Una botella de mezcal está llena de olores, colores y sabores, pero también esta colmado de cultura y tradición. Es una bebida que nos ha acompañado desde épocas prehispánicas para rituales y ceremonias, y hoy es considerado un trago premium, a la altura de un buen coñac.
Dicen que el mezcal abre el corazón, disuelve las tristezas y eleva la conciencia, por eso es lo llaman: “bebida espirituosa”. En algunos lugares la conocen como el trago y es bendito. Su particular sabor no deja indiferente a nadie.
“El mezcal es para todos, pero no para cualquiera. Es para quien lo sabe respetar y apreciar. Hay que saber tomarlo por su proceso de elaboración, por su misticismo y porque es una sustancia viva, y si no sabes tomarlo te causará una de las peores experiencias de tu vida”, asegura la catadora Maricarmen González, directora de Martirio Mezcal.
CÓMO BEBERLO
Refiere que tiene un sabor fuerte y aromático que puede ser difícil para ciertos paladares por eso los mezcaleros empezaron a combinarlo con naranja, para quitarle el golpe, y sal de gusano para que le diera saborcito.
Cuando vayas a beber un mezcal, sírvelo y déjalo 5 minutos para que se oxigene de manera natural, apunta la catadora, luego debes tomarlo de a poco, no derecho, y respirarlo con la garganta.
Para descubrir sus aromas y sabores debes tomarlo solo. Uno como aperitivo o antojo está bien. Para los que están acostumbrados, una onza cada hora y media es lo correcto.
En una cata especializada de mezcal se pueden manejar hasta quince agaves. Para los que no toman y están interesados en conocerlo se hacen catas organolépticas sobre la piel, se prueban como si fueran perfumes, “Después de esta experiencia la gente lo toma con respeto”, puntualizó.
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