Afrontar la pérdida de un ser querido quizás sea una de las pruebas más difíciles que se nos puede presentar en la vida. Aceptar que esa persona que amamos ya no estará físicamente es un fuerte golpe que nos causará depresión o tristeza profunda.
El duelo se trata de una herida y, por lo tanto, requiere un tiempo de cicatrización. Cómo y en qué tiempo lo superaremos, depende de cada persona.
“La muerte es una transición qué se manifiesta en nuestras vidas para valorar la vida misma y la compañía que tuvimos con esa persona, si te resistes al cambio sólo generas más sufrimiento”, asegura la psicóloga Jaqueline Machado Garduño quien explica además, que no solo con la muerte pasamos por un proceso de duelo; ese dolor físico y emocional lo experimentamos tras un divorcio, ruptura de una amistad, cambio de residencia, despido laboral, cancelación de un proyecto, en fin, cada vez que tenemos una experiencia de interrupción definitiva de algo.
Enfatiza que el dolor emocional que sentimos ante una pérdida es inevitable, nos hace sentir mal y enfermos, pero es un proceso normal que solo podremos superar sin reprimirlo y sin echarnos culpas.
ETAPAS DEL DUELO
Refiere que la primera etapa en el proceso del duelo es la negación, cuando la persona no acepta la pérdida, se desconecta de la realidad y entra en shock. Esta es seguida por enojo o ira, durante este periodo la persona empieza a concientizar la pérdida, se desespera porque no debió haber pasado y se enoja con la vida misma por haberle quitado a su ser querido.
Luego viene la negociación en la que la persona se confunde: sabe que tiene una pérdida y trata de aceptarla de lleno para continuar con su vida (incluso promete lo necesario), o lo sigue negando y fantasea con la idea de revertir la situación (si yo hubiera, si yo hiciera).
Entonces viene el dolor emocional, se manifiesta con una profunda tristeza por no tener a esa persona de forma física y se puede caer en depresión porque cuesta mucho trabajo continuar con las actividades rutinarias, con las amistades, con el trabajo o con la vida misma.
El último paso del duelo es la aceptación, en esta etapa se aprende a vivir sin el ser querido con resignación y la persona se empieza a incorporar a la vida dándole un nuevo sentido, sin olvidarse de su pérdida.
DUELO NO RESUELTO
Si una persona digiere correctamente todas estas etapas mejorará su capacidad para enfrentarse a situaciones de pérdida, frustración o sufrimiento. Pero cuando al cabo de meses o años no se ha podido superar el duelo este se puede volver patológico, es decir, la persona empieza a evadir la realidad con comportamientos inadecuados como exceso de alcohol, sexo compulsivo, comer demasiado o dejar de comer, cosas que atentan contra el equilibrio emocional y la claridad de pensamientos, apunta la psicóloga.
Si no puedes solo, pide ayuda. Puedes apoyarte en un proceso de psicoterapia, en un grupo de apoyo que te permite manejar esto con mejor sobriedad emocional y equilibrio. Continuar con tu vida en forma saludable después de una pérdida implica que abraces ese dolor, que no lo niegues y lo afrontes, así surgirá tu poder interno.
CÓMO SEGUIR ADELANTE
Para retomar la alegría de vivir y disfrutar los recuerdos y/o anécdotas de tu ser querido es importante que te hayas permitido sentir dolor. Solo entonces podrás recordar a esa persona y agradecer la enseñanza que te dejo, incluso en los momentos difíciles “esa persona que ya no está contigo te enseñó una faceta de la vida, a través de su vida, y tú tienes la elección de honrar su memoria viviendo tu propia vida y transmitiendo a los tuyos parte de ese aprendizaje”, subraya la psicóloga.
La vida encuentra siempre un camino para meternos en crisis y catástrofes qué nos permitan entender que vivimos una vida rutinaria y acomodadiza: una enfermedad, una separación, un accidente o la muerte de un ser querido, son las formas que la vida ha encontrado para que te detengas a mirar dentro de ti y encuentres esa chispa divina que eres y a la que nunca le haces caso.
Enfatiza que, cuando aceptamos que todo viene en parejas: que la muerte es parte de la vida, que la separación es parte de la unión, que la enfermedad es parte de la salud, entonces puedes profundizar en tu dolor para después irradiar la paz del corazón.
“Primero acepta el duelo viviendo ese dolor, luego reconoce que has amado y la enseñanza recibida, finalmente perdona y agradece el tempo compartido. Lo que viene después, siempre es mejor. Te darás cuenta que dentro de ti, en lo más profundo, hay un ser fuerte y poderoso que no imaginabas que eras”, puntualizó.
CONTACTO
Psicóloga Jaqueline Machado Garduño
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