¿Vives en unión libre o estás pensando en dar ese paso? Practicar la unión libre (también conocida como concubinato) como una “prueba” antes de casarse, se ha convertido en una opción socialmente aceptada porque en la actualidad las parejas jóvenes toman la decisión de vivir juntos, ya sea antes de casarse o sin la intención de hacerlo.
En México, en la última década se ha duplicado el número de parejas que deciden convivir bajo un mismo techo, sin la necesidad de firmar un papel. Las circunstancias que lo propician van desde el miedo al compromiso o la responsabilidad, hasta un embarazo, así como el gasto que represente una boda –porque la sociedad así lo requiere- e inclusive, como parte de una exploración al conocer a mi pareja, sin el riesgo económico que representa un divorcio ante las leyes, esto según Rosario Vianney Nava Sanchez, Psicoterapeuta de LU-NA Espacio de Desarrollo Integral Humanista A.C.
“Muchos de los factores es el miedo a que ese amor romántico de un inicio pueda dar un giro totalmente en donde aquella unión afectiva y cálida, sea desechable, hoy me gustas, mañana ya no, entonces de esa manera puedo conocerte, puedo intimar, pero con el pensamiento de que en cualquier momento podamos separarnos” afirma.
¿MIEDO AL MATRIMONIO?
Muchas personas, en su mayoría los hombres, sostienen la idea de que la convivencia diaria hace que la pareja se conozca mejor, que prueben un tiempo para saber si son compatibles sin la necesidad de un matrimonio, sin embargo, aunque suene como la salida más fácil y sencilla, también implica una responsabilidad.
La psicoterapeuta nos comenta que, en la experiencia dentro de su consultorio, las parejas presentan diversos factores por los que desean no casarse, pero sí vivir juntos. “Uno de ellos es la creencia que se deriva de un contrato legal, es decir, que tiene más responsabilidades, otro de los factores es no repetir la manera moral en la que fueron educados y decirse sometidos. El miedo ante la ‘equivocación de elección de pareja’ e inclusive se han presentado casos en donde si mi pareja no hace lo que yo digo entonces me voy, al final de cuentas no estamos casados” comenta.
VIVIR JUNTOS TAMBIEN ES UN COMPROMISO
Lo cierto es que el concubinato también implica compromisos, no solo en el aspecto económico sino también en la madurez mental y emocional. “Toda unión implica asumir la responsabilidad de afrontar las problemáticas que se presenten, también ser consciente que mi pareja es un ser humano, no es ningún objeto desechable, es una persona que tiene necesidades al igual que yo, piensa y siente, aunque quizá de manera diferente” enuncia.
Asimismo, los valores y la educación que se recibió en casa también influyen en qué tan comprometido estés con tu relación, lo que observaste de tus padres o adultos se trasmite, por consiguiente, la pareja, ya sea en unión libre, casada por la religión o por la vía legal, tendrá que pautar sus responsabilidades. “Lo importante es sentarse a dialogar para establecer límites, las reglas de convivencia, el compromiso propio y de pareja que les acompañara mientras vivan juntos, y si se llegara a tener hijos, manejarlo de la manera más respetuosa” aconseja, luego de agregar que cuidar a tu pareja y respetarla también es una obligación, ver más allá de ti como persona, un acto que se convierte en concepto de dos para tener acuerdos.
La línea delgada que separa los derechos y obligaciones de un matrimonio a los de un concubinato, son la sociedad y la moral que marcan demasiado la vida diaria, son normas y reglas. El pensamiento machista o feminista donde también el control, se presenta y dirige un tema de poder, lejos de un crecimiento como pareja. “La calidad en la relación de pareja la marcan los valores, la madurez mental y emocional, la comunicación asertiva, la escucha activa, los proyectos a futuros y el respeto en toda la extensión de la palabra” platica.
Finalmente, la especialista comenta que algunas personas creen que el compromiso solo es cuestión de leyes o religión, sin embargo, todo depende de cómo fueron educadas; la responsabilidad ante la ley, la religión, la unión libre, con hijos o sin ellos se tiene que hacer presente en la pareja siempre.
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