La adversidad, el caos y la agitación forman parte del balance de la vida, estas situaciones se presentan tanto a nivel personal como a nivel colectivo. Hoy vivimos una agitación que nos mueve desde los mismos cimientos de nuestras estructuras internas, esa agitación que genera turbulencias en tu interior, mueve tus emociones y pensamientos, volteándote de cabeza.
Estamos ante un gran desafío como humanidad con este virus, algo tan pequeño activó en todas las personas el miedo a morir, el miedo a perder, el instinto de supervivencia y los apegos. Si tú no logras ver más allá de tus estados mentales habituales, entonces esos pensamientos activarán emociones alteradas y la agitación interna que surgirá en consecuencia, te va a devastar incluso si no contraes el virus.
El miedo te desgastará si no es que te estás desgastando ya, de tal forma que la confusión reinará en ti y eso traerá mayores problemas para ti y los tuyos que el mismo virus. El miedo tiene un poder muy fuerte para consumirte y desgastarte. El miedo es una proyección a un futuro catastrófico que te desgasta en el presente.
Si logras establecerte aunque sea unos segundos totalmente en tu presente, te puedes dar cuenta por ti mismo/a que te encuentras bien, pero si te alejas de este instante y de este momento presente, el miedo vuelve a surgir en ti con pensamientos parásitos que activan emociones como la ansiedad, la frustración, la desesperación, la angustia y el enojo, solo por mencionar algunas, que te llevan al futuro catastrófico nuevamente.
Todo en la vida tiene dos caras. La cara positiva del caos que produce en ti el aislamiento te permite profundizar en ti, si así lo deseas. A través de estados de meditación puedes aprovechar esta situación que produce caos y agitación para profundizar en tu interior y conocer el silencio que siempre habita en ti y, que por el ruido excesivo de la vida cotidiana, ni siquiera percibes.
Aprovechar en forma creativa este aislamiento por una decisión libre te conducirá a contactar contigo mismo/a de forma íntima. Primero, siéntate en una posición cómoda y sé consciente de tu respiración, posiblemente los pensamientos parásitos sean los primeros que aparecen, no los rechaces ni luches con ellos porque eso solo aumenta la intensidad de las emociones que se activan por dichos pensamientos, que después generan un malestar físico.
Permite que surja la consciencia de tu presente, ubica tu cuerpo y recórrelo mentalmente, observa la vida que se manifiesta en ti y, aunque sea por breves espacios, si estás totalmente presente, un estado de bienestar, alegría y paz surgen. ¡Estás vivo/a!
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Exceso de información y ansiedad | ¿Sabías que?...
El exceso de información difundida respecto al nuevo coronavirus puede ocasionar ansiedad al grado que muchas personas al menor síntoma respiratorio creen que ya contrajeron la Covid-19, afirma Claudia Rafful, académica de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, quien agrega que hoy pasamos por un momento desconocido y el miedo debido a la incertidumbre es una emoción que todos sentimos y que en ocasiones llega al extremo de cubrirse la boca con objetos que no nos protegen.
Para evitar sentir ansiedad recomienda tratar de distraernos con otra cosa cuando llegue un pensamiento recurrente, además sugiere hacer ejercicios de relajación y tener una rutina preparada para estos días: horarios fijos de trabajo, bañarse a diario, comer a la hora acostumbrada y hacer actividad física. De igual manera asegura que debemos confiar solo en las fuentes oficiales, como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, las autoridades de salud mexicanas y la UNAM.
(Con información de Erika Albisúa)
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