/ domingo 22 de marzo de 2020

Volver a la normalidad. Una sentencia para pensar

Hay miles de informaciones que hemos recibido en mensajes de WhatsApp o por otras redes sociales relativas al coronavirus (Covid-19), como si no fuera suficiente saber de ella como pandemia. Después de al menos 5 años, hemos aprendido un poco acerca de lo que recibimos por las redes, aunque no habrá suficientes filtros para las faltas noticias y la posverdad.

Así que en el mar noticioso que por momentos ahoga, rescatamos informaciones que nos hacen pensar. Una de ellas es el artículo de Gideon Lichfield, editor en jefe de MIT Technology Review, “No volveremos a la normalidad”. Sí, es impactante cómo en un lapso de tres meses la vida del mundo entero cambió con un virus que no se sabe si mutó en algún animal antes de pasar al ser humano, que se propagó desde un mercado de marisco y pescado de la ciudad de Wuhan, en China, pero que finalmente se desconoce el origen del brote.

Tedros Adhanom, director de la OMS, declaró pandemia el 11 de marzo pasado, porque se extiende en varios países del mundo de manera simultánea; de hecho, aumentó 13 veces fuera de China y se triplicó el número de países afectados desde inicio de marzo. “En menos de tres meses se han reportado más de 120 mil casos, en 114 países, mientras que las muertes por COVID-19 superan las cuatro mil personas”, son sus cifras al 11 de marzo.

Lo impactante de la pandemia es que son las ciudades las más afectadas. La Dra. Maria Neira, Directora de la OMS para el Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud, afirmaba en 2018: “Los gobiernos locales y nacionales deben introducir políticas y realizar inversiones que respalden un transporte más limpio, viviendas eficientes, energía renovable, industria limpia y una mejor gestión de residuos municipales”, se refería a la salud como máxima prioridad de los urbanistas, porque las ciudades son el reducto de más de la mitad de la población mundial y podía aumentar hasta ser la tercera parte para el 2050. Con este fenómeno las cifras pueden variar. Así que, los estados que apostaron a la salud pública van a tener mejores resultados, pero también los ciudadanos que concienticen con responsabilidad los riesgos.

Lo que hemos aprendido en este poco tiempo es que el Covid-19 se propaga rápidamente, pero también se puede controlar. Cuando revisamos el mapa, con cifras actualizadas permanentemente para América [disponible] https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019: el reporte de casos confirmados es de 15,686 y 226 muertes (al 21 de marzo). Al ver las cifras situadas en Estados Unidos, entendemos las medidas tan radicales que ha tomado su gobierno. En este tenor, llama la atención de los expertos que Alemania registra una tasa de mortalidad muy baja (75m) comparada con la de otros países como Irán (1.556 m), España (1.375), o Italia (4.825m) el país con mayor número de fallecidos por coronavirus en el mundo; además, para el 11 de marzo las cifras disminuyen en China (3.261m) y Corea del Sur (102m).

Las formas de contar variaron en los países, se van a tener que sistematizar para tener veracidad en los datos que arrojen para los medios de comunicación, pero ya al 21 de marzo suman 12.758 muertes en todo el mundo y 297.345 casos confirmados, según el cálculo de la Universidad Johns Hopkins. La realidad es que no hay vacuna, pero hay medidas que se pueden adoptar para evitar la propagación y el contagio.

Aún así, con las medidas que tomen los gobiernos locales y el apoyo de las grandes empresas internacionales, la realidad es que la economía internacional y la vida política va a cambiar radicalmente; además, necesitaremos cambiar “cómo trabajamos, hacemos ejercicio, socializamos, compramos, administramos nuestra salud, educamos a nuestros hijos, cuidamos a los miembros de la familia”, según Lichfield, porque después de la cuarentena a la que sean sometidos los países, la era virtual será exponencial y seremos testigos de sus bondades, pero también de lo lejos que podemos estar de nuestros seres queridos, en una misma habitación. Así que nada volverá a la normalidad.


*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Hay miles de informaciones que hemos recibido en mensajes de WhatsApp o por otras redes sociales relativas al coronavirus (Covid-19), como si no fuera suficiente saber de ella como pandemia. Después de al menos 5 años, hemos aprendido un poco acerca de lo que recibimos por las redes, aunque no habrá suficientes filtros para las faltas noticias y la posverdad.

Así que en el mar noticioso que por momentos ahoga, rescatamos informaciones que nos hacen pensar. Una de ellas es el artículo de Gideon Lichfield, editor en jefe de MIT Technology Review, “No volveremos a la normalidad”. Sí, es impactante cómo en un lapso de tres meses la vida del mundo entero cambió con un virus que no se sabe si mutó en algún animal antes de pasar al ser humano, que se propagó desde un mercado de marisco y pescado de la ciudad de Wuhan, en China, pero que finalmente se desconoce el origen del brote.

Tedros Adhanom, director de la OMS, declaró pandemia el 11 de marzo pasado, porque se extiende en varios países del mundo de manera simultánea; de hecho, aumentó 13 veces fuera de China y se triplicó el número de países afectados desde inicio de marzo. “En menos de tres meses se han reportado más de 120 mil casos, en 114 países, mientras que las muertes por COVID-19 superan las cuatro mil personas”, son sus cifras al 11 de marzo.

Lo impactante de la pandemia es que son las ciudades las más afectadas. La Dra. Maria Neira, Directora de la OMS para el Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud, afirmaba en 2018: “Los gobiernos locales y nacionales deben introducir políticas y realizar inversiones que respalden un transporte más limpio, viviendas eficientes, energía renovable, industria limpia y una mejor gestión de residuos municipales”, se refería a la salud como máxima prioridad de los urbanistas, porque las ciudades son el reducto de más de la mitad de la población mundial y podía aumentar hasta ser la tercera parte para el 2050. Con este fenómeno las cifras pueden variar. Así que, los estados que apostaron a la salud pública van a tener mejores resultados, pero también los ciudadanos que concienticen con responsabilidad los riesgos.

Lo que hemos aprendido en este poco tiempo es que el Covid-19 se propaga rápidamente, pero también se puede controlar. Cuando revisamos el mapa, con cifras actualizadas permanentemente para América [disponible] https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019: el reporte de casos confirmados es de 15,686 y 226 muertes (al 21 de marzo). Al ver las cifras situadas en Estados Unidos, entendemos las medidas tan radicales que ha tomado su gobierno. En este tenor, llama la atención de los expertos que Alemania registra una tasa de mortalidad muy baja (75m) comparada con la de otros países como Irán (1.556 m), España (1.375), o Italia (4.825m) el país con mayor número de fallecidos por coronavirus en el mundo; además, para el 11 de marzo las cifras disminuyen en China (3.261m) y Corea del Sur (102m).

Las formas de contar variaron en los países, se van a tener que sistematizar para tener veracidad en los datos que arrojen para los medios de comunicación, pero ya al 21 de marzo suman 12.758 muertes en todo el mundo y 297.345 casos confirmados, según el cálculo de la Universidad Johns Hopkins. La realidad es que no hay vacuna, pero hay medidas que se pueden adoptar para evitar la propagación y el contagio.

Aún así, con las medidas que tomen los gobiernos locales y el apoyo de las grandes empresas internacionales, la realidad es que la economía internacional y la vida política va a cambiar radicalmente; además, necesitaremos cambiar “cómo trabajamos, hacemos ejercicio, socializamos, compramos, administramos nuestra salud, educamos a nuestros hijos, cuidamos a los miembros de la familia”, según Lichfield, porque después de la cuarentena a la que sean sometidos los países, la era virtual será exponencial y seremos testigos de sus bondades, pero también de lo lejos que podemos estar de nuestros seres queridos, en una misma habitación. Así que nada volverá a la normalidad.


*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com