Todo aquello a lo que le pones atención crece: una planta, una relación, un proyecto, un achaque. Basta que le dediques tiempo, palabras y energía para que cualquier cosa se fortalezca y crezca, la atención es un súper poder: cambia tu visión de la vida y del mundo.
Simplemente te pregunto: ¿cómo te sientes cuando alguien te pone atención y te sientes escuchado?, genera en ti gratitud, aceptación, pertenencia, amor y conexión, pues eso es lo que puede lograr el poder de la atención.
Tu atención nutre, tonifica y da vida a las cosas, es como si alumbras un cuarto obscuro con una linterna: aquello a lo que le apuntas se ilumina; es un hermoso valor con el que llegamos a este mundo y gastamos o regalamos a diario ¡sin siquiera darnos cuenta! Bien visto, no podríamos vivir sin él.
Es un acto de generosidad, la atención requiere esfuerzo, la voluntad de voltear los reflectores internos hacia determinada persona o situación y olvidarnos por un rato de nosotros mismos. ¿Sabes cómo la usas?
Cuando tu atención proviene del juicio o de la crítica significa que surge del ego, de la mente que analiza, juzga y compara. En cambio, cuando viene del corazón es sutil y poderosa, quien observa participa sin juicio, gracias a ella las situaciones florecen y las situaciones fluyen.
Es algo tan potente que la mayoría de las formas de vida invierten mucho de energía para obtenerla, como los bebés que lloran, las mascotas que hacen boberías para que les hagas caso, nuestro cuerpo que se enferma para que le pongas atención, todos la necesitamos para sobrevivir, pero hay que ser selectivos y poner atención a lo que se la damos, y con esto me refiero a que hay que poner atención a las personas o cosas o situaciones que sí queremos y no a las que no queremos.
Cada día somos menos observadores y atentos con el otro; al ignorar a las personas, desaparecen de nuestra vida, los teléfonos y móviles nos roban nuestro tiempo y atención hacia los demás, las dañamos y las lastimamos, a veces de manera irremediable. Pon atención a lo que le pones tu atención, porque eso es lo que fortalecemos, bueno o no bueno.
Al ponerle atención al otro, le entrego un mensaje: “te veo, te escucho, eres importante para mí, te aprecio”, además, recuerda que el universo siempre nos regresa lo que lanzamos; si queremos paz, demos paz, y si queremos atención, demos atención.
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