Una parte muy importante dentro de la crianza de nuestros hijos consiste en enseñarles responsabilidad, sentido de pertenencia, incluirlos de manera activa dentro del núcleo familiar; todo esto y mucho más se puede lograr cuando, desde pequeños, comienzan a participar en mantener su hogar limpio y ordenado.
Respecto a este tema Magali Guadalupe Becerra Romero, máster en psicología, explica que dentro de la familia existen diferentes roles, los cuales implican algunas actividades que debemos desarrollar y aquí debemos incluir también a los niños. Es muy importante el modelo que nosotros como cuidadores les damos, deben ver que papá, mamá y todos participan, aunque sea con algo pequeño.
BENEFICIOS QUE APORTA
El ayudar en casa coadyuva a su desarrollo personal y a la adaptación social. Se acostumbran a ofrecer su ayuda a donde quiera que vayan de visita y ya de adolescentes, cuando tengan la necesidad de ir a otro lugar a donde no estén papá o mamá, podrán lavar sus trastes, ordenar su cuarto y el orden les ayuda neurológicamente a desarrollar parte de sus funciones cerebrales, asegura.
Desde chiquitos deben entender que se vale jugar, pero que también es importante volver a poner las cosas en su lugar. Con esto se desarrolla su independencia y empiezan a sentirse seguros, útiles, que es muy importante para su autoestima, afirma.
Desde una edad temprana deben comenzar a desarrollar todas las capacidades que puedan tener y entre estas están las motoras; cuando tienen la intención de limpiar, de barrer, todo esto ayuda a la motricidad fina y gruesa.
Cuando tienen una tarea y aprenden que deben hacerla porque nadie más lo hará por ellos, se fortalece el valor de la responsabilidad; esto más adelante los ayudará en sus labores escolares, en su trabajo ya de adultos y en sus relaciones interpersonales.
SUGERENCIAS PARA QUE PARTICIPEN
“Es muy importante establecer en la familia el pensamiento de que la casa nos pertenece a todos y que por lo tanto también su cuidado y limpieza son tareas en común. Este momento de pandemia fue un momento muy importante que pudimos aprovechar para que todos los miembros de la familia empezáramos a adquirir un rol o tarea dentro de casa”, dice la experta.
Cuando nos damos a la tarea de hacer las cosas con ellos, esto facilita y motiva mucho el trabajo con los pequeños. Si queremos invitarlos ellos tienen que ver, les tenemos que modelar para que vean cómo se hace. Hay que motivarlos sin pelear ni regañar, que las tareas de la casa no tengan que ver con el insulto ni con el enojo, declara.
Si bien es cierto los papás tenemos cosas que hacer, también es importante recordar que no por ser proveedores materiales dejamos de ser padres y parte de la función de ser papás es modelar todo ese tipo de hábitos, de valores, costumbres y actividades, concluye.
LAS TAREAS SEGÚN SU EDAD
“Aproximadamente a los 2 años pueden comenzar, sin embargo, algo muy importante es que si el niño solicita ayudarte con algo que no lo ponga en riesgo y ves que lo puede hacer, nunca le digas que no. Por ejemplo, hay juegos didácticos que traen su recogedor pequeño, su planchita, su escobita, su trapeador y si él lo quiere y decide andar atrás de ti limpiando, permite que lo haga; dice Vigotsky que el niño aprende junto con el adulto a través del modelaje que este le muestra”, expone.
Lo que empiecen a hacer debe ser de acuerdo con sus capacidades. Un niño de 2 a 3 años puede organizar sus juguetes de una manera sencilla, por ejemplo, en cajas separar pelotas de muñecos, sin regaños ni obligarlo a un acomodo perfecto, para evitar que después no quiera ni jugar porque le dará flojera volverlos a guardar. También permitirle que coma solo, que lleve su platito a la cocina, que ayude a regar las plantitas o llevar la ropa a su habitación, indica Magali.
Entre los 4 y 5 años ya puede vestirse solo, intentar peinarse, ayudar a poner la mesa o recogerla, siempre bajo supervisión de un adulto y que lleve trastes que no lo puedan dañar (de plástico). De igual manera sin regaños en caso de un incidente, para que no tema volverlo a intentar si algo se cae. Con eso trabajamos la tolerancia a la frustración.
Entre los 6 y los 7 años ya pueden comenzar a hacerse cargo de su cama, en un principio enseñarles cómo hacerlo, que no sea sinónimo de castigo. Siempre hacerles ver que una casa limpia nos da bienestar, ese es el objetivo principal cuando les enseñamos a participar.
A partir de los 8 años, darles la responsabilidad de aprender a cuidar a la mascota, que tenga agua, darle su alimento. A los 11 años que tengan el compromiso, que poco nos gusta, de recoger las heces del perro. Es también importante darles tareas que pueden ser desagradables, que aprendan que son parte de la vida.
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