Rodríguez Regordosa, Jorge Aguilar Chedraui y Mónica Rodríguez, entre algunos otros, cuestionaron las intenciones de su dirigente y acusaron, antes de conocer la metodología que se estaba empleando ya, que los resultados no tendrían ninguna veracidad y, por tanto, ninguna validez.

Del bando de Genoveva Huerta solo se pronunció en su favor el diputado local Oswaldo Jiménez López.

Eduardo Rivera Pérez, aspirante considerado como “puntero” a la presidencia municipal de Puebla, prefirió no emitir su punto de vista, ante la petición expresa de algunos medios que le buscaron para ello.

Verdad o mentira, buena o mala, seria o “patito”, la famosa consulta puso de cabeza al partido, que no aprovecha el descenso de popularidad de Morena y sus gobernantes para arribar fortalecido, pero principalmente unido, a la elección que habrá de comenzar, a todo vapor, a partir de enero o febrero del siguiente año, con la definición de los candidatos a los diferentes puestos de elección popular.

En el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) hay diferencias internas.

Entre gobernantes emanados del mismo partido también las hay, como lo muestra el permanente conflicto que protagonizan el mandatario Luis Miguel Barbosa y la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco.

Pero ni así se quiere o se puede aprovechar ese escenario, en apariencia favorecedor.

Ya se ha escrito en otras ocasiones: la soberbia de creer que el PAN solo podrá derrotar a Morena, que ya tiene la fuerza del poder público, pero, sobre todo, que lo puede hacer solo a través de una facción, sin ayuda de las otras, puede resultarle al blanquiazul en un terrible e insuperable error.

Twitter: @jorgerdzc