/ miércoles 9 de junio de 2021

Volkswagen se adelantó a las crisis de las cadenas de producción global

La pandemia del covid del siglo XXI, y la gran recesión económica mundial de los últimos 100 años, no pasarán desapercibidas en la historia universal, están destinadas a dejar una honda huella, son los motores generadores de los impresionantes oleajes reformadores y transformadores sociales, educativos, laborales, tecnológicos, científicos, industriales, comerciales y económicos que impactarán, diseñarán y definirán el curso de la humanidad en gran parte de lo que resta del siglo.

En el campo científico y tecnológico han heredado a la sociedad universal dos revolucionarios y espectaculares oleajes con que se habrán de enfrentar, quizás de manera conjunta, a escala global, otras emergencias sanitarias como las del covid 19.

La experiencia es que los laboratorios apuraron, en tiempo récord de casi 9 meses, en sana, limpia concurrencia y competencia casi continental (en la que se incorporaron exitosamente China y Rusia de manera paralela a las farmacéuticas europeas y estadunidenses) la producción de la vacuna a escala súper industrial, que ha sido insuficiente, muy cara , prohibitiva para abastecer a los países en desarrollo, que han tenido que recurrir al sobreendeudamiento de sus quebradas finanzas para afrontar la pandemia y adquirir el antígeno, mucho después que los países ricos.

Con la penosa experiencia de México de negociar a un alto costo, adquirir a cuenta gotas las vacunas originarias de diversos países y laboratorios (aún con los recursos de pago), el gobierno mexicano está decidido a terminar con esta dependencia científica, impulsa la construcción de laboratorios mexicanos para producir la vacuna, y antígenos contra otros flagelos de combate cíclico para proteger a la población. Lúcido, encomiable empeño que ojalá y no quede a medias ante los embates de los monopolios farmacéuticos internacionales y los cambios sexenales.

En el ámbito industrial las cadenas productivas globales más desarrolladas, como las del sector automotriz, quedaron interrumpidas, desintegradas por las urgencias de la pandemia y el colapso económico.

Las gigantescas corporaciones europeas, estadunidenses y asiáticas, con plantas ensambladoras en los diversos continentes, alimentan sistemas de exportaciones e importaciones de autos, partes y refacciones que así convienen a sus intereses financieros, fiscales, comerciales y tecnológicos. Obviamente se verán obligadas a cambiarlas en previsión de otras crisis universales y regionales que romperán sus cadenas de intercambio.

A finales de los años ochenta enormes ensambladoras como Volkswagen de México se vieron agobiadas por la presencia de millones de piezas, componentes y refacciones que abarrotaban sus patios y almacenes, hacían muy complejo su control de inventarios, provocaban el robo de autopartes por sus trabajadores.

Siendo presidente del consejo ejecutivo Martin Josephi (Qed.), tomó la revolucionaria decisión corporativa de convocar a los fabricantes de autopartes y componentes a escala internacional, para exhortarlos a convertirse en proveedores permanentes, a cambio de instalarse, construir una planta alrededor de Volkswagen de México, garantizar la entrega puntual de autopartes.

Con el envío de componentes a la mano, Volkswagen desapareció sus enormes bodegas, puso punto final a la urgencia de si llegaban a tiempo o no las piezas de ensamblado provenientes de otros estados y países.

Volkswagen compartió con esas marcas sus tecnologías para que produjeran el tamaño, resistencia, calidad y precios que necesitaba. Así fue como nació hace más de 30 años el revolucionario proyecto del parque automotriz con casi un centenar de empresas alrededor de la ensambladora alemana.

Esa idea estratégica atrajo miles de millones de dólares en inversión y creación de miles de empleos a Puebla. Lo que ocurrió hace 30 años en nuestra entidad, puede repetirse y multiplicarse con el propósito que las cadenas de integración automotriz que quedaron suspendidas a nivel global por la pandemia, no vuelvan a romperse en crisis similares.

Con su brillante idea, Martin Josephi, el primero y único mexicano-alemán que ocupó la presidencia de Volkswagen, no solamente superó sus retos y tiempos, podría haber heredado una fórmula de cómo resolver esta nueva crisis que tiene atrapadas a las cadenas productivas globales del ramo automovilístico. NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.

La pandemia del covid del siglo XXI, y la gran recesión económica mundial de los últimos 100 años, no pasarán desapercibidas en la historia universal, están destinadas a dejar una honda huella, son los motores generadores de los impresionantes oleajes reformadores y transformadores sociales, educativos, laborales, tecnológicos, científicos, industriales, comerciales y económicos que impactarán, diseñarán y definirán el curso de la humanidad en gran parte de lo que resta del siglo.

En el campo científico y tecnológico han heredado a la sociedad universal dos revolucionarios y espectaculares oleajes con que se habrán de enfrentar, quizás de manera conjunta, a escala global, otras emergencias sanitarias como las del covid 19.

La experiencia es que los laboratorios apuraron, en tiempo récord de casi 9 meses, en sana, limpia concurrencia y competencia casi continental (en la que se incorporaron exitosamente China y Rusia de manera paralela a las farmacéuticas europeas y estadunidenses) la producción de la vacuna a escala súper industrial, que ha sido insuficiente, muy cara , prohibitiva para abastecer a los países en desarrollo, que han tenido que recurrir al sobreendeudamiento de sus quebradas finanzas para afrontar la pandemia y adquirir el antígeno, mucho después que los países ricos.

Con la penosa experiencia de México de negociar a un alto costo, adquirir a cuenta gotas las vacunas originarias de diversos países y laboratorios (aún con los recursos de pago), el gobierno mexicano está decidido a terminar con esta dependencia científica, impulsa la construcción de laboratorios mexicanos para producir la vacuna, y antígenos contra otros flagelos de combate cíclico para proteger a la población. Lúcido, encomiable empeño que ojalá y no quede a medias ante los embates de los monopolios farmacéuticos internacionales y los cambios sexenales.

En el ámbito industrial las cadenas productivas globales más desarrolladas, como las del sector automotriz, quedaron interrumpidas, desintegradas por las urgencias de la pandemia y el colapso económico.

Las gigantescas corporaciones europeas, estadunidenses y asiáticas, con plantas ensambladoras en los diversos continentes, alimentan sistemas de exportaciones e importaciones de autos, partes y refacciones que así convienen a sus intereses financieros, fiscales, comerciales y tecnológicos. Obviamente se verán obligadas a cambiarlas en previsión de otras crisis universales y regionales que romperán sus cadenas de intercambio.

A finales de los años ochenta enormes ensambladoras como Volkswagen de México se vieron agobiadas por la presencia de millones de piezas, componentes y refacciones que abarrotaban sus patios y almacenes, hacían muy complejo su control de inventarios, provocaban el robo de autopartes por sus trabajadores.

Siendo presidente del consejo ejecutivo Martin Josephi (Qed.), tomó la revolucionaria decisión corporativa de convocar a los fabricantes de autopartes y componentes a escala internacional, para exhortarlos a convertirse en proveedores permanentes, a cambio de instalarse, construir una planta alrededor de Volkswagen de México, garantizar la entrega puntual de autopartes.

Con el envío de componentes a la mano, Volkswagen desapareció sus enormes bodegas, puso punto final a la urgencia de si llegaban a tiempo o no las piezas de ensamblado provenientes de otros estados y países.

Volkswagen compartió con esas marcas sus tecnologías para que produjeran el tamaño, resistencia, calidad y precios que necesitaba. Así fue como nació hace más de 30 años el revolucionario proyecto del parque automotriz con casi un centenar de empresas alrededor de la ensambladora alemana.

Esa idea estratégica atrajo miles de millones de dólares en inversión y creación de miles de empleos a Puebla. Lo que ocurrió hace 30 años en nuestra entidad, puede repetirse y multiplicarse con el propósito que las cadenas de integración automotriz que quedaron suspendidas a nivel global por la pandemia, no vuelvan a romperse en crisis similares.

Con su brillante idea, Martin Josephi, el primero y único mexicano-alemán que ocupó la presidencia de Volkswagen, no solamente superó sus retos y tiempos, podría haber heredado una fórmula de cómo resolver esta nueva crisis que tiene atrapadas a las cadenas productivas globales del ramo automovilístico. NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.