Existen varios tipos de violencia en la pareja: psicológica, emocional, económica, física. También tiene sus formas sutiles, quejas y reclamos continuos que erosionan el amor, propician un clima de infelicidad en la relación y conducen al divorcio, así como las agresiones físicas como algo terrible y devastados, que acaba con la autoestima de la pareja y genera miedo e inseguridad.
Si tú vives estas situaciones ponte a salvo, aun cuando implique alejarte del agresor y busca apoyo de personas de tu absoluta confianza, encuentra ayuda legal, médica y psicológica cuanto antes. Las agresiones físicas no suelen darse de manera aislada y la tarea es poner a salvo y al agresor donde corresponda.
Es necesario asumir que se necesita ayuda cuando se cree que se ama a quien lastima a ese grado. Y no es problema solo de un miembro, sino ahí hay dos patologías combinadas, uno que funciona como agresor y otro como víctima, situación de codependencia entre los dos.
Dicho lo anterior, las agresiones verbales se vinculan a problemas psicológicos y emocionales severos para el que la soporta regularmente. Para el o los miembros agredidos en la pareja hay un alto riesgo de sufrir estrés ansiedad, depresión, desesperanza y desamparo.
Adicionalmente, la violencia psicológica o el abuso verbal anticipan la violencia física. La agresión suele aumentar de grado, de ahí la importancia de no permitir por ningún motivo ofensas, agresiones o abusos, la cero tolerancia a ofensas y palabras altisonantes en una relación, ni siquiera de broma. Es muy eficaz cuando el acuerdo se hace en las etapas iniciales de la relación pues, es más complicado revertir conductas disfuncionales más adelante, por el hábito y el daño causado.
Además del daño individual que causan las agresiones de todo tipo, se agrega el deterioro y eventual rompimiento de la relación; quizás por eso, las agresiones “menores” pero continuas suelen ser tan dañinas. Como una gota de agua que cae sistemáticamente en una roca, pequeñas agresiones constantes causan una explosión “inesperada” cuando un detonante “menor” acciona la chispa necesaria. La gota que derrama el vaso, podríamos decir.
- *Psicóloga tanatoterapeuta*
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