Tu sexualidad está dominada por lo que rechazas y pospones afrontar de ella en tanto no eres consciente. Es una sombra la que dirige tu sexualidad y boicotea todos tus planes, bloquea tus intentos y deseos de vivirte pleno(a) en tu sexualidad.
Hay que limpiarte y liberarte de nudos y bloqueos, porque no puedes vivirte plenamente en tu sexualidad. No puedes alcanzar la espiritualidad en tu sexualidad si tu ego y tu mente interfieren. Detrás de tu sombra sexual se encuentran tus dones sexuales, que no pueden brillar ni irradiar tu luz porque no te liberas y disuelves tu sombra.
Los miedos, rencores a lo masculino o a lo femenino, los traumas y conflictos, se entremezclan en las sombras de tu sexualidad y dominan tu acción porque los niegas, no los quieres ver cara a cara y ello te esclaviza.
La sexualidad ejercida en forma consciente te lleva a niveles superiores de consciencia y a movilizar energías, que de otra forma quedan en niveles inferiores de tu ser y no las moviliza en forma ascendente.
Morir y nacer varias veces en la entrega es parte del proceso de despertar una sexualidad consciente, por lo tanto, sagrada y mágica.
Cuando la sombra de tu sexualidad, cargada de conflictos, traumas y emociones intensas que te aterran, aparece en cada entrega al momento de la intimidad con tu pareja, hay que dejarla emerger para poder trabajar y liberar todo aquello que bloquea tu energía sexual.
Este es, por lo tanto, un camino para guerreros y guerreras valientes, suicidas de la limitada personalidad del ego. Las relaciones sexuales crean filamentos de energía que involucran más allá del cuerpo físico. Cuando la pareja tiene continuidad en su vida sexual tiene mejores posibilidades de arreglar sus diferencias en la vida cotidiana.
El orgasmo no es puramente genital, ya que van implicados los átomos de tu cuerpo que envuelven otras áreas de tu vida. Una buena relación sexual lleva su tiempo de maduración, porque intervienen factores de intimidad y bloqueos.
La danza seductora, que consiste en el intercambio de miradas, las sonrisas, las manos y tocamientos, para luego pasar a los labios, que te conducen a los besos, todo eso más los abrazos posteriores al acto pre y post copulatorio, forman parte de una profunda intimidad de pareja.
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