/ martes 20 de febrero de 2018

¿Y dónde está el vocero?

Así, parodiando el título de las famosas películas de chunga de los años ochenta protagonizadas por Leslie Nielsen y dirigidas por Jim Abrahams y los hermanos Zucker, me refiero a una situación de mayor chunga aún y les pregunto, estimados lectores, si alguien sabe dónde está el vocero de José Antonio Meade, el milusos Javier Lozano Alarcón, quien después de ser ignorado por Rafael Moreno Valle y haber renunciado al PAN que estaba a punto de sacarlo por la puerta de atrás, fue “sumado” a la desfondada campaña presidencial priista y presentado por el propio candidote, digo candidato, como una persona dispuesta a “trabajar en favor de la transformación de México”, para lo cual, sin asomo de pena ni rubor alguno, le dieron el pomposo cargo de vicecoordinador de mensaje y vocero principal de la coalición del PRI con el Partido Verde y Nueva Alianza.

El mismo que renunció hace trece años al PRI, donde nadie lo aceptaba, para afiliarse al PAN y apoyar a su compañero de aulas, Felipe Calderón, hoy regresa exultante al PRI, precisamente porque nadie lo tomaba en cuenta ahora en el PAN y lo peor es que en el PRI le abrieron las puertas, de tan desesperados que andan por conseguir votos, sin reparar en la infinidad de insultos que lanzó mediante esputos propios de su talante a diversos candidatos y políticos tricolores, incluida su compañera en el senado, la inefable Blanquita Alcalá.

En su regreso “triunfal”, cual hijo pródigo, el tránsfuga político se atrevió a decir que iba a destacar “el rigor técnico, la capacidad política y la sobriedad y templanza de Meade Kuribreña”, luego de lo cual se limitó a retuitear información relacionada con el entonces precandidato y hacerle un enorme favor a López Obrador, al intentar torpedearlo con el jocoso asunto de la intervención rusa y rebautizarlo para la historia como Andrés Manuelovich. ¡Nombre, unos genios!

Lo triste (es sarcasmo) fue que, a partir de ese momento, nuestro ordinario personaje, tan aficionado a la traición y descubierto por sus pares como un perro bravucón, pero desdentado, inexplicablemente “rescatado” del antirrábico neopanista (donde para traidores sólo su líder y candidato), desapareció de manera “misteriosa” del radar de la campaña de Meade, que por las mismas fechas se precipitó en picada y no termina de caer en la intención de voto.

Es evidente que el PRI, Meade y sus cachanchanes, se equivocaron al incorporar a este Carracuca a su equipo, abierto defensor de la inconstitucional Ley de Seguridad Interior, quien una vez que obtuvo lo que quiso (la promesa de ir de los primeros en la lista de candidatos a diputados federales por la vía plurinominal, para poder rascarse la entrepierna otros tres años) y pasó la falsa vergüenza de que algún asistente del taxista Ochoa le pidiera que dejara de estar diciendo sandeces que sólo perjudicaban al candidato priista, optó por hacer mutis, algo en lo que reconozco es experto e insuperable, como cada vez que le preguntan cuándo va a pagar la apuesta cruzada con el suscrito respecto del juicio que le gané.

Pero bueno, sirva Lozano de ejemplo para evidenciar la candidez del candidato Meade, quien ignoró los sabidos antecedentes de quien llegó al senado vía la “milagrosa” operación post electoral del morenovallismo, y quien cambia de bando cada que le acomoda (y le acomoda cada que se le antoja), como cuando empezó asesorando a Javier Corral y la bancada panista en el Senado en materia de telecomunicaciones y terminó sirviendo a los intereses de Televisa, vía Javier Tejado Dondé, liderando lo que se conoció como la telebancada, vaya a usted a saber a cambio de qué.

Lamentable que los verdaderos militantes priistas, tras años de méritos y penas ajenas, tengan que aceptar a este personaje tan soberbio como oportunista entre los suyos, aguantar su mirada burlona y cederle un espacio en la lista de candidatos a diputados federales plurinominales, a cambio de nada que no sea ladrarle a quien le ordenen para luego meterse en su madriguera para roer el hueso estúpidamente obsequiado. Simplemente es insulting and unacceptable, preguntan todos los iniciados de la política ¿Dónde está el vocero Javier Lozano? Defenestrado y amarrado con un bozal para no causar más estragos en la de por si malograda campaña que no prende en el PRIAN del señor Meade.

mezavcm.abogados@gmail.com

Así, parodiando el título de las famosas películas de chunga de los años ochenta protagonizadas por Leslie Nielsen y dirigidas por Jim Abrahams y los hermanos Zucker, me refiero a una situación de mayor chunga aún y les pregunto, estimados lectores, si alguien sabe dónde está el vocero de José Antonio Meade, el milusos Javier Lozano Alarcón, quien después de ser ignorado por Rafael Moreno Valle y haber renunciado al PAN que estaba a punto de sacarlo por la puerta de atrás, fue “sumado” a la desfondada campaña presidencial priista y presentado por el propio candidote, digo candidato, como una persona dispuesta a “trabajar en favor de la transformación de México”, para lo cual, sin asomo de pena ni rubor alguno, le dieron el pomposo cargo de vicecoordinador de mensaje y vocero principal de la coalición del PRI con el Partido Verde y Nueva Alianza.

El mismo que renunció hace trece años al PRI, donde nadie lo aceptaba, para afiliarse al PAN y apoyar a su compañero de aulas, Felipe Calderón, hoy regresa exultante al PRI, precisamente porque nadie lo tomaba en cuenta ahora en el PAN y lo peor es que en el PRI le abrieron las puertas, de tan desesperados que andan por conseguir votos, sin reparar en la infinidad de insultos que lanzó mediante esputos propios de su talante a diversos candidatos y políticos tricolores, incluida su compañera en el senado, la inefable Blanquita Alcalá.

En su regreso “triunfal”, cual hijo pródigo, el tránsfuga político se atrevió a decir que iba a destacar “el rigor técnico, la capacidad política y la sobriedad y templanza de Meade Kuribreña”, luego de lo cual se limitó a retuitear información relacionada con el entonces precandidato y hacerle un enorme favor a López Obrador, al intentar torpedearlo con el jocoso asunto de la intervención rusa y rebautizarlo para la historia como Andrés Manuelovich. ¡Nombre, unos genios!

Lo triste (es sarcasmo) fue que, a partir de ese momento, nuestro ordinario personaje, tan aficionado a la traición y descubierto por sus pares como un perro bravucón, pero desdentado, inexplicablemente “rescatado” del antirrábico neopanista (donde para traidores sólo su líder y candidato), desapareció de manera “misteriosa” del radar de la campaña de Meade, que por las mismas fechas se precipitó en picada y no termina de caer en la intención de voto.

Es evidente que el PRI, Meade y sus cachanchanes, se equivocaron al incorporar a este Carracuca a su equipo, abierto defensor de la inconstitucional Ley de Seguridad Interior, quien una vez que obtuvo lo que quiso (la promesa de ir de los primeros en la lista de candidatos a diputados federales por la vía plurinominal, para poder rascarse la entrepierna otros tres años) y pasó la falsa vergüenza de que algún asistente del taxista Ochoa le pidiera que dejara de estar diciendo sandeces que sólo perjudicaban al candidato priista, optó por hacer mutis, algo en lo que reconozco es experto e insuperable, como cada vez que le preguntan cuándo va a pagar la apuesta cruzada con el suscrito respecto del juicio que le gané.

Pero bueno, sirva Lozano de ejemplo para evidenciar la candidez del candidato Meade, quien ignoró los sabidos antecedentes de quien llegó al senado vía la “milagrosa” operación post electoral del morenovallismo, y quien cambia de bando cada que le acomoda (y le acomoda cada que se le antoja), como cuando empezó asesorando a Javier Corral y la bancada panista en el Senado en materia de telecomunicaciones y terminó sirviendo a los intereses de Televisa, vía Javier Tejado Dondé, liderando lo que se conoció como la telebancada, vaya a usted a saber a cambio de qué.

Lamentable que los verdaderos militantes priistas, tras años de méritos y penas ajenas, tengan que aceptar a este personaje tan soberbio como oportunista entre los suyos, aguantar su mirada burlona y cederle un espacio en la lista de candidatos a diputados federales plurinominales, a cambio de nada que no sea ladrarle a quien le ordenen para luego meterse en su madriguera para roer el hueso estúpidamente obsequiado. Simplemente es insulting and unacceptable, preguntan todos los iniciados de la política ¿Dónde está el vocero Javier Lozano? Defenestrado y amarrado con un bozal para no causar más estragos en la de por si malograda campaña que no prende en el PRIAN del señor Meade.

mezavcm.abogados@gmail.com