Las redes sociales en general tienen muchas cosas positivas, más en esta pandemia, en la que nos han servido para mantenernos en contacto, estar informados de las cuestiones importantes y para muchas personas se han convertido incluso en una fuente de ingresos, ya que a través de ellas pueden llegar a hacer negocios; pero, el estar conectados en exceso, podría ocasionarnos varios problemas, que a continuación explicaremos.
Para conocer los efectos de estar conectados en exceso entrevistamos a Magali Becerra, especialista en psicología con maestría en orientación y desarrollo familiar, quien afirma que aún desde antes de la crisis sanitaria por el nuevo coronavirus, uno de los grandes problemas, tanto en jóvenes como en adultos, era justamente ese estar constantemente conectados a las redes sociales, porque son demasiado atractivas.
Agrega que, si bien es cierto que han sido un gran apoyo, pues nunca nos hubiéramos imaginado que podríamos estar en contacto todo el tiempo y obtener de ellas tal cantidad de información, uno de los grandes peligros que tienen es que, aunque mucho de lo que se encuentra en ellas es verídico, existe también demasiado contenido erróneo, que nos hace tomar decisiones y que también altera, en muchas ocasiones, nuestra paz mental, porque pensamos constantemente en todo lo que actualmente ocurre.
AFECTACIONES NEUROLÓGICAS
Neurológicamente, el simple hecho de estar conectados a una computadora o teléfono celular, provoca ciertas alteraciones a nivel cerebral porque, por ejemplo, segregamos mayor cantidad de adrenalina y disminuye la dopamina, que es el neurotransmisor que nos provoca la felicidad. Al pasar esto se abren algunas conductas que conllevan más agresión, apatía, dificultad para establecer relaciones interpersonales, estamos más irritables y otra situación tiene que ver con la adrenalina, que provoca la adicción, tanto de drogas, como de juego y, en este caso, de redes sociales, explica la entrevistada.
OTROS PROBLEMAS QUE OCASIONA
Indica que el simple hecho de utilizar el teléfono o las redes sociales ya altera nuestro sistema nervioso, ocasiona estrés y ansiedad; si a esto le sumamos el exceso de información, como en un inicio de la pandemia, cuando todo mundo queríamos saber más y más, y era nuestro tema de conversación, esto nos enajena, nos pone nerviosos, nos da miedo, porque finalmente hablamos de muerte y pasa lo mismo con la inseguridad.
El vivir con ese miedo constante nos lleva a tener algún otro tipo de enfermedad: la parte obsesiva; esto puede ocasionarnos ya un trastorno, no simplemente una sintomatología. Otra situación: nos falta movimiento: el hecho de salir fortalece nuestro sistema inmunológico a nivel físico, al igual que el estar en contacto con otras personas; necesitamos del apapacho, de la cercanía, pues el ser humano es social por naturaleza, requiere estar en constante convivencia y comunicación con otros, asevera.
Por otra parte está la depresión. Hoy nos encontramos con miedo a salir y contagiarnos, esa es una realidad; eso también provoca el síndrome de la cabaña: fobia a salir a los lugares abiertos, a estar en cercanía de otras personas. Este va a ser un proceso en el que vamos a necesitar tiempo para volver a estar con otros con confianza, comenta Magali.
CÓMO MANEJAR LA INFORMACIÓN QUE RECIBIMOS
Asegura que, como adultos, aunque pensamos que ya tenemos el juicio para entender y clasificar la información que vemos a través de este medio, a veces cuando nos llega un comunicado, inmediatamente, sin pensarlo, lo empezamos a hacer circular y esto hace que se vuelva un monstruo; el efecto es mucho peor en el caso de los niños. Muchas instituciones nos invitan, primero, a verificar que el contenido sea verídico, esto podemos hacerlo a través de otros medios más seguros, eficaces, efectivos y confiables, para entonces sí poder darnos a la tarea de replicarlo.
Expone que, además, anteriormente había muchos más candados y, en el caso de los niños, era más difícil acceder a información no apta para su entendimiento; el día de hoy nos vemos muy arriesgados a que los pequeños puedan ver contenidos de cualquier tipo; aquí radica la importancia de que nosotros como padres, adultos, tengamos ese cuidado de revisar historiales, de saber qué es lo que ven nuestros hijos, hay que tener mucho cuidado.
Recomienda no engancharnos en la información negativa todo el tiempo porque, por ejemplo, si abrimos la nota roja, los dispositivos nos muestran más y más contenido de este tipo; si lo leemos en la mañana, en la noche, antes de dormir, ¿con qué paz podremos descansar?
Si bien es cierto que es importante mantenernos informados para conocer las medidas de seguridad y prevención que necesitamos cumplir, por ejemplo, ahora con la vacunación, busquemos solo lo esencial y posteriormente pasemos a otro tipo de cosas, de actividades y de información, pero debemos buscar fuentes que sean verídicas, por ejemplo, diarios con seriedad como El Sol de Puebla, noticieros oficiales y tener muy en claro qué es lo que queremos saber, aconseja.
CONTRARRESTEMOS LA INFORMACIÓN NEGATIVA
Magali Becerra, especialista en salud mental, afirma que ante el exceso de información negativa que vemos en redes sociales y que puede traernos problemas como estrés, ansiedad y depresión, debemos tener en cuenta que en ellas también podemos encontrar infinidad de cosas que nos ayudan a tener paz y relajación.
ACTIVIDADES QUE PODEMOS HACER
Para bajar ese nivel de ansiedad, la especialista nos dice que debemos aprovechar la gran oportunidad que nos brindan todos los tutoriales que hoy en día podemos encontrar en línea: clases de yoga, meditaciones, reflexiones, buscar todas esas emociones positivas, alternativas que nos hagan reír, como una serie chistosa, ya que la risa contrarresta mucho todo lo negativo que vemos hoy.
Necesitamos organizar nuestro día de tal manera que podamos hacer otras cosas que requieran movimiento, hablar con otras personas; es una gran oportunidad también para volver a tomar un libro, sentirlo, verlo, leer.
Magali nos invita a buscar actividades y actitudes que nos fortalezcan, que hagan un equilibrio. Si notamos que ya tenemos alteraciones en nuestros ojos, dolores de cabeza más frecuentes que antes y si llegamos al grado de no querer ya saber nada, es el momento de parar, decir basta y no solamente estar sentados con el computador o equipo móvil.
Pero esto requiere mucho de consciencia, porque una realidad es que las redes sociales son muy atractivas. Hay que cambiar, tomar esa actitud que forzosamente requiere de nuestra voluntad, podemos también convivir con nuestras mascotas, enseñarles cosas nuevas, esto también es benéfico para nosotros, nos ayuda a relajarnos; por ejemplo, los perros tienen una gran capacidad para entrar en un estado de paz y tranquilidad.
LA OPORTUNIDAD
Estos momentos, en que muchos hemos tenido que estar encerrados, nos dieron oportunidad de parar, reflexionar y hacer esta visualización de lo que ha sido nuestra vida y meditar si realmente lo que hemos hecho hasta el día de hoy es algo que nos gusta hacer; esto nos ayuda a reconstruirnos, buscar cosas nuevas, elaborar un proyecto de vida diferente.
Magalli concluye con la idea de que la convivencia familiar es la oportunidad más grande que, para muchas personas, ha traído la pandemia: el aprender juntos. Además, podemos aprovechar algunos momentos en que la soledad es necesaria para reflexionar y organizarnos.