Con la esclerosis múltiple, el sistema inmunitario ataca la vaina protectora (mielina) que recubre las fibras nerviosas y causa problemas de comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo. Con el tiempo, la enfermedad puede causar el deterioro o daño permanente de los nervios. Afortunadamente, en los últimos años el pronóstico de las personas que la presentan ha cambiado significativamente
Se estima que aproximadamente 250,000 personas conviven con la EM en México. Es la segunda causa de discapacidad en adultos jóvenes, sólo superada por los accidentes de tráfico. A pesar de que todas estas personas comparten el mismo diagnóstico, la manera en que la EM se manifiesta en cada una de ellas es diferente, lo que la ha llevado a ser conocida como “la enfermedad de las mil caras”.
Una persona con esta enfermedad puede presentar uno o varios síntomas de una larga lista que comprende, entre otros, alteraciones visuales, pérdida de sensibilidad, ansiedad, dificultades para mantener el equilibrio, deterioro cognitivo, fatiga y problemas en el control de esfínteres en fases ya más avanzadas de la enfermedad, etc.
La buena noticia es que los avances en el tratamiento están permitiendo controlar algunos aspectos de la evolución de la enfermedad. La esclerosis múltiple no tiene cura. No obstante, algunos tratamientos ayudan a acelerar la recuperación de los ataques, cambiar el curso de la enfermedad y controlar los síntomas.
Los signos y síntomas de la esclerosis múltiple pueden ser muy distintos de una persona a otra y durante el transcurso de la enfermedad, según la ubicación de las fibras nerviosas afectadas. Los síntomas a menudo afectan el movimiento, tales como: entumecimiento o debilidad en una o más extremidades que, normalmente, aparecen en un costado del cuerpo a la vez, o en las piernas y el tronco. Sensaciones de choques eléctricos que se producen con ciertos movimientos del cuello, en especial, al inclinarlo hacia adelante (signo de Lhermitte); temblores, falta de coordinación o marcha inestable.
Los problemas de visión también son frecuentes e incluyen: pérdida de visión parcial o completa, por lo general en un ojo a la vez, a menudo con dolor al mover el ojo, visión doble prolongada, visión borrosa, etc.
Los síntomas de la esclerosis múltiple también pueden incluir: balbuceo, fatiga, mareos, hormigueo o dolor en distintas partes del cuerpo, problemas con la función sexual, los intestinos y la vejiga.
DESTACADO:
No existe forma de prevención, pero la identificación oportuna permite una excelente calidad de vida a los afectados
* Titular de Cirugía Ambulatoria IMSS UMAA.
Máster en Patología Mamaria y Senología.
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